"Los rostros de la pobreza se han hecho más visibles"
El obispo de Mar del Plata, Gabriel Mestre, desarrolla su mirada sobre el impacto social de la pandemia. Su mensaje de Pascuas y su dura experiencia personal ante el Covid. "Esta crisis tiene que ser una oportunidad de aprendizaje", resaltó.
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-Pasamos un año de pandemia, ¿Qué enseñanza nos deja esta crisis de cara al futuro?
-Estoy totalmente convencido que la pandemia es una verdadera enseñanza y no un castigo divino, como plantean algunos sectores más fundamentalistas. Es una situación dolorosa, compleja, difícil. Desde la fe pedimos ser liberados, pero como dice el Papa Francisco, a la luz de esta situación, o salimos mejores o salimos peores. Yo comparto el hecho de asumir el desafío de salir mejores. La pandemia desnuda muchas situaciones que ya estaban presentes, como el problema de la pobreza. Si bien es más elevado el número que difundió el Indec, el aumento no es abismal. Los porcentajes anteriores ya eran altos. En la pobreza descubro rostros que ya estaban presentes antes de la pandemia y que se han hecho más visibles. La pandemia tiene que ser una oportunidad de aprendizaje.
-¿Le preocupa que se hayan sumado más de 100.000 pobres en la ciudad en un año?
-Sí, totalmente. Porque lo dan los datos y lo veo reflejado en mis recorridas. Yo no trabajo cuerpo a cuerpo, pero conduzco a los 51 Cáritas que tengo en toda la Diócesis. El rostro de la pobreza igual lo tenemos en el centro, en la gente en situación de calle, en los cajeros. Em el servicio de la noche de la caridad, del Hogar de Nazaret. Estos lugares, estos rostros me van confirmando lo que dan el Indec y también la UCA, que en líneas generales coinciden.
- ¿Cómo está la situación en los barrios?
-La complejidad de la situación laboral y de la pobreza, la marginación, reclama más presencia en la asistencia. En este sentido, uno siempre está negociando con Nación, Provincia y Municipio. A veces se dan algunas diferencias particulares y desde la Iglesia tratamos siempre de acompañarlas sin tener posturas rupturistas, siempre buscando el diálogo.
-¿Está de acuerdo con la gestión de la pandemia? ¿Cree que se podría haber hecho más o las cosas distintas?
-No he visto grandes diferencias entre la gestión municipal, provincial y nacional, si bien se han dado de forma despareja en distintos momentos. Siempre hubo diálogo y voluntad de aportar lo que se podía. En muchos casos, la pandemia no sólo desubicó a nuestros ciudadanos de a pie, sino también desubicó a nuestros dirigentes. Yo parto de la buena voluntad de cada uno, más allá de su signo político, de querer solucionar los problemas realmente que la pandemia nos trajo. No podría marcar situaciones particulares de negatividad. Sí discusiones más fuertes o algunas lentitudes; pero todo en el marco de lo entendible.
-Participa del Consejo Económico, Productivo y Social, ¿Qué expectativas tiene en este nuevo espacio de trabajo?
-La expectativa es positiva, aún no tuve ninguna reunión formal. Hubo dos hasta ahora, a las que fue el delegado de la Pastoral Social, el obispo Fernando Mumare. Será un ámbito donde se pueda gestionar la pandemia y la postpandemia. Espero ser un interlocutor que represente al mundo creyente para poder hacer un aporte de este diálogo que tal vez el desafío más importante que tenga es llevar estas cuestiones a políticas públicas a nivel local que sirvan justamente para salir de esta dificultad.
-Desde algunos sectores se habla de la necesidad de cambiar la matriz productiva de la ciudad, ser más que una ciudad con turismo. ¿Cree que debe ser así?
-Eso no es solo un tema de Mar del Plata, sino de todo lo nacional. Favorecer todo lo que es productivo, creo que es un tema que tenemos como deuda desde hace muchas décadas. En Mar del Plata yo no diría que es una ciudad turística sino una ciudad con turismo. Yo fui párroco en Villa Gesell, donde es más una ciudad turística. El impacto de la temporada es mucho más alto que lo que es en Mar del Plata. Modificar la cuestión productiva hay que pensar políticas más a largo plazo. Con una buena circunvalación en Mar del Plata se permitiría que lleguen muchas industrias para que puedan trabajar los pobres. A veces hay que salir de la mirada de lo urgente o inmediato para darle lugar al largo plazo para que la matriz productiva sea discutida.
La dura experiencia familiar ante el Covid-19
- En este año de pandemia cursó la enfermedad y tuvo que padecer la pérdida de madre por Covid. ¿Cómo transitó este periodo a nivel personal?
-La pandemia me traspasó personalmente. Mi hermana es psicóloga y me decía que lo que veníamos viviendo varios meses, teniendo la enfermedad y acompañando a varias personas que sufrieron la muerte de seres queridos sin poder despedirse. Uno se aflojó por el rebrote de las fiestas, la realidad nos golpeó la puertas con la situación de gravedad de mi papá y mi mamá y con el fallecimiento de mi madre. Experimentar en carne propia nos da cierta autoridad más clara a la hora de entender y generar empatía con otras personas que han sufrido la pandemia.
-¿Se pudo vacunar?
-Me anoté el 8 de marzo sin ningún tipo de problemas. Me podría haber anotado como esencial o como docente, pero entendí que convenía darle prioridad a algún adulto mayor o alguien de riesgo. Prefiero esperar, tengo buena salud y generé anticuerpos, por lo menos hasta diciembre.
-Las Pascuas siempre son un motivo de encuentro, ¿Cuál es el mensaje para la población en un contexto tan difícil?
-Un mensaje de esperanza. Tomar de Dios la fuerza necesaria para continuar adelante. Y las personas no creyentes, abrir el corazón a la buena esperanza, aportando lo necesario para salir juntos de todo esto. El Papa Francisco ha insistido mucho en que estamos en la misma barca. La pandemia nos hermana, no hay diferencias. Al descubrirnos hermanos, hay que buscar juntos la salida entre todos.
Aborto: "No es nunca una solución"
-Recientemente se aprobó la interrupción voluntaria del embarazo. ¿Qué opina al respecto?
-Para mí y la Iglesia, antes que por una cuestión creyente, sino por una causa biológica, científica y filosófica, estoy convencido de que la eliminación del niño por nacer no es nunca una solución a las problemáticas reales que experimenta la mujer ante la violencia de género. Ratifico la posición de la Iglesia, de que bajo ningún concepto hay una aceptación de la ley del aborto. Esto es claro. No es matiz. Toca un derecho fundamental, como es el derecho a la vida, que siempre debe estar en primer lugar. De todos modos, la Iglesia abre los brazos a cualquier mujer que se practicado un aborto para acompañarla.
-¿Qué visión sobre algunas presentaciones que se hicieron ante la justicia para impedir la aplicación de la ley?
-La Iglesia no lo hizo. Las presentaciones debería estudiarlas con más detenimiento.