La Tecla
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“Y en el noveno año se hizo justicia”. La frase podría ser salmo del catolicismo o expresión del laicisismo, por igual, en un futuro no muy lejano. La balanza de la justicia no divina se dispone por estas horas a resolver un expediente caliente, como el infierno mismo, que enfrenta a la Iglesia Católica con la corriente laica desde hace más de tres mil días.
Se trata de una causa que se inició en la primera década del segundo milenio y que, tras más de cien meses de peregrinar por oficinas judiciales, llegó ahora a las manos de la Suprema Corte bonaerense, que promete ponerle fin al conflicto.
El caso comenzó el 28 de abril de 2010, cuando la Cámara de Diputados de la Provincia aprobó en sesión una resolución para entronizar una imagen de la Virgen Nuestra Señora de Luján en la Sala de los Pasos Perdidos de ese edificio público. La iniciativa, en el marco de las celebraciones del Bicentenario de la Revolución de Mayo, fue de quien presidía la cámara, Horacio González. El 19 de mayo de ese año se realizó el acto con la participación del Gobernador, Daniel Scioli, y varios arzobispos, entre ellos, el por entonces de La Plata, Héctor Aguer, hoy emérito.
La entronización fue objetada inmediatamente por la Asociación por los Derechos Civiles y la Asociación Civil de Ateos de Mar del Plata. Primero se quejaron en Diputados y después, al no tener respuesta, llevaron el tema a la Justicia, invocando que su colocación vulneraba “la libertad de culto, la igualdad, la no discriminación respecto al ejercicio de libertad de conciencia y la separación del culto católico de las cuestiones estatales”.
En los juzgados de primera instancia, las dos entidades recibieron la primera bofetada. El juez del fuero Contencioso Administrativo de La Plata, Luis Arias, tal vez el más progresista de los magistrados -hoy expulsado del Poder Judicial-, falló en contra. Sin embargo, las asociaciones pusieron la otra mejilla y recurrieron ante la Cámara de Apelaciones. Otro fallo en idéntico sentido y un segundo revés.
Disconformes, presentaron un recurso extraordinario de inconstitucionalidad, que fue aceptado, lo que catapultó el expediente hasta la Suprema Corte.
Antes de decidir, el máximo tribunal de Justicia de la Provincia pidió la opinión del Procurador General, Julio Marcelo Conte-Grand, un hombre ligado a la Iglesia Católica. En su dictamen, al que La Tecla accedió, el funcionario rechazó el pedido para retirar la imagen de la virgen y sentó posición: “Lo que la Cámara de Diputados incorpora a su patrimonio es una imagen de dimensiones reducidas que, según mi parecer, les pertenece tanto para los creyentes como para los que no lo son, por ser parte de las tradiciones más arraigadas de nuestro país”.
El caso bonaerense no es el único. En el Congreso nacional hubo polémica mucho antes, cuando en 1997 se entronizó en los pasillos del parlamento una imagen de la virgen. La decisión obtuvo el rechazo no solo de los sectores laicos, sino también de algunos legisladores, como Ariel Basteiro, quien años después presentó un proyecto para retirarla, pero la iniciativa naufragó. Hubo más: durante la presidencia del diputado Julián Domínguez (2011-2015) se instaló una imagen en el recinto, que luego fue quitada.
El expediente de la virgen en la Provincia, ya está en poder de la Corte. Dentro del tribunal hay multiplicidad de culto: los ministros Eduardo Pettigiani y Héctor Negri son confesos católicos -incluso el último fue recibido por el Papa Francisco-, Hilda Kogan es judía, y Daniel Soria no comulga con ninguna religión.
Por fuera de las creencias, la Corte deberá ahora inclinar con criterio jurídico la balanza y ponerle fin a un conflicto por demás de extenso.