Referentes de distintas congregaciones religiosas profundizaron sobre la actual coyuntura económica y social. El rol pastoral en tiempos de crisis y su trabajo con los sectores más vulnerables. Cuestionamientos, análisis y reflexiones
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La presente crisis económica y social se ha consolidado como una de las inquietudes centrales para la población argentina y particularmente en la Provincia de Buenos Aires. El aumento de la pobreza y el desempleo impacta especialmente en los sectores más vulnerables y se ha vuelto un tema recurrente en la agenda política. En este escenario, la perspectiva crítica expresada por la Iglesia durante las celebraciones de Pascua adquiere particular atención.
La intensificación de los problemas económicos y sus repercusiones en los segmentos más desfavorecidos —como el crecimiento de la pobreza y los desajustes económicos— son motivos de preocupación generalizada. Simultáneamente, la creciente polarización política es un factor considerado en el análisis pastoral que la Iglesia realiza, intensificando sus reflexiones y cuestionamientos durante la Semana Santa.
A lo largo de la historia argentina, la Iglesia ha ocupado una posición influyente como actor político. Sin embargo, la acentuada división ("la grieta") de los últimos años ha colocado a la institución religiosa en una situación compleja para navegar las diferencias antagónicas presentes en la sociedad. Tanto su perspectiva general como su posicionamiento específico frente a los distintos gobiernos de las últimas décadas han generado diversas reacciones y opiniones en variados sectores.
Referentes eclesiásticos de distintas posturas, desde clérigos y pastores con posiciones más críticas hasta aquellos con mayor cercanía a la administración actual, han enfocado su atención en las problemáticas sociales y económicas más acuciantes. Estas reflexiones y pronunciamientos sobre la coyuntura nacional se manifiestan y debaten más allá de los límites de los espacios estrictamente religiosos.
Los obispos Carlos Tissera (Quilmes), Pedro Fornau (Auxiliar Bahía Blanca); el sacerdote Andrés Benítez, de Villa La Carcova (General San Martín) y el pastor evangélico Pablo Gomelsky dieron su mirada sobre la actual coyuntura, como así también de su rol pastoral en tiempos complejos.
Carlos Tissera (Obispo de Quilmes) “La situación es dolorosa para gran parte de la sociedad”
-¿Qué evaluación hace del clima social y cómo lo están abordando desde la Iglesia?
-La situación es dolorosa para gran parte de la sociedad en cuanto vemos que todo el mundo está muy complicado para poder satisfacer sus cosas más comunes de la vida diaria, porqué está muy difícil llegar a fin de mes y hay privaciones de muchas cosas y eso duele en las personas mayores que tienen dificultades para la alimentación, pero sobre todo sus remedios y tratamientos, además se nota la falta de trabajo en algunos sectores. También se nota que la dirigencia está alejada de esta realidad, eso duele y da cierta desazón, pero se nota la solidaridad que siempre aparece entre los más humildes, los más sencillos y ora gente que ayuda con lo que puede. Uno nota que hay una realidad confusa y la dirigencia del país no da respuesta a los desafíos que se presentan y algunos se sienten desilusionados por las promesas que no se cumplieron, pero nosotros como evangelizadores siempre invitamos a mirar a ese Jesús que siempre nos viene a traer una fuerza especial para abrazar esas cruces y esas dificultades.
Creo que a veces abundan discursos muy individualistas y es algo que a nivel mundial siempre el Papa lo está predicando, esto de salvarse solos.
Nosotros lo que buscamos a través de la tarea de la predicación y de la vida comunitaria, es ayudarnos a crear centros de oración, pero también de ayuda mutua a través de Cáritas y de otras instituciones, porque ese es el camino, el de la solidaridad. Nadie se salva solo y es cuestión sobre todo de acompañar al frágil, al más débil, sea el niño, sea el anciano, el enfermo, el preso, el que ha quedado sin trabajo. En fin, es acompañar, mirar al que tenemos a nuestro lado y no buscárselo solo.
Nos preocupa mucho la situación de los jóvenes, sobre todo en la salud mental y que muchísimos jóvenes se encuentran en medio de la pobreza; pero alarma la salud mental agravada por la realidad de las adicciones, a las que también acompañamos como podemos. Esa es una realidad que siempre tenemos que proteger, cuidar, alentar y ayudar a sobreponerse a estas cosas que se ven expuestos muchísimos adolescentes y jóvenes. A veces vemos que poco se hace a veces atacar al narcotraficante de verdad, o mejor dicho, al narcotraficante de cuantía, los que hacen que pululen en nuestros barrios los otras tranzas más pequeños y eso demuestra que poco se hace contra el narcotráfico con mayúsculas.
-¿Hay un acercamiento espiritual en estos tiempos de crisis a la iglesia?
-Sí, porque evidentemente el acercamiento debe ser de nosotros hacia ellos, porque a veces están como tirados a la orilla del camino o puede ser en cualquier otro lugar y hacemos grandes esfuerzos, porque a veces acompañarlos supone también ver de su alimentación, ver de personas que los apoyan, que los escuchen, les ayuden, les den herramientas de tipo psicológico, comunitario, y eso evidentemente significa también dinero. También hay algunos programas del gobierno por parte de Sedronar, por parte también de la provincia en algunos otros proyectos y programas.
-¿Cuál es su reflexión para estas Pascuas?
-Es el deseo de una, realmente un encuentro con ese Jesús vivo que nos abraza y nos ama como somos. Realmente a veces el deber ser también suele ser una gran cruz, y el Señor nos ama primero, nos ama como nadie y como somos, somos sus criaturas salidas de sus manos, nos ama como un padre, como una madre, y ese amor es más fuerte que la muerte, es más fuerte que cualquier otra circunstancia, rompe esas cadenas a las que a veces estamos atados. Él nos hace ver esas cadenas y con su fuerza podemos liberarnos para realmente gozar la vida, y acá, no solamente más allá en el cielo que esperamos sea plena, sino ya aquí también poder ver que el Sol que nos ilumina el camino y es el mismo Jesús que hoy quiere mostrarte todo su amor, porque se entregó todo por nosotros, y eso es lo que nos libera, el amor de Dios que hace que también lo podamos vivir cada día, sirviéndolo y encontrándolo en el hermano.
Pedro Fournau (Obispo auxiliar de Bahía Blanca) “Todos nos damos cuenta de que la situación es delicada y difícil”
-¿Qué evaluación hace del clima social y cómo lo están abordando desde la Iglesia?
-Es imposible no contestarte pisando en un lugar concreto que habito, que es Bahía Blanca. En esta ciudad esta semana santa, esta cuaresma, ha tenido un significado bastante particular. Todos nos damos cuenta de que la situación es delicada y difícil, especialmente uno percibe lo ajustado de la vida de muchos trabajadores, no porque lo leas en las noticias, sino por el trato, porque uno tiene hermanos, tiene amigos, tiene vecinos, porque a uno mismo le aumentan las cosas, aun cuando están estas noticias de que en lo macro la economía pareciera estar mucho más equilibrada, balanceada, en el día a día es claro que es una situación de una pérdida real del poder adquisitivo.
Creo que este tiempo en Bahía Blanca ha estado muy marcado por el dolor, por la experiencia de mucho sufrimiento, de haber perdido todo y algunos haber perdido vidas de seres queridos. Y lo otro que ha estado muy fuerte en este tiempo es la solidaridad organizada en forma comunitaria.
Toda una comunidad que se hace receptora de la solidaridad de un país y toda una comunidad que aunque está devastada, que aunque está herida, se organiza para darse una mano.
Aun en medio de tanto sufrimiento y de tanta pérdida hay muchos signos de esperanza. Fundamentalmente la capacidad de compasión y de reacción solidaria de la comunidad. Yo haría, machacaría, acentuaría la capacidad de reacción del voluntariado y en particular de los jóvenes.
Los jóvenes, los voluntarios y especialmente el voluntariado joven en este tiempo han sido un gran signo de esperanza en esta ciudad.
Inundación Bahía Blanca
- ¿Hay un acercamiento espiritual en estos tiempos de crisis a la iglesia?
- Las iglesias, muchos templos como edificios y especialmente en las zonas damnificadas, fueron lugares que se transformaron en centros evacuados. Y si no, en lugares de acopio y de distribución.
Hasta el día de hoy hay muchísimas Cáritas y organizaciones de la iglesia que siguen trabajando en la emergencia. Pero lo que sí es cierto es que hay mucha necesidad de poner el oído. En estos días tan difíciles, cuando salías y te encontrabas con alguien, preguntarle cómo estás, cómo la vas llevando, y es disponerte a una escucha de desahogo del otro.
Es decir, creo que la iglesia ha tratado de dar una mano poniendo el oído, como siempre lo hacemos, de dar una mano compartiendo el pan y los bienes, como tratamos de hacerlo de una forma o de otra, y de llevar esperanza y alivio en los que más estaban sufriendo. Las personas que buscaban a sus seres queridos, las personas que habían perdido todo.
Caritas Arquidiocesana ha tenido una tarea admirable, reconocible de articulación comunitaria con otros sectores. Ha sido para nosotros un gran ejemplo y signo de la capacidad de trabajo en comunión. Creo que la ayuda que muchos han buscado en la iglesia es esa, la de canalizar la solidaridad y la de alguien que te ponga la oreja.
De hecho, por ahí hay algo muy ilustrativo. Hay personas que dicen, no, yo quiero donar a través de caritas porque quiero asegurarme de que llegue a la gente que lo necesita. A veces, lamentablemente, justo en estos tiempos en que más necesitamos ayudarnos unos a otros, hay desconfianza, a veces se ha sembrado esa desconfianza.
-¿Cuál es su reflexión para estas Pascuas?
-Creo que el mensaje central de la Pascua es la fuerza que tiene la vida que brota de la entrega de Jesús por amor a la humanidad.
El mensaje central de la Pascua es que la última palabra en la historia y en mi historia personal no la tiene el mal, no la tiene la muerte, no la tienen las injusticias del mundo, sino que la tiene Dios, la tiene la vida, la tiene el amor, la tiene el perdón a la última palabra porque la Pascua nos lleva a la resurrección de Cristo.
Entonces, para mí celebrar la Pascua es como darle sentido a muchos sufrimientos o cruces de este mundo, pero también a tomar fuerza desde la entrega de Jesús sabiendo que es más fuerte que la misma muerte, que la vida y el amor son más fuertes que el pecado, el mal o la injusticia en este mundo. Para mí celebrar la Pascua es como una gran bocanada de esperanza que nos renueva y creo que lo necesitamos todos como patria y como humanidad, renovar la esperanza.
Andrés Benítez, sacerdote de Villa La Carcova (General San Martín) “Lo grave es que la gente está muy desesperanzada”
- ¿Hay un acercamiento espiritual en estos tiempos de crisis a la iglesia?
-Sí, porque la gente está desesperada y está muy angustiada. Muchos vienen acá a charlar y te dicen, padre, no sé qué hacer, quiero terminar con esto, muchas veces, dicen “ya está, renuncio, quiero terminar con mi vida, no tengo salida, no sé qué hacer con mis hijos, con mi pareja, con mi casa”. Algunos lamentablemente por desesperación se han metido en cosas malas y ahora no pueden zafar, entonces, está una cuestión muy fuerte y piden venir a rezar porque la capilla está la capilla abierta, y estas fechas, que por ahí, que son importantes para nosotros la viven de esa manera. Notamos que la gente está viniendo y nos plantean problemas de salud también, porque hoy enfermarte es caro y eso significa tener que vender tu casa para comprarte los remedios, para hacerte atender y a verdad que es terrible lo que cuesta la salud hoy en día.
La comunidad se siente recibida acá, frente el maltrato de afuera, ante el menosprecio y ante tantas cosas que se están rompiendo y la gente sigue volviendo donde hay comunidad. La gente encuentra acá un refugio, aunque sea un rato, un plato de comida, un abrazo, una celebración, oración, un lugar tranquilo para rezar, donde nadie te menosprecia, donde hay lugar, si quieres venir a estudiar o patear una pelota. Pero sí, entre la desesperación de todo, la que sigue estando es la comunidad, y la gente se sigue volcando.
-¿Hubo algún involucramiento de la política frente a toda esta realidad que me está comentando?
-Nosotros estamos en José López Suárez, Partido San Martín y la verdad que la municipalidad y el municipio con nosotros siempre ha estado muy bien, desde lo social, pero también hasta lo preventivo, hasta la seguridad, la educación, hasta la misma salud. Tenemos un muy buen trato, un buen vínculo, y ellos nos acompañan también. Por ejemplo, en la parte también de alimentos, siempre nos ayudan con secos todas las semanas y también con carne. La verdad que la muni conoce y sabe de nuestro laburo, y sabe que estamos acá.
- ¿Qué es lo que hoy espera la Iglesia y sobre todo del lugar que está usted de la clase política?
-Yo creo que principalmente, me parece que lo que más nos interesa es que realmente conozcan la realidad de los barrios populares, las villas, digamos, porque yo creo que hay mucho desconocimiento. A veces no solamente basta con el discurso, sino que a veces hay que hacer la realidad, porque los barrios y en las villas, cuando hay tiempos electorales, sabemos que es el primer lugar donde van. Entonces, tendría que ser también el primer lugar para solucionar problemas
La verdad que esperamos que sea una semana de paz principalmente. Todo el mundo está muy angustiado, muy preocupado y lo grave es que la gente está muy desesperanzada. Creo que lo más terrible que nos puede pasar es que nos roben eso, que es lo último que nos queda, que nos roben la esperanza de que esto puede cambiar, de que podemos estar mejor, de que realmente podemos ser un país de hermanos, un país tan rico como es el nuestro. Yo creo que el mensaje para Semana Santa es que no nos dejemos robar la esperanza, es lo último que nos queda. Estamos peleándola todos los días, cada uno en su lugar. Yo acá, vos allá, hay tanta gente peleándola día a día para poder tener, aunque sea, algo para sobrevivir.
No nos comamos el discurso de que cada uno se salva a su vez, porque eso es imposible, digamos, porque nos quieren vender eso, el “preocupate vos y salvate vos”, y la verdad que no se puede. El pueblo sin el pueblo no es pueblo, entonces yo creo que de distintas líneas nos están metiendo presión para que nos peleemos entre nosotros. Y creo que sería lo más grave que el pueblo esté peleado, porque ahí rompemos todo lo que tenemos y lo que somos, la hermandad, la fraternidad, la amistad y el compañerismo. Hay que entender que solo no me puedo salvar, que solo no llego a ningún lado, que necesito así o así del hermano y del compañero.
-¿Cuál es su reflexión para estas Pascuas?
-Que esta paz nos traiga eso, nos traiga unión, nos traiga unidad, nos traiga comunidad y nos devuelva este sentir de pueblo que la verdad que lo tenemos medio exiliado, ojalá que podamos volver a ser ese pueblo que siempre fuimos.
Pablo Gomelsky (Pastor en la iglesia "Mensaje de Salvación" - Subs. Culto de Lomas de Zamora)
“Las iglesias son un termómetro permanente de la situación económica o social”
-¿Qué evaluación hace del clima social y cómo lo están abordando desde la Iglesia?
-Estamos nuevamente en un tiempo muy complicado. Las iglesias son un termómetro permanente de la situación económica o social. Te das cuenta porque sos una primera escucha y entonces ves cómo está lo económico y lo social.
Es alarmante el tiempo que estamos viviendo. Yo hace 30 años que soy pastor y para mí es uno de los peores momentos que estamos viviendo, no por el tema económico, porque la iglesia ha subsistido y siempre va a estar adelante, porque nuestra fe está puesta en Dios. Pero que el liderazgo de la iglesia tenga un pensamiento de falta de empatía, de solidaridad me dolió muchísimo.
Eso, por un lado, y después por el otro lado, que cuando las cosas se apretan, la iglesia empieza a tener más gente.
En tiempos de crisis es donde más se acerca la gente. Las casas de apuestas tienen más gente y la iglesia tiene más gente, es automático eso.
-¿Cuál es su reflexión para estas Pascuas?
- En el mensaje desde el corte protestante y demás, para nosotros el Domingo de la Resurrección es maravilloso. Para nosotros la Pascua tiene mucho significado de lo que es la Resurrección, de lo que fue Jesús. Desde temas, por ejemplo, el ángel se le aparece a las mujeres, increíble porque en ese tiempo la mujer estaba invisibilizada, y a quién se le aparece primero, a las mujeres.
La Resurrección de Jesús nos muestra un montón de cosas, entonces el domingo es un día de celebración, no de dolor, de promesas cumplidas y de esperanza.