El ministro de Desarrollo de la Comunidad asegura que con la pandemia se termina de demostrar que el AMBA,
así “no resiste más”. Los proyectos en la cartera, el futuro político, La Cámpora y el fanatismo por San Lorenzo, en una charla que lo pinta de cuerpo entero
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Un mate con el sello de La Cámpora, una nota que recuerda al “Canca” Gullo, un barbijo con el escudo de San Lorenzo, un caballo de ajedrez y una carta de un amigo de la infancia. La mínima decoración contrasta con la intensa actividad que el Ministerio de Desarrollo para la Comunidad tiene por estos días. En su despacho, Andrés “Cuervo” Larroque recibe a La Tecla para hablar de todo, desde las urgencias por el coronavirus hasta la pasión por San Lorenzo.
-¿Cuál es el balance que hacen en el ministerio en este tiempo de pandemia? -El balance es positivo (toca madera). Vamos para dos meses, pero parecen dos años. Adquirimos mucha experiencia, sobre todo por cómo arrancamos, con la situación en Villa Itatí y Villa Azul. Todo esto nos hizo generar de manera muy rápida protocolos, dispositivos; incluso con el resto del Comité de Emergencia (Daniel Gollan, ministro de Salud, y Sergio Berni, ministro de Seguridad) tuvimos en alguna oportunidad que cambiar sobre la marcha. Hay que destacar que venimos de una etapa de repliegue del Estado, lo que hace que las cosas se compliquen aún más. Y particularmente, este era el ministerio más olvidado, yo digo que es el ministerio Walt Disney.
-¿Cómo es eso? -Lo congelaron en el tiempo. No hubo adecuaciones presupuestarias y demás. Y tampoco creo que el ministerio tuviera un rol central, y eso se nota en la desmovilización de las estructuras, más allá que hoy estemos en un proceso de pandemia. Pero de a poco fue cambiando. Todavía estando Fernanda (Raverta) al frente se incrementó el programa más importante en términos de recursos que tiene la Provincia, que es el SAE (Servicio Alimentario Escolar), pasando de 1.000 millones a 2.500 millones de pesos de asistencia mensual. Eso hizo que un millón 722 mil chicos y chicas puedan contar con lo que equivale a un desayuno y a un almuerzo, que cuando arrancó la gestión de Kicillof era apenas para 500 mil; el resto recibía sólo el desayuno.
-¿Presupuestariamente, por fuera de lo que son los programas ya establecidos, cómo es la situación del ministerio para la asistencia extra que se necesita? -Estamos trabajando con el presupuesto del año anterior, el cual consideramos muy retrasado para lo que necesita la Provincia y, sobre todo, el Conurbano. Lo vamos subsanando con asistencia y partidas específicas que va determinando el Gobernador en coordinación con la Nación. Estamos volcando todo en asistencia urgente. Si bien tengo ideas y propuestas para reordenar ese esquema de programas, hasta el momento no se pudo hacer nada de eso. Hoy estamos centralizando todo en la asistencia alimentaria y en lo que tiene que ver con paliar la crudeza del invierno.
-¿Cuál es el plan para el caso de que el sistema sanitario colapse? ¿Cuál sería el trabajo a llevar a cabo por parte de Desarrollo y en general también? -Acá, el problema es que tenemos una pandemia encima de la otra; veníamos de una prepandemia económica y social y arriba nos pusieron esta pandemia sanitaria. Lo primero que hay que decir es que sólo el 20 por ciento de los casos de contagios están en los barrios populares. Hay una idea de cómo que es al revés, que el contagio en las zonas más vulnerables es del 80 por ciento, pero no es así. A esa gente, nosotros debemos garantizarle la asistencia alimentaria; y también, contención.
-¿En particular, cuál va a ser el rol del ministerio en esta etapa de aislamiento? -Lo primero que hay que marcar es que era imprescindible reducir el nivel de circulación y movilidad, porque eso va a permitir disminuir la cantidad de contagios. Eso nos va a dar un poco más de oxígeno. Estamos en una etapa distinta a la inicial porque el virus ya está circulando. ¿Qué es lo que tenemos que hacer ahora? Necesitamos reforzar las restricciones y, también, tenemos que tener una intervención y un seguimiento mucho más fuerte sobre los contactos estrechos, además, por supuesto, de los contagios. Es clave que la sociedad comprenda que hoy, seguir un contacto estrecho es vital para frenar la circulación potencial.
-¿Estás conforme con el trabajo que hacen las organizaciones sociales? -Sí, por supuesto. Estamos en diálogo permanente. Incluso les planteé que ni bien vean algo, me avisen, que lo hagan de manera directa; es el método que más confianza meda, no porque no confíe en el equipo, sino que por ahí a veces se pierde un tiempito que puede resultar clave. La articulación es fluida.
-¿Puede servir la pandemia para blanquear un poco toda esa situación? -Ganamos la elección con una plataforma que ponía en el centro de la escena a los sectores más postergados; también las pymes, los trabajadores y parte del empresariado importante que había quedado afuera de la política económica nacional del Gobierno anterior. Pero, más allá de eso, nunca terminaba de dimensionarse la urgencia o la centralidad de esa agenda invisible. Si bien había una conciencia, lo que está ocurriendo hoy en el mundo ayuda a comprender que es agenda es hiperurgente.
-¿Cuál es el primer paso? -Salir de esa pelea en la que los liberales dicen que toda la culpa es del Estado y los compañeros y compañeras que ven con buenos ojos una intervención más fuerte del Estado le echan la culpa de todo al mercado. Nosotros formamos parte de una filosofía política que plantea la necesidad de encontrar un equilibrio entre intervención del Estado y del mercado. Ese sería el gran secreto y, a la vez, el gran desafío de la política; cómo encontramos ese equilibrio dinámico, ya que no siempre va a ser del 50 y el 50. Hay que avanzar en la mesa del acuerdo social y económico, o como se llame, para poder reconstruir la Argentina a partir de un pacto en el que participen todos, desde Techint hasta el que revuelve la basura. Se puede hacer. Hay que sacarse los prejuicios y dejar de pensar en que si le va bien al otro, me va mal a mí, y viceversa. Y me parece que Alberto es la persona indicada, y Axel también, para poder avanzar.
-¿Qué análisis hacés del Conurbano, de lo que significa el Conurbano y de las responsabilidades de los diferentes gobiernos y de la clase política para que se haya llegado hasta acá? -El Conurbano es la gran materia pendiente de la Argentina. Ya lo explicaba el doctor Ramón Carrillo en su momento: la mejor política sanitaria es poder resolver no solo los ingresos de las personas, un trabajo y un orden determinado en la vida, sino también generar las condiciones saludables del hábitat para hacer eje en la prevención. Hoy, con la pandemia, vemos que el Conurbano no resiste más. Y ya no solamente para quienes viven en esos 1.800 barrios populares, sino también para aquellos que viven alrededor, que dicen “si acá se produce un foco, también me puede afectar a mí”. Tenemos que ver cómo salimos de esta situación con un plan estratégico que resuelva el problema de hábitat en los barrios populares del Conurbano, y que también empiece a hacernos replantear si es habitable un país o un área que tiene ese nivel de hacinamiento.
-¿Cuál es tu meta en el ministerio? -Objetivo 1: volver a territorializar el ministerio, queremos recuperar una impronta territorial; obviamente interviniendo en la emergencia y siguiendo la agenda que nos plantean los lugares en los que se producen los brotes y situaciones más complejas. Y el otro objetivo es dedicarles una atención especial a todos esos barrios populares, un universo de dos millones de personas. No es que queramos discriminar al resto de la Provincia, pero sí entendemos que es el lugar por donde hay que empezar.
-Tenés la ventaja de que sos el único ministro que sabía con lo que se iba a encontrar. -Sí, es verdad.
-¿Crees que te hubiesen elegido ministro sin este contexto? -Difícil saberlo. Después de la elección empezamos a charlar sobre la gestión, y mi idea era dedicarme a la construcción política, al armado. Se charló la posibilidad de que fuera a alguno de los ejecutivos, pero lo que entendí en ese momento y lo que hablamos con Máximo fue que mi rol era consolidar cuestiones de la construcción política. Fuimos gobierno hasta 2015 y tenía muy claro que a veces se producen ciertos desfasajes entre la gestión y la fuerza política y hay que ser muy cuidadosos en esa articulación. Por eso, lo que pensaba era ponerme a trabajar en esos aspectos. Pero bueno, la coyuntura fue otra, se presentó esta situación; y bienvenida sea.
LA CAMPORA “Néstor reafirmaba y potenciaba todo lo que eran nuestras ideas”
-¿Qué es La Cámpora? -Es una organización que ya atraviesa varias generaciones, que comenzó con la nuestra y hoy ya hay dos camadas más que forman parte de la organización, que apostó desde el vamos a la construcción territorial. Quienes conformamos el grupo fundacional de La Cámpora venimos con esa concepción, desde distintas vertientes; en mi caso, más de una construcción territorial social barrial, y en el caso de otros compañeros, desde las universidades, o de otros sectores. Somos de distintas vertientes que se amalgamaron, pero todos nos conocíamos de una etapa de militancia, inclusive anterior al 2003. Y encontramos en Néstor, y en el proyecto político que comenzaba en el 2003, un punto de referencia. La conformación no fue automática, recién sobre el final del gobierno de Néstor empezamos a confluir en la idea de lo que era en un principio un dispositivo de militancia juvenil, que después se transformó en una organización política que trascendía lo etario. -¿Qué encontraron en Kirchner? -A mí, lo que más me gustó fue que Néstor reafirmaba y potenciaba todo lo que eran nuestras ideas políticas, nuestra concepción. En las primeras reuniones nos encontramos con una persona que era la que más invitaba a profundizar la construcción política territorial y militante. Néstor era la síntesis perfecta entre un militante de la juventud peronista de los ‘70, con todo lo que significa eso en términos épicos y míticos, y un intendente. El y Cristina terminan siendo ese ensamble mágico entre aquella juventud maravillosa y lo que es una dinámica de gestión territorial; eso fue lo que los hizo tan fuertes y tan potentes en términos políticos, porque tenían lo ideológico pero, también, tenían la gestión. A mí me sorprendió que en las primeras charlas, un Presidente nos hablara contundentemente de eso y de cuidar los ámbitos de discusión y de construcción política, cuando la media de la política de ese momento te planteaba otros caminos mucho más efímeros y cortoplacistas.
LA CONSOLIDACION DEL FDT “En el futuro del país que vemos incluyo a un sector de Cambiemos”
-¿Cómo ves el futuro del Frente de Todos, cuando pase la pandemia y empiece otra vez la puja política? -Lo veo ordenado, hay mucha madurez. Sabemos a dónde no queremos volver. Por la gente, no podemos permitirnos cometer errores. Y en el futuro del país que vemos incluyo a un sector de Cambiemos, porque esto no tiene que ver con una cuestión de sectarismos o de banderías políticas. Sí creo que no se puede volver a esa política ultraliberal y de desquicio, donde ni siquiera había conducción. Veo mucha madurez, con cuadros importantes, muy potentes, muy inteligentes, que estuvieron en la conformación y van a estar en la consolidación del Frente de Todos. Tampoco veo a nadie ansioso, y hay un futuro con distintas generaciones políticas que pueden ir tomando la posta. Y eso, también, es el fruto del trabajo de Néstor y Cristina; hoy estamos empezando a cosechar lo que se sembró hace tiempo.
La comunicación de La Cámpora: “Hubo un vacío y otros construyeron el relato de la organización”
-¿A La Cámpora le faltó comunicación? -Eso fue a propósito, porque no debíamos poner el carro delante del caballo; primero queríamos tener una construcción real y después comunicar. Hasta La Cámpora, el sector juvenil del kirchnerismo no pudo tener una expresión tan sólida de organización política, porque se creaba un grupo, armaban el plotter, hacían un acto, lo operaban en los medios y después no había una realidad. Nosotros nos dimos un proceso para conocernos más y desarrollar una metodología de trabajo. Están los objetivos políticos, que es lo que queremos hacer; cómo hacerlo, que es la metodología; y después, los roles de ejecución, o sea, quién lo hace; y la cuarta dimensión sería cuándo. Eso lleva tiempo, construir confianza, peleas. La Cámpora salta públicamente en el 2008, por el conflicto de la 125, y ya llevábamos casi dos años de laburo como organización. Recién en 2009 tuvimos lugares ejecutivos. Yo era secretario general de La Cámpora y atendía en un bar de Avenida de Mayo al 600. -¿Por qué La Cámpora es un blanco fácil para ciertos sectores de poder? -El formato que aplicamos fue bueno en el aspecto de solidificar la construcción, pero no fue tan bueno respecto a que otros construyeron el relato de la organización; ahí arrancamos de atrás. Después se trabajó mucho sobre esa idea de que La Cámpora era una organización nacida desde el poder, porque estaba Máximo; pero ahí hay una cosa medio perversa, porque acá no se usó el ser hijo del poder, sino que hubo otro procedimiento y otros tiempos. Nosotros apostamos siempre a que el tiempo iba a corregir esas caracterizaciones, en algún punto malintencionadas y en algún punto hijas de un vacío de comunicación nuestro; y haber dejado ese vacío, quizá permitió que se instalaran otros relatos.
Máximo 2023 “Hay muchos cuadros políticos para el futuro”
-¿Ves a Máximo Kirchner como candidato a Presidente? -Yo tengo mucha tranquilidad en términos de los cuadros políticos, por las compañeras y compañeros que ya están con un protagonismo fuerte en la escena política; por eso digo que tengo mucha confianza en los próximos 20 años y veo mucha dificultad en los próximos 20 días, producto de la pandemia. Hoy está la generación de Alberto y Cristina al comando, por supuesto, pero después uno ve muchos cuadros hacia el futuro; el mismo Sergio Massa; ni hablar Axel, Máximo, y otros compañeros y compañeras que están ya en responsabilidades ejecutivas, a nivel de municipios o de Provincia y Nación. En el caso nuestro: Mayra (Mendoza), Fernanda (Raverta), Luana (Volnovich). -¿Vos? -Bueno, pero yo soy más de recuperar la pelota y después vemos. Eso no me preocupa tanto. Nosotros tenemos que estar acá para hacer lo que corresponde, y después, el destino va diciendo. Yo me enteré de que iba a ser diputado, en su momento, porque un día, en una reunión con Cristina, ella dijo “vos vas a ser diputado”. Me encontré con eso, y acá, más o menos lo mismo. Estaba muy cómodo aportando a la construcción política de la organización y de la fuerza en general.
Crisis y economía “Hay sectores medios que piden un bolsón de comida”
“En los sectores medios, por ejemplo monotributistas o autónomos, tenemos mayores dificultades que en los barrios populares a los que llega la asistencia tanto de Nación como de Provincia”, señala el ministro, al ser consultado por cómo se va a asistir a los estamentos más vulnerables en el marco del endurecimiento del aislamiento. “Esos sectores quedaron bastante descabezados de un día para el otro, y ya con un nivel de compromiso económico que les sigue corriendo y les va generando un balance deficitario mes a mes”, agrega, a manera de fundamento. En el mismo sentido indica que “se da una situación muy novedosa, que es que sectores medios piden un bolsón. En otro momento, quizá no hubiera ocurrido, porque lo sentían como una degradación; pero está pasando y hay que atenderlo. También sucede con todo el ámbito de cultura, que prácticamente no tiene forma de trabajar. Entonces hay que ver cómo se resuelve”.
Los proyectos con Chiche Duhalde y una situación que se aclara
-¿Chiche Duhalde sigue en el equipo? -Sí. -Porque le pegó al ministro nacional, Daniel Arroyo, por las organizaciones sociales... -Hablo permanentemente con ella, y hablé cuando pasó eso. Me llamaron Gildo (Onorato), del Evita, y Chucky (Daniel Menéndez), de Barrios de Pie; los puse en contacto y ella después me contó que había intercambiado mensajes con Gildo y me habló muy bien de él. Naturalmente, hoy nos come la emergencia, pero con ella venimos hablando dos cosas: una es cómo volver a territorializar el ministerio y recuperar algo parecido a lo que fueron las manzaneras, aunque de una manera diferente; y lo otro es poner en actividad el Consejo de Políticas Sociales. La idea que nos planteó a mí y a Axel era que el Consejo empiece a funcionar en los distritos más golpeados, y habíamos acordado hacer el primero en Moreno, donde, justamente, la intendenta es del Movimiento Evita.
COMPAÑERA, UN UN HIJO, UNA HIJA “Si tengo un minuto de tiempo es para pasarlo con mi familia”
-¿Tenés miedo de contagiarte? -Ya lo perdí. Soy una persona de fe, y sé que lo que me pase va a estar en lo que definan los comandos superiores (apunta con los dos índices hacia arriba). -¿Las medidas de prevención en tu casa? -Cuando llego, me saco la ropa, me rocío con todo, me baño, limpiamos todo. Pero sabemos que, amén de todas las prevenciones, nunca estamos exentos. -¿Con quién vivís? -Con mi compañera, que también colabora en el ministerio, y con mis dos hijos: una nena de cinco años y un nene de dos años y medio. Y en el día a día nos ayudan dos compañeras: una con la tarea de la casa y otra con los chicos. En todo esto, los más golpeados son mis nenes, por eso, cada minuto que dispongo estoy con ellos. Soy una persona familiera, y si tengo un minuto por fuera de mis responsabilidades es para pasarlo con mi compañera y con mis hijos.