27 de diciembre de 2020
RíO GALLEGOS
El monumento, la calle y la grieta: la defensa de Roca y el ataque al kirchnerismo
Trabajadores municipales retiraron el monumento al expresidente y militar Julio Argentino Roca, emplazado en la intersección de las avenidas San Martín y Néstor Kirchner de Río Gallegos. En la oposición reaccionaron rápido. Y no solo la santacruceña. El ex ministro de Educación nacional y bonaerense, Alejandro Finocchiaro, dijo lo suyo. Vale destacar que la obra fue retirada debido a los trabajos de ensanchamiento de la mencionada avenida
Se retiró en la ciudad de Río Gallegos un monumento del ex presidente Julio Argentino Roca, y el hecho no pasó desapercibido. El ex ministro de Educación nacional y bonaerense, Alejandro Finocchiaro, echó mano a la red social Instagram, y junto a una foto de la obra, ya lista para su traslado, reflexionó largo y tendido. Como suele hacer, le pegó duro al kirchnerismo.
Entre otras cuestiones habló de "la pérdida de la libertad", haciendo hincapié en que "hay filosofías que educan para ella y otras que adoctrinan". "Para que esto suceda, debe existir en la conducción del Estado un espacio que se arrogue la posesión de la verdad absoluta, aquella que no puede ser discutida", afirmó el ex funcionario macrista.
Y en el párrafo final, en la continuidad de la idea antes transcripta, señaló: "Un dogma que debe ser enseñado a las futuras generaciones para que compartan el beneficio de seguir siendo parte de ese todo que el gobierno simboliza. Aquellos que disienten son extraños, diferentes y, por lo tanto, no merecen ser parte ni tener monumentos. No pueden, siquiera, ser parte de la memoria. No es casual que este monumento sea quitado de una avenida llamada Kirchner".
EL TEXTO COMPLETO
El retiro del monumento de Julio Argentino Roca en Río Gallegos, Santa Cruz, es un símbolo. Alguien podría pensar entonces que se trata de algo de escasa importancia. Sin embargo, estoy convencido de que el gesto de esos operarios que realizan una maniobra pesada encierra el gen de uno de los males más serios que padecemos.
Son varias las observaciones. La primera es que se trata de un gesto profundamente autoritario. Aunque podríamos suponer que los actuales funcionarios de la postrada provincia del sur de la Argentina no comulgan con la (anacrónica lectura) de las políticas impulsadas por el dos veces presidente constitucional, eso no constituye una razón suficiente para intentar borrarlo del paisaje. Nada bueno puede surgir del olvido forzado o la manipulación del pasado. Los pueblos maduros sintetizan su historia, y lo hacen con la responsabilidad que implica tener todos los ingredientes en el tablero. Es la única manera de aprender.
La segunda de las connotaciones es la ignorancia. Roca, probablemente, haya sido -en el sentido más profundo del término-, uno de los mandatarios más progresistas. Uno que no dudó al perder más de la mitad de su base electoral para sostener una iniciativa que creó uno de los atributos que más nos enorgullecen. Muchas veces afirmé que la Ley 1420 -educación pública, gratuita y obligatoria- que soñó Sarmiento y sostuvo Roca, no solo plasmó la movilidad social ascendente sino que creó, a partir de símbolos también, los valores comunes de la argentinidad.
La tercera es la de la pérdida de la libertad. Hay filosofías que educan para ella y otras que adoctrinan. Para que esto suceda, debe existir en la conducción del Estado un espacio que se arrogue la posesión de la verdad absoluta, aquella que no puede ser discutida. Un dogma que debe ser enseñado a las futuras generaciones para que compartan el beneficio de seguir siendo parte de ese todo que el gobierno simboliza. Aquellos que disienten son extraños, diferentes y, por lo tanto, no merecen ser parte ni tener monumentos. No pueden, siquiera, ser parte de la memoria.
No es casual que este monumento sea quitado de una avenida llamada Kirchner.