14 de abril de 2020
ECONOMíA
Efecto pandemia: el campo gambetea al coronavirus
El campo y un ritmo aceptable pese al Covid-19. Problemas de transporte y menor rentabilidad en la ganadería. Los reclamos de las entidades. Cae la liquidación de divisas. De retenciones, ni hablar. La palabra del titular de Carbap, Matías De Velazco
El COVID-19, todo lo atraviesa, impregnando con su mortífera capacidad de contagio cada una de las actividades de los habitantes del planeta que, impávidos, apenas vamos reaccionando.
Las secuelas, en vidas y marcas físicas, son aún incalculables. Lo mismo ocurre con el impacto en la economía de los países, sin posibilidad de poner un número certero; ni siquiera, aproximado. Argentina, no escapa a esta realidad a escala global, y las dificultades que plantea el aislamiento obligatorio impactan de diferentes sectores de la actividad productiva.
Considerado el principal motor de la generación de divisas del país, y con centro en la provincia de Buenos Aires, el campo acusa algunos trastornos en su operatoria, aunque, por el momento, va surfeando la crisis. “El campo fue uno de los sectores exceptuados, de manera tal que pudo seguir funcionando”, aseguró a La Tecla el titular de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), Matías de Velazco, al analizar el impacto de la cuarentena sobre el agro y la ganadería boaerenses.
En efecto, el decreto 297, en el artículo 6 punto 13, exceptúa la actividad agropecuaria de la cuarentena, y no obligó a los productores o trabajadores a gestionar ninguna documentación nueva ni permiso adicional. El dirigente aclaró que, de todas formas, “el tema bancario nos complica mucho; no poder ir al banco, meter cheques, retirar dinero; porque estamos en fechas de pagos de sueldos y podemos tener problemas”.
Desde el inicio mismo de la pandemia, algunos sectores del campo alzaron su voz para solicitar paliativos ante lo que deberían afrontar, especialmente en temas impositivos. Sin embargo, la dirigencia ruralista pareciera haber interpretado que, viendo el panorama general, no han salido tan mal parados si se comparan con actividades prácticamente paralizadas.
Al respecto, De Velazco describió la realidad de estos días. “Tuvimos vencimientos de tasas municipales, la que se conoce como tasa a la hectárea. Los municipios no dijeron nada, no tomaron ninguna decisión al respecto, así que ese tributo tuvo su vencimiento.
El que pudo pagar, pagó, y el que no pudo, ya se verá. También tenemos por estos días el vencimiento del impuesto Inmobiliario; la Provincia, tampoco dijo nada, así que el que puede pagar, paga”, sentenció, no sin algo de resignación. “Otras cosas andan, pero a media máquina, y complican, como el funcionamiento del transporte. Sobre todo, al principio de la cuarentena, porque hubo medidas desordenadas; no emitían guías sobre traslado de hacienda, algo que luego se subsanó”, añadió.
A la hora de los problemas, desde las filiales de la Sociedad Rural en cada distrito, o bien por testimonio de otras entidades, como CRA, se advirtió acerca de las dificultades para transitar por algunas rutas y caminos del interior bonaerense.
Al respecto, un dirigente del campo sostuvo que “algunos intendentes decidieron cerrar sus distritos y no dejaban pasar, y en otros eran los mismos comerciantes o los vecinos. Entonces, sí, al comienzo tuvimos problemas; incluso algunas situaciones de tensión cuando los productores se veían impedidos de circular”.
El presidente de Carbap comentó que “en casi todas las entradas a los pueblos tenés un puesto de control con policías, bomberos; en algunos te toman la temperatura, te hacen un cuestionario preguntando de dónde venís, hacia dónde vas; y en el interior, la mayor parte de las cosas se mueven por transportes”.
La gran pregunta con relación al campo está centrada en saber si la pandemia frenará los motores de la actividad. Aunque es muy pronto como para sacar conclusiones, los dirigentes ruralistas sostienen que el impacto depende de las zonas. En el norte, por ejemplo, comenzó la cosecha de soja, mientras que en el sureste empezó a cosecharse algo de girasol.
La dirigencia, también elevó su lista de pedidos ante la crisis
El sector agropecuario tiene sus reclamos ante esta pandemia. Desde Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) se han presentado propuestas al Gobierno nacional para paliar la crisis en materia impositiva, con la intención de mantener competitividad y conservar puestos de trabajo.
Entre las demandas se encuentra el pedido de postergación de todos los vencimientos impositivos y previsionales de Nación, provincias y municipios hasta el 31 de julio de este año, con condonación de intereses y sanciones, además de la ampliación
del alcance de la actual moratoria a todos los contribuyentes (no solamente para las Pymes), extendiendo el plazo a las deudas vencidas al 31 de marzo.
También solicitaron una deducción especial en el Impuesto a las Ganancias de los sueldos totales abonados, y el pedido de que se permita la deducción de las donaciones sin tope destinadas a fines sanitarios, hospitalarios, comedores y víctimas del coronavirus.
Además demandaron el aumento del mínimo no imponible de las contribuciones patronales, hasta $30.000 por cada trabajador, y eliminar pago de la cuota 5 del Anticipo Ganancias a personas físicas, al igual que anticipos de personas jurídicas.
Ignacio Kovarsky
Pérdidas para los ganadores
En diálogo con La Tecla, el presidente de la Sociedad Rural de Trenque Lauquen, Ignacio Kovarsky, refirió que “al principio hubo muchas restricciones para trabajar porque cada municipio hizo sus propios permisos, con sus propios horarios para transitar, no estaba claro qué tenían que llevar los productores.
Pasó que no podíamos entrar a un pueblo porque no teníamos el permiso de ahí, que en realidad no era válido, sino que lo que tenía valor era el DNU por el que se nos consideraba actividad esencial. Y ahora rige el permiso nacional”.
El productor añadió que “manejo un campo que hace novillos pesados de cuota Hilton (cupo que otorga la Unión Europea para exportación de carnes de alta calidad), pero no es que se cerró, sino que se retiraron los compradores”.
“En Italia, como en el resto de Europa, son cortes que van a hoteles y restaurantes, y eso, allá también está todo cerrado. Entonces no hay compra. Todos esos animales que pesan arriba de los 450 kilos, en el mercado de Argentina te los castigan, porque el argentino come animales más livianos. Nos gusta que las costillas sean chiquitas, más tirando a novillito y a vaquillona que a vaca y novillo grande”, explicó.
Kovarsky añadió que “lo que les ocurre a los productores ganaderos es que tienen que vender el ganado pesado, y esas medias reses, o se las rechazan o se las pagan a un valor muy malo, porque no las pueden colocar en los supermercados”.
En otro orden dijo que “las exportaciones de productos agrícolas van caminando normalmente; en este momento nos toca la soja de primera y el maíz de primera. Sí hubo un tema con los puertos, que estaban teniendo algunas restricciones por nuevos protocolos, pero, en general, están funcionando. Igualmente, algunos productores estaban acopiando en los campos hasta que esto se aclarara, porque a veces los camiones iban y después no los dejaban volver a los pueblos”.