El Partido Justicialista nacional debe definir la nueva conducción partidaria. Son varioslos nombres que se anotaron para quedarse con el trono de José Luis Gioja, pero prima la linealidad. Todos ponen la necesidad de confluir en una lista única por sobre las ambiciones. Mientras, tejen y destejen.
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Poco duró la tranquilidad en las filas del peronismo. Es que, la paz alcanzada entre las diferentes vertientes para confluir en el Frente de Todos que logró volver al poder se ve amenazada por los tiempos partidarios. Claro, la conducción nacional del Partido Justicialista a manos de José Luis Gioja llega a su fin y la dirigencia pejotista debe definir los pasos a seguir. Para ello, el congreso del próximo 5 de marzo se volverá clave.
En las instalaciones del Club Ferro Carril Oeste en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se dará un importante paso de cara a las posibles elecciones del 3 de mayo. A ciencia cierta, la mayoría de los actores involucrados en la rosca peronista apuesta a que ese día se proclame una conducción sin la necesidad de llegar a las urnas. No obstante, los más de dos meses de distancia con el Día D agitan las aguas internas y las estrategias crecen.
Un puñado de dirigentes quiere el trono de Gioja, pero sin descuidar la tan complicada “unidad”. Es que, la complejidad del escenario socio económico que debe afrontar la administración de Alberto Fernández a nivel nacional llevan a la dirigencia a luchar por imponerse sin generar malestares que trasciendan las puertas de la sede de calle Matheu. Incluso, en el armado del PJ Nacional cuestionaron las diferencias de posicionamientos que surgieron en temáticas como presos políticos o detenciones arbitrarias. No es tiempo de errores, sostienen y por ello se buscan los consensos para que el 3 de mayo se proclame una lista sin necesidad de contar sobres en las urnas.
Una de las sorpresas de los últimos días fue la confirmación de Gioja para buscar la reelección. Hasta hace algunas semanas atrás, el sanjuanino creía que retirarse como el presidente del PJ que consiguió la unidad y devolvió al peronismo al Gobierno eran más que laureles dignos para retirarse por la puerta grande. Sin embargo, el escenario de mantener la paz y evitar internas lo anotó. Ya fue prenda de unidad en los primeros meses de 2016 y se volvió a anotar para cumplir un ciclo de transición hasta 2023.
El gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, comenzó a tejer reuniones con dirigentes de impronta federal y alineados al peronismo K. El ex Jefe de Gabinete tira sobre la mesa de discusión el currículum que forjó en los últimos cinco años, con “el baño de humildad” de 2015 como principal logro dirigencial.
Vale recordar que, en mayo del año electoral que representó la derrota del Frente para la Victoria, la actual vicepresidenta Cristina Fernández destacó a Capitanich como un “verdadero ejemplo de humildad” y abundó: "Hay que reconocerle algo que es raro ver hoy en día. Esto alcanza a propios y extraños. Además de la lealtad, que es un gran valor, está la humildad. Después de haber recuperado el Chaco, con dos gestiones fantásticas, no tiene problema y va a la intendencia. Para los verdaderos dirigentes políticos no hay cargos menores, hay responsabilidades superiore. Como si fuera poco, de la intendencia de Resistencia regresó a la gobernación chaqueña. “Coqui” siente que le sobran laureles para ser una renovación.
Gioja y Capitanich aparecen como los dos nombres con mayores posibilidades de avanzar en el entramado de negociaciones peronistas. Desde el Conurbano bonaerense, uno de los hombres con mando en la Legislatura esbozó la posibilidad de llegar a un acuerdo que contenga a las dos figuras nacionales en un tándem que reedite el convenio del peronismo bonaerense en la dupla “Gustavo Ménendez – Fernando Gray”. La complicación radica en la falta de conversaciones entre los dirigentes, aunque la opción aparece como una carta a jugar en caso que la cancha se embarre.
Los intendentes bonaerenses tienen su mirada con especial atención a lo que ocurra en el peronismo nacional y guardan un as bajo la manga. En realidad, dos nombres suenan con fuerza entre los jefes comunales.
Como siempre ocurre entre los alcaldes, aparece el deseo de ungir a un candidato propio, con responsabilidad territorial, para que llegue al punto máximo en la conducción del PJ nacional. El nombre en danza es el de Leonardo Nardini, mandamás de Malvinas Argentinas. No es la primera vez que Nardini aparece como eventual candidato apuntalado por sus colegas que se basan en tres ejes: la doble derrota a Jesús Cariglino (2015 y 2019), una gestión ordenada, y la juventud. En contrapartida, el malvinense no mueve la tropa para que lo posicione y trabaja en la generación de un heredero o heredera que pueda seguir la gestión en el distrito. Claro, el armado de Cariglino, a pesar de las derrotas consecutivas, aún se mantiene latente en el distrito de la Primera Sección. Por ello, Nardini no quiere descuidar el pago chico y dar el salto al PJ nacional lo obligaría a recorrer el territorio argentino.
La otra baraja, que suena como una posibilidad es la de Máximo Kirchner. El diputado nacional fue mencionado por uno de los intendentes de la Tercera Sección con más años de gestión. “Es un hombre de la rosca y en el último tiempo empezó a hacerse conocido ese rol, lo sabe la política y el círculo rojo también”, comentó a LaTecla.info el jefe comunal que no rechaza la posibilidad de que Kirchner dispute el PJ. Desde el entorno del líder de La Cámpora sostienen que no es el objetivo y busca, junto a Eduardo “Wado” de Pedro, mantener la calma en la discusión electoral pejotista para que no se produzcan sectores de heridos.
Así, con cuatro nombres en danza, pero con el objetivo central de mantener la calma y que nadie salga herido, el peronismo se prepara para las definiciones. Mientras, se espera un posicionamiento de Alberto Fernández sobre el futuro partidario.