Argentina
Jueves, 28 marzo 2024
JUAN SALINAS
26 de febrero de 2015

"El atentado a la AMIA fue una mejicaneada"

El periodista sostiene que “los atentados de la AMIA y de la embajada de Israel se produjeron por el lavado de dinero producto del narcotráfico y, quizás también, por el tráfico de arma

Como periodista especializado en la causa del atentado a la AMIA, perpetrado el 18 de julio de 1994 donde fallecieron 85 personas y 300 resultaron heridas, Juan José Salinas señala que “durante veinte años se ha repetido que hubo un coche bomba, un conductor suicida y que la culpa la tiene Irán, lo que se ha transformado en una especie de artículo de fe, pero no tiene ninguna apoyatura material”.

-¿Cuál es su hipótesis?
-Ambos atentados tienen que ver con el lavado de dinero del narcotráfico y como es una cosa infamante, en la que estaban involucrados los servicios secretos de muchos países, entre ellos también el de Israel y banqueros judíos, todo el mundo procura ocultarlo. Existen dos situaciones clave. En el caso de la AMIA, a un ex embajador argentino en Líbano, un hombre llamado Huergo, a quien el canciller Di Tella le había encomendado por orden de Menem que averigüe qué pasó, el jefe de la estación de la CIA en Beirut le dijo (informalmente) que los que reivindicaban el atentado de la AMIA eran los que decían haber derribado un avión en Panamá al día siguiente del atentado, el 19 de julio del ‘94, donde mueren 20 personas. Apenas se mira este derribo, se comprueba que tenía que ver con mejicaneadas producto del narcotráfico. Entre las víctimas había un empresario judío del oro involucrado en la “Operación Unigold”, Saúl Schwartz. Todo indica que se había quedado con dinero del tráfico de drogas del cartel de Cali a la mafia italiana. La CIA vinculó ambos atentados, de manera extraoficial, antes de recibir la orden de echarle la culpa a Irán. El otro caso, previo al atentado de la em-bajada de Israel, es el de “Las valijas de Amira”, aquel incesante trasiego de maletas Samsonite repletas de dólares provenientes del narcotráfico, que ella organizaba y su entonces marido, el oficial de inteligencia sirio Ibrahim al Ibra-him, recibía y pasaba a Uruguay donde el contador cubano anticastrista y de la CIA Ramón Puentes Patiño los depositaba, blanqueaba, introduciéndolos en el sistema bancario de los Estados Unidos donde tenían cuentas los narcos colombianos. Este trasiego fue cortado por el juez Baltasar Garzón a partir de la confesión de un subordinado de Puentes Patiño, el contador panameño Andrés de la Cruz Iglesias. Garzón supo de primera fuente que el vicepresidente Duhalde, además de Amira, quien era la cuñada y secretaria de Menem, estaban involucrados en esta maniobra y en el tráfico de cocaína.

-¿Esto tiene que ver con la pista siria?
-Cuando hablamos de la pista siria hablamos del traficante Monser al Kassar, cuyo principal socio en Marbella es Judah Eleazar Bisntock, un judío británico. Hablamos de gente muy cercana al presidente Menem que, a su vez, contrató para el atentado mano de obra local (mercenarios). Las bombas las pusieron argentinos ligados a las fuerzas de seguridad y expertos en explosivos. Yo no puedo acusar a nadie por poner las bombas. Sí puedo acusar a gente que trabajó denodadamente para proteger a los asesinos. También puedo dar los nombres y apellidos de civiles que participaron de las operaciones conducentes a poner las bombas. Por ejemplo, no hubo traffic bomba, pero sí hubo camioneta señuelo, por lo tanto se mostraba una camioneta para desviar la atención de la operación terrorista. La gente que dejó la camioneta a tres cuadras de la AMIA está perfectamente identificada, incluso fue detenida e interrogada, pero fue puesta en libertad porque estaba vinculada con la propia Policía Federal. Por supuesto, los responsables del volquete también fueron detenidos y liberados entre gallos y medianoche, luego de una reunión que se celebró en la Casa Rosada inmediatamente después del atentado, en la cual participó el vicepresidente Ruckauf, junto con el entonces jefe de la Policía Federal, comisario Juan Adrián Pelacchi. Lo citaron al juez Galeano, lo apretaron y le pidieron que los liberara en el momento.

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