31 de diciembre de 1969
Nota de tapa
Las cosas que quedaron bajo tierra
La puja entre el campo y el Gobierno acaparó la atención mediática, y se vieron relegados ante la opinión pública temas de importancia.
Es una ley no escrita, pero siempre un gran tema tapa a otro, incluso cuando este último era “el gran tema un rato antes”.
En esa lógica donde entran en juego el periodismo y la opinión pública, en los últimos tres meses, in crescendo hasta las últimas horas, el conflicto entre el Gobierno y el sector agropecuario acaparó toda la atención.
Horas de televisión y de radio, centímetros y centímetros en diarios y revistas, consumió la pelea cuyo epicentro era la suba de las retenciones a la soja. Paralelamente sucedieron cosas, importantes, que si no merecieron un mayor espacio en los medios fue nada más que porque “el gran tema” se lo llevó casi todo.
Muchas de aquellas cuestiones relegadas -aunque tuvieron mínimo tratamiento- pueden resurgir con más fuerza en breve, otras quedarán archivadas, y otras recién comienzan a mostrarse con fuerza. En cada caso, sin el conflicto con el campo de por medio, hubieran merecido, como dice la presidenta Cristina, “títulos con letras de molde”.
el otro gran tema, La inseguridad
Lamentablemente, nunca pierde protagonismo. Pero en estos tres meses que el campo concentró la atención, la inseguridad pudo haber tenido muchos más títulos catástrofe de los que finalmente tuvo. Tanto en el ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la Nación, como en el ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, bien podrían mostrarse satisfechos de la menor repercusión alcanzada por algunos casos resonantes que, en otro contexto, hubieran llevado el principal título de portada.
Si la cuestión se circunscribe a la provincia de Buenos Aires, sin duda, los casos más resonantes tuvieron que ver con un par de secuestros y dos asesinatos a sangre fría en Pilar. Hubo otros casos. Bastó para instalar nuevamente una fuerte sensación de inseguridad que, con impresionante efecto dominó, se percibe hasta en lejanas poblaciones sin hechos graves a consignar.
Los secuestros con resolución favorable de Ariel Perretta y Cayetano De Pascale, más un intento de captura abortado por el propio damnificado al poder escapar de los raptores, alertaron sobre un resurgimiento de esta modalidad tan temida por la población. Sin dejar de estar en los medios, los casos no figuraron entre los principales títulos. Algo impensado hace algunos meses.
Los asesinatos en Pilar también merecieron atención mediática, y llevaron preocupación a la opinión pública, pero también coincidieron con el recrudecimiento de la puja entre el Estado y el sector agrario. El gobierno provincial reaccionó cambiando al jefe policial de la Departamental, y el intendente Humberto Zúccaro agradeció las acciones del gobernador Scioli y del ministro Carlos Stornelli. Los asesinatos en el Conurbano siguen siendo una moneda corriente, y la inseguridad resurgió ni bien se mostraron esbozos de que el conflicto con el campo se aplacaba. Los hechos últimos ga-nan centimetraje en los diarios, y medios que hasta ahora no criticaban a Stornelli, comienzan a hacerlo. En tanto, el ministro se muestra un poco más permeable en su relación con la prensa, y comienza a explicar. Habló en algunas radios y concedió una entrevista a la revista Gente. Allí pidió que la política deje “que la seguridad trabaje tranquila”, y también advirtió que “a veces es muy tentador comprar supuestas soluciones de mano dura, que no llevan a nada”. Atento a los problemas, Daniel Scioli reforzó en la reunión de gabinete el “compromiso de todo el gobierno para encolumnarse en el objetivo de reforzar la seguridad”.