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Argentina
22 de marzo de 2020
FALENCIAS ESTRUCTURALES

No todos pueden lavarse las manos

El avance del coronavirus y sus consecuencias si llega a las zonas más vulnerables y con una gran densidad poblacional. Cómo puede incidir la falta de agua y de saneamiento que hay en muchos lugares.

No todos pueden lavarse las manos
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En días donde todo pasa por el avance del COVID-19, el apuro de la comunidad científica por detenerlo y la desesperada reacción de los gobiernos para ponerle una barrera “al ejército invisible”, como lo calificó el presidente Alberto Fernández, resurgen viejos problemas estructurales que amenazan con agravar la crisis si el coronavirus atraviesa ciertas fronteras sociales.

Mucho se ha enfocado en las edades y las patologías de base de las personas que aparecen más vulnerables para el virus. Una de las cuestiones que demandan mucho estudio es qué pasa con los niños, y eso “no está estudiado porque prácticamente no ha habido casos en chicos menores de 15 años”, dijo a La Tecla el infectólogo Daniel Stamboulian.

“Teóricamente, los chicos se pueden contagiar, pero no se han registrado casos de complicaciones. Tampoco el virus ha llegado a menores en situación de vulnerabilidad”, agregó. Es allí donde radica uno de los mayores temores: ¿Qué puede pasar si el coronavirus alcanza a la población socioeconómicamente más vulnerable, donde hay miles de chicos con problemas de nutrición y de acceso a agua potable y saneamiento? Los bolsones de pobreza se extienden en todo el país, con el agravante de aglomeraciones densamente pobladas, como el Conurbano bonaerense, donde hay carencia de servicios esenciales que entorpece los requerimientos básicos de limpieza y aseo.

“Las medidas son las mismas para todos; pero, por ejemplo, para cumplir con las medidas higiénicas que se están recomendando decimos que hay que lavarse frecuentemente las manos con agua y jabón. ¿Y si no tiene agua? Hay gente que va a buscar el agua a la canilla pública, o que le llega por un camión cisterna, o le dan un bidón de agua”, graficó la infectóloga Silvia González Ayala.

“En nuestra realidad tenemos una dispersión de escenarios y de situaciones que va a haber que atender cada una puntualmente. ¿Tienen agua, pueden comprar jabón? Desde las autoridades de Salud va a haber que ir trabajando con la realidad de cada barrio, y de cada zona del país”, recomendó la especialista en diálogo con este medio. Los problemas estructurales de un país del subdesarrollo se desnudan irreverentes en situaciones como esta. El último informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica (UCA) señala que “el déficit de acceso al agua de red afecta al 14% de los hogares de la Argentina urbana y al 18% de los niños, niñas y adolescentes (NNyA)”.

Aclara, además, que “dicho déficit se encuentra fuertemente localizado en el GBA, y dentro de él se concentra en los hogares de los niveles socioeconómicos más bajos, en situaciones de pobreza e indigencia, y en asentamientos informales”. El estudio concluye que en el Gran Buenos Aires, “la incidencia del déficit de agua en los hogares (27,7%) duplica al observado en el promedio de los hogares del país (14,1%). Marca también que el 32,6% de los NNyA que viven en la zona metropolitana no cuentan con el adecuado acceso al agua segura.

El mismo informe detalla que los chicos del Conurbano “presentan grandes desventajas en materia de seguridad alimentaria, frente a sus pares del promedio nacional según diferentes factores sociales, y los NNyA que presentan déficits graves en el acceso a los alimentos se ven concentrados en hogares en situaciones de pobreza (79%), residentes en barrios informales (63%) y localizados principalmente en la zona oeste del Conurbano (44%).

Lucas Becerrra, de la Universidad Nacional de Quilmes, partícipe del programa SedCero y uno de los autores del programa de agua que relevó la situación del suministro en el país, advirtió que “hay datos engañosos de acceso a red, porque el Indec lo mide con las tres formas de acceso: la red domiciliaria, que llega a tu casa; una red que llega a tu predio, es decir, hasta tu terreno; y la población servida por una canilla comunitaria. Para la política pública de agua, que a vos te llegue una canilla a cuatro o cinco cuadras es que estás servido por la red pública, aun cuando no esté en tu casa. Cuando se suma así da 95 por ciento de cobertura de red en Argentina, pero si se mide en términos efectivos a quién le llega el agua adentro de su casa, es el 70 por ciento”.

De hecho, en el informe elaborado por el Programa de Agua se estableció que en la provincia de Buenos Aires, el agua dentro de la vivienda llega al 71,29% de las casas. Alrededor de 4.800.000 personas no acceden al agua de red en la vivienda en el territorio bonaerense. Estas personas se suministran con agua de red fuera de la casa (que les llega a su terreno o de una canilla comunitaria), de agua de pozo o perforación, de una cisterna y/o de un río o canal. Otro dato que debe sumarse se desprende de un estudio privado realizado por la empresa Danone, donde se destaca que el 51% de los hogares que acceden al líquido elemento por canilla comunitaria es pobre estructural. El coronavirus encendió todas las alertas a nivel sanitario, y muchas de las medidas que se toman buscan evitar que perfore las barreras socioculturales en las que se movió hasta ahora en el país. Todos saben que si se expande a los sectores de más bajos recursos será difícil controlarlo. Una vez que la pandemia se haya resuelto quedará otra vez la deuda de infraestructura básica, que todos los gobiernos se comprometen a sanear pero ninguno ha resuelto.


 

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