-¿Qué debería pasar para que Alberto Fernández conservara la imagen que tiene hoy?
-El Presidente ha crecido mucho. Ese empujón que tuvo, y que siguió a la buena imagen una vez que asumió, se debió a haber tomado sobre sus espaldas
la conducción de la lucha sanitaria. Esto, sumado a su capacidad de diálogo, al pluralismo que lo caracteriza y la sensatez de sus opiniones. Hasta este momento, al ser el comandante de la prevención, se ha desempeñado para la percepción colectiva con firmeza, decisión y buenos resultados. Los números de imagen positiva son muy altos, y tratará de mantenerlos a pesar de los obstáculos que día a día aparecen.
-¿Alberto Fernández y Rodríguez Larreta, después de esta epidemia, pueden eclipsar en el liderazgo a Cristina y a Macri?
-Estamos en una coyuntura que se mide por día y es muy difícil tener una visión de mediano plazo. El prestigio del Presidente se juega en partidas complejas; una es la prolongación de una cuarentena ante una población que exhibe signos de fatiga. Hasta ahora, los resultados sanitarios le resultan favorables, pero no sabemos cómo va a evolucionar la pandemia. Por otro lado, la fuerte recesión que se vive como consecuencia de lo anterior. El Presidente tiene un crédito abierto respecto a un futuro que se sobrepone y es incierto. Larreta, según
las encuestas, tiene futuro como jefe de oposición, pero no sabemos bien qué es
eso que llamamos futuro.
-¿Cómo afectaría a Alberto el retroceso económico que dejará el paso del coronavirus?
-El país en recesión es un país con aumento de la desocupación, incremento de la pobreza, desabastecimiento, inflación alta, y falta de recursos en la actividad privada y también en las arcas públicas; aunque se cuenta con la emisión monetaria, que ya se ha puesto en marcha. Caen los precios de los commodities, el precio del petróleo convierte a Vaca Muerta en una promesa lejana, y estamos en default técnico. Que haya un Gobierno peronista tiene la ventaja de poder mantener puentes con los factores de poder, sobre todo el capital y el trabajo, que permitan negociaciones durante la puja distributiva. La Presidencia debe enfrentar este escenario económico y social, encontrar los caminos y, además, conducir la lucha contra la pandemia. Está en el lugar culminante que lo pone en la historia, y cuyo destino desconocemos.
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