La vida en cámara
Los ojos vidriosos. El pulso detenido. La respiración agotada. La mirada perdida. El cuerpo inerte e inmóvil preso de la resignación propia de quien está apunto de recibir un tiro. Quizá por que al hablar parece quedarse sin aire, o por su imponente contextura física que contrasta con un tierno puchero que roza el llanto, uno teme que a Daniel La Tota Santillán le pase algo más que un contratiempo. Es una de esas tardes en las que uno dice “a ver que está haciendo Rial”. Y Jorge Rial obviamente está haciendo lo que mejor sabe hacer. De la mano de su compinche infaltable Luis Ventura está a punto de mostrar al aire, en exclusiva incluso para La Tota, las fotos de Fernanda Vives -hasta hace poco la mujer del conductor tropical- con otro hombre en una situación comprometida. Es cierto que todo está mediatizado y nada escapa al show. Pero sepan que a este hombre se le está rompiendo el corazón en vivo y en directo para todo el país. Y lo peor de todo es que uno no está esperando las fotos(que al final no serán taaaan comprometidas): el morbo nos hace esperar algo más. Siempre necesitamos algo más. Entonces surge lo mismo de siempre: el chancho o quien le da de comer. Asi es que pensamos si la Tota se lo tiene que bancar por prestarse al juego. Las respuestas están divididas. Lo cierto es que hay una buena noticia: Santillán sobrevive a las fotos. La mala es que este relato se empezó a escribir hace una semana y todavía sigue el escándalo en pantalla. Todo sea por la vida.