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Argentina
28 de febrero de 2020
EDUARDO SANTIN

"Intentaron volcar la caja y transferirla"

El presidente del Instituto de Previsión Social, Eduardo Santín, asegura que el sistema bonaerense tuvo superávit hasta 2017 y que hubo una intencionalidad de Vidal para desfinanciarlo. La situación actual y su plan para recuperarlo

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Eduardo Santín (66) es ingeniero mecánico, pero afirma haberse “enamorado” de la seguridad social hace más de 30 años, cuando pasó por la Legislatura bonaerense. Su vasta experiencia y trayectoria en la materia lo puso en la órbita de Axel Kicillof, para hacerse cargo del Instituto de Previsión Social (IPS).

El histórico radical oriundo de la localidad de Moreno se considera cercano a Cristina Kirchner, de quien asegura que es la dirigente que más se parece a Raúl Alfonsín.

En un mano a mano con La Tecla, Santín relata la difícil situación en la que se encuentra la caja bonaerense, que durante muchos años fue superavitaria. Asevera que hubo una intencionalidad manifiesta en la gestión de Vidal para “volcarla” y mostrarla inviable, con el objetivo de armonizarla con Nación, algo que, finalmente, no ocurrió, por la presión de los gremios. 

-¿En qué estado encontró el organismo cuando asumió?
-Este es un organismo que durante mucho tiempo fue superavitario; tan-to, que logró juntar una gran cantidad de bonos que le había prestado a la Provincia, y eso formaba parte de nuestro financiamiento. Podemos decir que hasta el 2017, el IPS no necesitó de recursos extras. Sin duda, si uno miraba el sistema había que empezar hacer algunos cambios. No el tema de cambiar la edad, que es lo primero que la gente piensa, pero la verdad que una caja como la nuestra, bastante equilibrada, no necesitaba específicamente cambiar las edades, ni cambiar la fórmula de cálculo. Sí se requería mirar los aportes, las contribuciones, y otras cuestiones que podrían haber ayudado a mantener el equilibrio. Como el sistema era superavitario, nadie tocó nada.

La gestión anterior venía con la idea de que las cajas provinciales no tenían que existir, entonces había que mostrar que esta caja no servía y que había que desarmarla. Entonces empezaron a decir que la caja era inviable. ¿Pero cómo se convierte una caja que funciona en inviable? Cambiando la relación activo/ pasivo. Y eso hicieron. La Provincia empezó a contratar gente como monotributista; no solo acá, sino en los municipios, y además hicieron circular un proyecto de ley que cambiaba todas las condiciones y que generó pánico. De esta forma se triplicó prácticamente la cantidad de jubilados por año. 

-¿A cuánto asciende el déficit de la caja? ¿Cuál es la proyección?
-Hoy, la caja tiene dos mil millones de pesos de déficit mensuales. Todo esto ocurrió por lo que expliqué anteriormente. Por eso, en lo inmediato, nos pusimos a trabajar para empezar a recuperarla. Estamos eliminando algunos gastos superfluos; repensando algunos cambios en la ley, que tendremos que charlarlo con los legisladores; y algunas otras cosas más. Somos muy conscientes de que la edad y la fórmula de cálculo, no están en discusión hoy.

Queremos llevar tranquilidad es este sentido. Por eso les pedimos a los trabajadores que estaban pensando en jubilarse que esperen un poco para hacerlo. Así como Alberto (Fernández) le está pidiendo al FMI dos o tres años de gracia, yo les pido a los trabadores que esperen también dos o tres años para jubilarse.Respecto a la proyección del déficit, la realidad es que pretendemos empezar a cambiarlo. Ir pasando a los monotributistas a la planta transitoria y mejorar la relación activo-pasivo. 

-Hace mucho hincapié en que el déficit tiene que ver directamente con los contratos que se hicieron en la gestión pasada con monotributistas. ¿Cómo impactó específicamente esto?
-Lo primero que tenemos que marcar es que el trabajador monotributista es un trabajador sin derechos, sin recibo de sueldo; esto significa, un trabajador sin aguinaldo, sin vacaciones y sin derecho a enfermarse. La segunda cuestión es que cuando a un trabajador lo tomo como monotributista, en vez de aportar al IPS aporta a la Anses, por lo tanto desfinancia la caja. Es perverso para el sistema jubilatorio provincial. 

-¿Entonces, para aquellos que están pensando en jubilarse, el mensaje es que sigan trabajando unos años para mejorar sus ingresos, que las reglas actuales no van a cambiar?
-Claro. Hay una teoría que tenemos Estados sobredimensionados. La realidad es que la provincia de Buenos Aires, después de San Luis, es la segunda provincia con menor relación empleado público-habitante. A la Provincia le faltan un montón de trabajadores para poder asistir a todos los habitantes que tiene. Para algunos gobernantes, achicar la planta de trabajadores tiene buena prensa. Por eso se fomentaron las jubilaciones de oficio, para sacarse trabajadores de encima, los más caros porque son los que más experiencia tienen.

Los trabajadores tienen derecho a jubilarse a partir de los 60 años, pero en la Provincia no hay una obligación, como existe en el ámbito nacional, donde la edad máxima es 70 años. En la gestión anterior armaron un sistema de jubilaciones de oficio para sacarse gente de encima. Ahora se ha tomado la determinación de suspender las jubilaciones de oficio. Todavía no se ha derogado el decreto porque involucra también a los municipios y se está terminando de consensuar con los intendentes. 

-¿Cómo fue la transición con Christian Gribaudo? ¿Cómo lo recibieron los empleados del instituto?
-Con Gribaudo nos conocemos de la cámara. Cuando llegamos, él estaba en la etapa de elecciones en Boca, pero nos recibió muy bien el entonces vicepresidente. El personal nos recibió muy bien, fuimos a charlar a cada oficina. A mí me interesa mucho funcionar con una oficina de puertas abiertas. El aporte que nos están haciendo los trabajadores es muy importante.

-Durante la gestión de Cambiemos se intentó que las cajas que quedaran sin armonizar lo hicieran. ¿Por qué resistió la bonaerense?
-Resistió porque tenemos un buen sistema, un sistema que si lo administramos correctamente, no es deficitario. No es lo mismo ser un maestro en Moreno que serlo en la Ciudad de Buenos Aires. Entonces, los parámetros para decidir no pueden ser los mismos. Igual estamos en permanente contacto con Nación, porque por la Ley de Reparación Histórica ha generado un mecanismo de intercambio de datos. Estamos discutiendo eso con Nación, porque le adelantaron a Vidal, sin presentar ningún papel, $4.200 millones el año pasado. Si nosotros no completamos la información, Nación está en condiciones de retenernos coparticipación. Por eso estamos en discusión con Nación, y las discusiones por plata son siempre difíciles. 



-Hubo muchas críticas al aumento que dio Alberto Fernández. Lo tildan de “ajuste” y apuntan a la suspensión de la movilidad. ¿Qué opina?
-Primero, para que no se genere confusión, aclaro que la provincia de Buenos Aires, los jubilados del IPS, están afuera de ese mecanismo. Nuestra movilidad está aplicada específicamente con el activo. 

El sistema nacional es absolutamente distinto: se basa en el derecho ciudadano, por lo tanto es un sistema de redistribución de riqueza. Entonces hay que compensar y generar derechos a una cantidad de gente que trabajó pero no tiene aportes. En este marco, el Gobierno nacional arrancó planteando que teníamos que empezar por los últimos de la fila. La masa de plata con la que se contaba se tenía que redistribuir casi entre pobres, digamos. Pero no es verdad que haya un ahorro de cinco mil millones. Se otorgarán los medicamentos gratis para todos los afiliados a PAMI. Sin dudas que este au-mento puede generar bronca en algunos sectores, pero, como decía un amigo mío, la solidaridad duele, si no duele es caridad.

-Hablando de solidaridad, el GN impulsa en el Congreso un proyecto para modificar las jubilaciones de privilegio. ¿Qué piensa? 
-En la Provincia se eliminaron en la gestión pasada. En el sistema nacional quedan las de los jueces y las del personal de servicios técnicos. La realidad es que ahí hay que hacer lo posible. Los otros poderes, en el año 2002, pasaron a régimen general. Lo cierto es que los jueces, también deberían pasar, pero en Argentina todavía tenemos una Justicia monárquica. La Justicia debe entender que también tiene que ser solidaria.

-¿Qué tipo de cambios se van a impulsar en la nueva ley jubilatoria?
-Vamos a discutir con la Legislatura algunos cambios que tienen que ver con el mejor funcionamiento. Vamos a estar discutiendo cambios en la ley, pero no tendrán que ver con la edad ni con la fórmula. Son cambios que buscan mejorar una ley que yo mismo discutí cuando fui diputado provincial (1987-1991), una ley que tiene más 25 años. Hay que ir 
reordenando la ley porque, como toda cosa, va avanzando el tiempo y es perfectible.

-¿Cuáles son los dos objetivos principales en este inicio de gestión?
-El primero es trabajar sobre el déficit; el segundo, ordenar al instituto. Tenemos una estructura de hace 25 años, cuando no había ni computadoras. Estamos haciendo to-dos los diagramas de flujo nuevos del sistema. Caminamos hacia lo que se llama la jubilación digital. Estamos armando también una estructura de planificación. Hoy, no tenemos claro cuál es el perfil de nuestros aportantes, de nuestros jubilados; no sabemos si se van a jubilar dentro de cinco años o el año que viene; no sabemos qué expectativa de vida tienen. 
El tercer objetivo está relacionado con las agencias del IPS en los municipios. Pretendemos hacer de ellas una especie de UDAI. Hoy son casi oficinas de correo: reciben los papeles y los mandan para acá.

-En su cuenta de Twitter eligió presentarse como un “radical del FdT”. ¿Qué significa exactamente? 
-Un radical popular. Me quedó muy grabada una frase de Homero Manzi que dice: “Me fui de la UCR para seguir siendo radical”. Me incorporé al radicalismo porque me enamoraron las posturas de Yrigoyen; ese radicalismo que partía de la base que nosotros somos las causas de los desposeídos. Me siento identificado con (Crisólogo) Larralde, con (Moisés) Lebensohn, con Illia y, por supuesto, con Raúl Alfonsín. Ese es el radicalismo que quiero y por el que milité toda mi vida. 

En mi último mandato como diputado (2011-2015), el bloque realmente había perdido el rumbo ideológico. Milito con Leopoldo Moreau, con Leandro Santoro, en una estructura de aquellos que, siendo radicales, nos sentimos más cerca de Cristina. Creo que Cristina es la dirigente más parecida a Raúl Alfonsín; personas con mucha convicción, que no retroceden. 

-Ricardito Alfonsín dijo que se siente más cerca del peronismo que del PRO. ¿Es parecido lo que le pasa a usted? 
-Los radicales que nos sentimos populares, no tenemos nada que ver con el PRO. Le voy a contar una anécdota para mostrar lo que era Raúl Alfonsín. Estábamos haciendo la campaña Alfonsín senador, él participa con nosotros de una comida junto con empresarios que nos daban su apoyo. Entonces habla el presidente de la Asociación de Empresarios y le dice que era radical de toda la vida y que era miembro de la Fundación Mediterránea (asociada a Domingo Cavallo). Cuando a Raúl le toca cerrar el acto donde estaban todos los empresarios que nos darían apoyo para la campaña, sin vacilar, le dijo: “Señor, usted está absolutamente confundido: no se puede ser radical y miembro de la Fundación Mediterránea”. Imagínese cómo terminó esa comida... Eso era Raúl Alfonsín, y así, también, es Cristina.

 

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