El secretario General de Gobierno, Federico Thea, y el director de la Unidad de Planificación Estratégica del Ministerio de Justicia, Mauro Benente, dialogaron con La Tecla acerca de “La Justicia acusada” el libro que acaban de editar junto a Alberto Fernández. Fuertes críticas al Procurador bonaerense, su postura sobre el funcionamiento del Poder Judicial provincial y un balance sobre los primeros meses de Kicillof.
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El secretario General de Gobierno, Federico Thea, y el director de la Unidad de Planificación Estratégica del Ministerio de Justicia, Mauro Benente, acaban de sacar al mercado “La Justicia Acusada”, un libro que compilaron junto al presidente Alberto Fernández y reúne distintas opiniones acerca del Poder Judicial.
Ambos funcionarios, integrantes del Consejo de la Magistratura provincial, recibieron a La Tecla para hablar sobre la publicación que vio la luz justo después de la presentación del proyecto de reforma judicial.
El funcionamiento de los poderes, la mirada sobre la Provincia y un fuerte cuestionamiento al Procurador bonaerense, Julio Conte Grand, quien consideran que debe renunciar. Además, la relación con la oposición, la renegociación de la deuda, los primeros ocho meses de Axel Kicillof y lo que dejó el Gobierno de María Eugenia Vidal.
-¿Cómo nació la idea de hacer este libro junto al Presidente?
Mauro Benente: El origen del libro es en noviembre de 2018. En ese momento estábamos con cargos de gestión y docencia en la UNPaz. Federico era el rector de la Universidad y además titular de la materia “Análisis Jurisprudencial de la Corte”. Yo dirigía un instituto de investigación y además era docente. En el marco de la materia de Federico había un ciclo de charlas de actualización sobre jurisprudencia de la Corte y, quien en ese entonces era solo profesor, Alberto Fernández, fue a dar una charla sobre el funcionamiento de la Corte y una actualidad en jurisprudencia del fuero penal.
Nosotros habíamos tomado la decisión el año anterior, en septiembre de 2017, de crear un programa de estudios judiciales, es decir, hacer del Poder Judicial un objeto de estudio científico, que no es muy tradicional. En general, el Poder Judicial no es estudiado por las disciplinas que tienen más trayectoria en investigación como la ciencia política o la sociología política, que cuando investigan instituciones no estudian el Poder Judicial, y como los abogados por lo general no tienen mucha trayectoria en la investigación, nos parecía que había un hueco para producir información original y que pueda ser utilizada por distintos actores y actoras del sistema político e institucional.
En noviembre de 2018, teníamos algunos resultados de investigación y en el marco de la charla que dio entonces Alberto, compartimos algunos resultados de la investigación sobre Consejo de la Magistratura. A Alberto le interesó y, de hecho, lo mencionó en algunas entrevistas de aquel entonces. Nos propuso escribir un capítulo sobre el libro que estaba pensando, en vistas de poner en el marco de la discusión pública temas vinculados a la Justicia que cuestan introducir. La política se siente incómoda discutiendo la Justicia y además suele estar marcada por opacidades y lenguaje técnico que no son fáciles de incorporar.
Entonces, Alberto nos propuso armar un libro que pueda ser un insumo para que no opinen las actoras y actores de siempre sobre el Poder Judicial, sino para que la ciudadanía pueda empezar a incorporar un lenguaje más llano algunas cuestiones vinculadas al funcionamiento del Poder Judicial y algunas instituciones anexas.
Hacia principios de 2019 surgió la posibilidad de que lo trabajemos entre los tres y propusimos los temas y los autores y autoras. Hay temas más puntuales y otros más estructurales. En general, quienes participan del libro vienen pensando esos temas y problemas de larga data.
El libro sale en un momento que nos parece interesante que es poner en discusión pública de verdad ciertas cuestiones de agenda del Poder Judicial. Si el proyecto que envió el Presidente al Congreso y la Creación del Consejo Consultivo para el fortalecimiento del Poder Judicial y el Ministerio Público fueran cosas metidas por la ventana, no estaría sacando un libro. La manera de hacerlo es dar un debate sensato. Si alguien tiene algo para ocultar, lo peor que puede hacer es poner en discusión pública algunas cosas. El libro acompaña ese proceso de discusión pública genuina sobre los asuntos del Poder Judicial.
- ¿Fue pensada la publicación del libro justo cuando se anuncia la reforma?
-Federico Thea: Fue una coincidencia. Quizás hubo algún ajuste finito para que saliera después de la presentación de la reforma, pero no es que está hace un año.
-MB: Y tampoco puede decirse que el libro se pensó hace dos meses, nadie saca un libro en dos meses. Este es un trabajo de larga data.
-Imagino que cuando empezaron a trabajarlo tampoco tenían en mente que uno de los autores sería Presidente de la Nación.
FT: En el medio fue candidato, así que había una alta posibilidad de que sea Presidente (risas). Le preguntamos si íbamos a seguir trabajando, nos dijo que sí. Cuando fue Presidente le volvimos a preguntar, porque es una decisión política, como decía Mauro. Perfectamente podría haber optado por decir que no y lo que demuestra es una apertura al diálogo y la coherencia en las ideas.
-¿La sociedad también se siente incómoda que se discuta sobre el funcionamiento del Poder Judicial y sus posibles reformas?
FT: Creo que es al revés, es a los miembros del Poder Judicial a quienes les incomoda. Muchas veces está la reacción de estos clichés de que es un avasallamiento, que no se respeta la independencia y después el oportunismo y la coyuntura política hacen que nos bloqueemos mutuamente la posibilidad de discutir a uno de los Poderes del Estado que está exento de la discusión pública.
El gran desafío es justamente poder convencer a una parte racional y razonable de la oposición de que los planteos que hace el Presidente no son coyunturales sino que atacan problemas estructurales, que no son sesgados en sus ideas y que tuvo en consideración el programa 2020, o de necesidades de obligaciones de la Constitución del 94 que es el traspaso de la Justicia nacional a la Ciudad Autónoma, que es una jurisdicción gobernada por la oposición. ¿Quién puede acusarlo de querer acumular poder con estas modificaciones cuando le está pasando competencia con recursos a la jurisdicción gobernada por el principal partido opositor? Es una gran oportunidad para discutir en serio y con el consenso de dirigentes de distintas facciones políticas.
-¿Qué opinan sobre la manifestación que tuvo lugar días atrás para rechazar la reforma judicial?
-FT: Todas las expresiones son válidas y le doy la bienvenida a eso. Me gustaría plantear el debate en términos más racionales y no de consignas que son grandes títulos, pero atrás no vienen con contenido y con ancla en la sociedad. Ese el desafío que tenemos. El libro viene a aportar a eso. El Poder Judicial se debate en términos muy técnicos, oscuros y la verdad es que todos y todas tenemos derecho a discutir el funcionamiento de uno de los Poderes del Estado. No va a ser algo que se dé de la noche a la mañana. Va a ser un proceso que va a llevar tiempo, que recién arranca. Es algo que le debemos a la democracia.
MB: Toda manifestación pública siempre es bienvenida. Ahora que nos toca estar en cargos de gestión y tener una mirada crítica nos suma muchísimo. Quizás acá hay dos particularidades. La primera es que si la oposición a este proyecto no está acompañada por una propuesta, tiene un statu quo que tiene un consenso que no es interesante. El funcionamiento del Poder Judicial en la actualidad para ningún espacio político está funcionando de manera apropiado. Una mera oposición se tiene que hacer cargo de que si no hay una propuesta en una manera de mantener un estado de cosas que no es atractivo.
Después, hay una cierta paradoja en estas manifestaciones públicas que no son para motorizar debates sino para clausurarlos. Cuando aparecen clichés como “este es el proyecto de la impunidad, de los chorros”, me estás anulando como interlocutor. Eso es algo que hay que empezar a cuidar. Qué hacemos, cómo miramos manifestaciones que son para esconder el mal funcionamiento y no profundizan la discusión sino que la anulan. Es algo de lo que la dirigencia política se debería hacer cargo. Cómo hacer para manifestando oposiciones, no lograr al mismo tiempo que se anule el diálogo.
-¿Creen que hay que reformar la Justicia provincial?
FT: Hay cosas que modificar, no sé si el título es “reforma”, pero seguro hay ajustes para hacer. La Corte ha avanzado muchísimo en el proceso de digitalización. Desde el Consejo de la Magistratura estamos en un procedimiento similar. Uno de los principales problemas son los tiempos, otro la calidad del producto que sale de ahí, pero que también está vinculado con los tiempos porque al no estar objetivizado el procedimiento se embarra en discusiones políticas que no son propias del Consejo de la Magistratura y no cumple lo que debería.
Esa discusión política se tiene que dar en la elección del Gobernador de los tres mejores que manda el Consejo y después conseguir los acuerdos en el Senado. El funcionamiento del Consejo debería ser un relojito, con un perfil conceptual sobre qué jueces o juezas queremos para la Provincia. Nos parece que el reglamento del Consejo y las distintas instancias o procedimientos no reflejan un perfil de juez o jueza, que para nosotros tiene que tener ciertas características.
Se privilegia mucho la procedencia por la mera antigüedad en el Poder Judicial, pero no se valoran otros antecedentes que para nosotros son muy valiosos como el ejercicio de la profesión de litigante, de abogado, la expertise académica. Hay otras procedencias que están subvaloradas en el procedimiento de selección de los aspirantes y no está focalizado en elegir jueces o juezas que conozcan en profundidad el territorio y con esto nos referimos a los hechos de la provincia de Buenos Aires, a las características de su población, las vulnerabilidades, cuestiones estructurales como agua, cloacas, informalidad en el trabajo, violencias, hasta cuestiones de derecho que deberían tener un fuerte énfasis en cuestiones básicas de DDHH en cualquier juez o jueza que vayamos a elegir en un procedimiento que, la idea, es que lleguen los tres mejores, con perspectiva de género que aseguren diversidad en la terna.
La discusión política se tiene que dar en el marco de la Legislatura. Pero no antes. Hay mucho para trabajar, incluso a nivel reglamentario y es en la senda en la que venimos trabajando y que queremos profundizar. Puede haber sectores que se opongan, pero hay que dar argumentos. Quizás hay sectores que se sienten más cómodos con la discrecionalidad en el marco del Consejo. Nosotros queremos plantear una política que nos trascienda a nosotros como funcionarios que estamos ocasionalmente en sus cargos. Es una discusión difícil y la mejor manera de darla es públicamente, y que cada uno y cada una sepa qué modelo de jueces, juezas o procedimiento de selección quieren privilegiar. Si el que está sometido a una absoluta discrecionalidad o procedimientos más objetivos con perfil de jueces que necesita la Provincia.
-¿Se pusieron un plazo para cubrir la vacante de la Corte?
FT: No, y menos en este contexto.
-Durante el final del mandato de Vidal quedó pendiente el tratamiento de 42 pliegos de funcionarios judiciales. ¿Qué va a pasar con eso?
FT: Hace 10 días se terminó de conformar la Comisión de Acuerdos. Lo que sucede en estos casos es que cuando un gobierno saliente manda pliegos, debe volver al Ejecutivo para que el Gobernador los revise y decida quién de los tres manda al Senado. No hay un veto sobre alguno de los candidatos o candidatas que haya elegido la ex gobernadora, pero sí tiene que haber una revisión de las ternas, tanto de esa como de las casi 200 que tenemos acumuladas. No se resuelve de un día para otro porque requieren una revisión muy profunda porque justamente es el resultado de un procedimiento que no es el más adecuado y puedan haber llegado perfiles que no estén adecuados para cubrir un cargo de por vida en la provincia de Buenos Aires. Hay que ser muy cuidadosos en el análisis de esas ternas.
-Vidal, en su momento, impulsó una reforma judicial.
FT: Fue un título. No impulsó ningún cambio estructural, fue todo lo contrario. Se profundizaron algunas prácticas con un agravante que es que se pone un título rimbombante de que se está dando una batalla que en principio todos coincidimos, pero cuando vas a mirar los papeles de trabajo o la realidad efectiva es todo lo contrario. Pasó con la reforma laboral, con la ley de Consejo de la Magistratura. Levantó banderas que coincidimos pero después los instrumentos que se aprobaron no iban para ese lado. Si los representantes de Juntos por el Cambio realmente creen en esas banderas, está buenísimo que nos podamos sentar en la mesa y discutir cuáles son las mejores herramientas para tener más trasparencia, celeridad, objetividad, mejores jueces y juezas. Si de verdad tenemos esa coincidencia de principios estamos dispuestos a arremangarlos y trabajar para que los textos que se aprueben, reflejen esos principios.
Vimos un énfasis importante en el marketing político, que hace mucho daño. No se veía en los despachos de La Plata. Nosotros estamos acá todos los días y los mismos empleados se sorprendían y nos preguntaban si teníamos días asignados para venir, porque ellos atendían en Capital. Es muy difícil trabajar así, en un proyecto de provincia que recupere la identidad, que fue lo que planteó el Gobernador. Hay que poner el cuerpo y laburar. En el corto plazo les sirvió el marketing, pero después la elección fue contundente. Es bastante inédito que quien esté en el ejercicio del Ejecutivo no sea reelegido. Tanto en el caso de Macri como el del Vidal el rechazo fue muy fuerte. Y en el caso de Vidal en gran parte se dio por eso, hubo un exceso de marketing y la realidad no se condecía.
MB: La Ley de reforma del Consejo de la Magistratura y la de procedimiento laboral no están completamente en práctica. Son una muestra de que se hicieron proyectos de reforma sin su debido estudio previo. En el caso de la reforma laboral se tenía que crear una comisión entre el Ejecutivo y la Corte y ni el Ejecutivo propuso avanzar. Algo parecido pasa con el Consejo de la Magistratura. Se anunciaron algunas cuestiones vinculadas a su funcionamiento sin medir el impacto que eso iba a tener. Una medida que nos parece idealmente interesante es obligar en algún sentido a los aspirantes a tener una formación previa, además de la carrera de grado. No se hizo un estudio presupuestario de cuánto iba a impactar en la cantidad de aspirantes en el marco de la Escuela Judicial, y eso coordinarlo con las Universidades.
FT: Hace poco tuvimos una reunión. Fue la primera vez en la historia que se convocó desde el Consejo de la Magistratura a decanos y decanas de las Facultades de Derecho de Universidades Nacionales con asiento en la provincia de Buenos Aires.
MB: Se incrementó el número de aspirantes que cursan en la Escuela y eso, o va acompañado por un aumento presupuestario que el macrismo no previó, o va acompañado de una política de articulación con las casas de estudios. En términos de anuncios, quizás hasta estemos de acuerdo, pero en términos de implementación ni siquiera podemos opinar porque no sucedió.
- La ministra de Gobierno, Teresa García, consideró que el Procurador Julio Conte Grand debe renunciar por estar vinculado al Gobierno anterior. ¿Cuál es su opinión al respecto?
FT: Coincidimos. La figura del Ministerio Público está pensada no para que haya una figura con una identificación partidaria tan fuerte como la que tiene Conte Grand. Además que tenga una procedencia académica más vinculada con el derecho penal, pero eso es una cuestión más de perfil. Pero él fue funcionario del gobierno anterior. Es como si yo mañana fuera Procurador. Hay un montón de denuncias e irregularidades que me parecen serias y no hace bien que se mantenga en el cargo. Claramente debería dar un paso al costado. Eso depende de mayorías legislativas si no es por iniciativa del Procurador. Llama mucho la atención el contraste de su discurso cuando asumió, pensando que se iba a quedar más tiempo en el Gobierno, dijo que iba a dejar el cargo cuando Vidal se fuera, y como se fue rápido, al otro día dijo que lo había elegido el pueblo de la provincia de Buenos Aires.
MB: Más allá del nombre, para pensar más la cuestión institucional, el Ministerio Público Fiscal define la política criminal de un espacio territorial porque la policía y el fiscal no pueden perseguir el delito todo el tiempo. Entonces, se define qué se persigue más y menos. En ese sentido, hay dos líneas: una más apolítica, alejada de las matrices políticas y de larga duración, y a los que se blinda institucionalmente para que se quede. Después hay otros modelos, que es la tendencia general en América Latina que los MPF tienen mandatos fijos. Como se supone que el jefe de fiscales tiene incidencia política fuerte y es importante que este en sintonía con la Gobernación, le damos un mandato fijo. No podemos tener dos sistemas, tener un Procurador vinculado políticamente y a la vez en cargo vitalicio. Esto es independiente del nombre Conte Grand, más allá de su ideología.
-¿Creen que utilizó a la Justicia para presionar a fiscales, tal como se ha denunciado?
FT: Hay que esperar el resultado de las investigaciones. Es muy palmario que quienes enuncian la independencia de jueces, a la hora de cubrir un cargo diseñado para ser ocupado por alguien que no tenga identificación partidaria, no lo eligieron. Ahí hay una contradicción muy grande y también hay mucha gravedad en las denuncias. No me animo a opinar sobre su veracidad o no. Respetamos que siga su curso normal en la Justicia pero, claramente, manteniendo su cargo en el MPF puede tener influencia en el curso de las investigaciones que no son sanas. No son denuncias inverosímiles, son de distintas procedencia, con distintos hechos públicos. Uno no puede condenarlo, pero estando en el cargo que está, mientras transcurren estas denuncias de fiscales y jueces, uno debería preguntarse si no se mantiene en el cargo justamente para influir sobre estas investigaciones. Si es así, es muy grave.
-¿Qué balance hacen de estos ocho meses de gestión?
FT: Estamos travesando una situación que no esperábamos. Cuando Axel hizo la campaña y nos preparamos para asumir en el gobierno teníamos una idea en base a la situación que era muy grave y teníamos que atender ciertos problemas estructurales de la Provincia, y estar muy en línea con el Gobierno nacional. Una de las primeras grandes medidas del gobierno de Vidal fue el Fondo del Conurbano y la recuperación de recursos, pero eso también fue una pantalla de marketing, porque atrás de ese acuerdo vino acompañado por una serie de convenios que redujeron la participación de la Provincia en lo que recibe de Nación. Sse tuvo que hacer cargo de gastos que antes eran de Nación, como el subsidio al Transporte, que son 70 mil millones de pesos. Una vez que Macri va al FMI y cae en default, se pasó a las jurisdicciones todos los gastos. Vidal fue la receptora de todas las deudas y las asumió con gusto, y CABA fue la acreedora de todos los beneficios. En la Provincia fue todo lo contrario.
Siempre se dice que la Provincia tiene problemas estructurales muy graves y que es culpa del peronismo que la gobierna casi en su totalidad desde el 83. Ahora, hay cuestiones centrales que no tienen que ver con la gestión cotidiana, sino con los grandes números que no fueron definidos por el peronismo. El porcentaje de Provincia en la masa de fondos coparticipables de la Nación, no lo hizo el peronismo. Al contrario. Se hizo durante el gobierno de Alfonsín y de Vidal. Eso te condiciona muchísimo las políticas que podés hacer desde la Provincia en términos económicos.
Y ni que hablar de cargos como el Procurador, el Fiscal de Estado, el Tesorero, el Tribunal de Cuentas, para los que se necesita acuerdo en el Senado, cuyo diseño tiene una sobrerrepresentación de secciones electorales que tienen más tierra que habitantes. Entonces, un Gobernador como Axel gana con el 54% de los votos y, sin embargo, está en minoría en la Legislatura que debería acompañar las políticas del Gobernador que acaba de ser elegido por una mayoría abrumadora. Son diseños institucionales para pensar, pero también de discusión política cuando achacan al peronismo los males de la provincia de Buenos Aires. En mi opinión tienen mucho más peso estas decisiones que se tomaron en gobiernos no peronistas y que han afectado estructuralmente a la Provincia.
Por eso, desde el inicio se trabajó mucho con Alberto para poder empezar a atender estos problemas. Después llegó la pandemia y nos tuvimos que adaptar. La función del Gobierno es plantear objetivos y tener la versatilidad y capacidad de ver la realidad. En eso estamos. Todo el Gabinete ha trabajado muchísimo durante la pandemia. Le pusimos el cuerpo y ahora mientras tanto pensando en la pospandemia. Cuando pase esta tormenta volveremos a colocar al Estado en un rol que nos permita motorizar la salida de los daños que ha dejado la pandemia.
-Sobre los acuerdos en el Senado, ¿cómo creen que se ha comportado la oposición en este sentido?
FT: El endeudamiento se demoró más de lo que esperábamos. No fue que se cortó el diálogo del todo, a veces con lógicas distintas y Axel tiene una impronta de pensar muy integralmente el funcionamiento de la Provincia. Ha sido muy ecuánime, razonable en la distribución de los recursos en un momento muy difícil. Incluso, algunos dirigentes de la oposición, en off, te dicen “no sé si estando nosotros en el Ejecutivo hubiéramos sido tan democráticos en el reparto de recursos, como fueron ustedes”. Eso nadie te lo va a reconocer en on, pero es una realidad. Nos iremos conociendo en el transcurso de la gestión. Tenemos un Gobernador que se preocupa por todos los distritos, todos y todas las bonaerenses.
Necesita las herramientas para hacer las transformaciones. Tenemos un tipo de diálogo con quienes tienen representación en los Ejecutivos y en una lógica diferente con la Legislatura. Es responsabilidad de la oposición preguntarse en qué lugar quieren estar.
MB: También hay un cambio de lógica en cuanto a que no se anuncia lo que el Gobernador va a hacer, sino lo que se está haciendo. El diálogo con la oposición es honesto. En este contexto tan caótico, conflictivo, da un poco de pedigree de negociación. No son problemas, hay una garantía de que el funcionamiento es en estos términos.
-Tras el acuerdo de Nación con los acreedores, ahora se pone el ojo en la reestructuración de la deuda provincial. ¿Cómo vienen las negociaciones?
FT: Se está charlando mucho con los acreedores y obviamente la estrategia de la Provincia siempre estuvo coordinada con la Nación. Hay cuestiones de detalles y particularidades de la deuda de la Provincia. Seguramente se seguirá en el mismo sendero.