La Tecla
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El peronismo, en su versión 2019-2020, intentó barajar y dar de nuevo en torno a su relación con el campo, deteriorada desde la polémica resolución 125 que implementó retenciones en el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
A poco de asumir, el nuevo ministro de Desarrollo Agrario provincial, Javier Rodríguez, se encuentra con un renacido belicismo del sector rural, a cuenta de la actualización de retenciones, dispuesta por el Gobierno de Alberto Fernández, y del aumento del Inmobiliario Rural, incluido en la aprobada ley Impositiva.
La flamante administración llegó a la Provincia con dos líneas gruesas, según confiaron a La Tecla desde el interior de la cartera. Por un lado, la idea de que todas las producciones son importantes, por lo que se están trazando planes concretos para cada actividad. Por el otro, la necesidad de segmentar las decisiones.
“Una cosa es un productor que tiene cinco hectáreas, o cincuenta, y otra diferente es el que tiene mil hectáreas o dos mil. La diferencia existe tanto en cuanto a cuáles son sus condiciones generales de producción como cuáles sus problemas, y, por supuesto, cuáles son las soluciones”, aseguraron.
En este marco, la nueva conducción se ha marcado como prioridad seguir la línea del Frente de Todos en cuanto a la necesidad de impulsar la producción con la vista puesta en la generación de trabajo. “No se nos tiene que caer ningún productor, porque eso es pérdida de mano de obra”, sostuvieron.
A la hora de las prioridades, la gestión de Rodríguez apunta muy claramente a los pequeños y medianos productores. “Hay que volver a incluir a los que se cayeron en estos últimos cuatro años”, dispararon, como medidas puntuales para cada uno de los sectores.
Otro eje central será el de las economías regionales, atendiendo a sus particularidades. Allí aparecen iniciativas en estudio, que implican a agricultores familiares, por ejemplo, que están en una situación crítica. En tal sentido escucharon sus reclamos y recogieron que el pedido es el de reactivar el mercado interno, además de mayores posibilidades de comercialización, según evalúan desde la cartera agropecuaria de la Provincia.
Claro que del campo se espera producción, rentabilidad y generación de dólares, por lo que el desafío -confiesan- es sumar valor agregado a los productos primarios que se exportan. En ese sentido, la idea es que el proceso se sustente en la incorporación de tecnología de proximidad, es decir, adquiriendo maquinaria en la región, para producir un efecto multiplicador en el entorno geográfico. “Si la industrialización se hace de manera local se beneficia el desarrollo de las localidades”, estiman.
Entre las primeras acciones concretas del ministerio está la creación de un área de relaciones internacionales, que no existía, con el fin de impulsar las exportaciones, tanto las tradicionales como las que no son corrientes. Se busca la inserción de la Provincia en el mundo, buscando nuevos mercados, aunque China y el sudeste asiático aparecen como destinos preferentes para la producción bonaerense, por su alta demanda.
Por último, la gestión que recién da sus primeros pasos trabaja en una línea que vincule la producción agrícola e industrial con la turística, como una herramienta más para impulsar el crecimiento de la Provincia de cara al futuro.