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Argentina
29 de abril de 2021
NOTA DE GRAFICA

Un día cualquiera en el Hospital San Martín

La segunda ola atacó con todo. El nosocomio platense está al límite. Es un hervidero de personal sanitario y pacientes. Cómo funcionan la terapia intensiva y el resto de los servicios. La palabra de los protagonistas

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“Necesitamos que las medidas tengan efecto. Que bajen el número de contagios sistemáticamente. Es lo único que puede salvarnos del colapso sanitario. No estamos lejos de elegir a quién atender y a quién no”, afirma ante La Tecla la directora asociada del hospital San Martín, Ana Laura González, quien explica que, como dijo el gobernador Axel Kicillof, la segunda ola, más que ola ha sido un tsunami.

“Fueron dos o tres días que llenamos todo, llenamos la terapia general y la de COVID, las dos. En ese momento pusimos operativas camas de la guardia, que también se completaron, y lo propio sucedió con la unidad coronaria, donde la mitad son pacientes COVID y la otra mitad, cardíacos. Además, para los pacientes de cuidados intermedios que necesitan oxígeno habilitamos una sala del pabellón de cirugías (28 camas más). Esto sucedió en apenas diez días”, dice la funcionaria, con preocupación.

¿Cómo es un día en el hospital San Martín de La Plata? No muy distinto de los días que se viven en los cientos de centros de salud de la Provincia. Miles y miles de pacientes por semana. Y decenas y decenas de médicos, enfermeros, auxiliares, etcétera. Desazón, llanto, desesperación. La incertidumbre del positivo, la felicidad del negativo. La furia por una muerte, la alegría por un alta. Todo en cuatro manzanas.

Personal y sistema

No existe el paso cansino. Los profesionales de la salud, incluso los que no están estrictamente abocados a la pandemia, caminan rápido, con gesto adusto. Están exhaustos. “Así es mi día: salgo, hago un mandado, llevo las cosas a casa y vuelvo. Así, todos los días”, se queja, con media sonrisa, una joven médica que ni siquiera alcanzó a mencionar su especialidad.

Un día cualquiera en el Hospital San Martín
Foto: Franco Fatsuli


El sistema está al límite, el hospital San Martín está al límite, la terapia intensiva del hospital San Martín está al límite. Se trabaja mal. La situación es complicada en general. “Se dijo una y mil veces, pero es así: la gente no se cuida, se contagia, se complica y termina en la terapia intensiva”, comenta uno de los intensivistas tras el cambio de guardia.

De todos modos, a esta altura, no hay UTI (Unidad de Terapia Intensiva) que valga. Todo el hospital es una especie de gran sala de cuidados intensivos. Las catorce camas de UTI COVID están ocupadas hace varios días. También hay pacientes con el virus en la UTI general. Y lo propio ocurre en la sala de cuidados intermedios. Y en el área de coronarias y en la guardia. De más está decir que también está ocupado con enfermos de coronavirus el nuevo pabellón, creado tras la primera ola.

Gastón Quintans, quien, además de médico del expoliclínico, es secretario de la Agremiación Médica Platense, pinta un panorama poco alentador. “Hay en la sala pacientes con dificultad respiratoria a los que se les hace la asistencia sin respirador todo lo que se puede, y si se libera una cama en terapia se determinan prioridades acerca de quién tiene más chances de vivir o simplemente pueda sobrevivir al respirador, ya que no cualquiera puede estar conectado”, relata angustiado.

Y más se angustia cuando hace referencia al Comité de Etica, que ya está listo para entrar en acción. “En base a condiciones médicas, sociales y de pandemia, lo que se plantea es quiénes tienen prioridad de ingresar a un respirador o no. Si tenemos un abuelo de 80 años cuya perspectiva de vida no es muy alta y un hombre de 45 que es sano y no cuenta con ninguna patología de base, claramente se le va a otorgar al paciente joven”, grafica Quintans, crudamente.

Un día cualquiera en el Hospital San Martín

Cansancio, desazón, bronca. También, muerte. La familia del San Martín acaba de darle el último adiós a Telma Trejo, enfermera de la neonatología, de apenas 49 años. Sí, el maldito COVID. Aunque de licencia por ser diabética, el contagio y las complicaciones posteriores hicieron que quedara en el camino, que no pueda celebrar, tarde o temprano, el fin de la pandemia. No resistió. “Hasta siempre, ahora te vas a reunir a jugar con tu Juli y compartir charlas y risas con tu mamá, volá alto”, la despidieron con una carta los trabajadores y trabajadoras del nosocomio.

“Telma la peleó, la luchó, supo ser una guerrera de la primera línea. Hoy se fue una más de los 500 muertos a causa del COVID. Ella gozaba de la licencia por los factores de riesgos que venía atravesando, y así llegó a esta pandemia, como muchos otros. Ella no pudo llegar a la vacunación, contar con esa protección tan elemental que debe ser un derecho para todos”, completaron sus amigos en la emotiva misiva. Pasó hace unos días. Podría haber sido ayer, hoy o mañana. Puede. 


Un día cualquiera en el Hospital San Martín


Ana Laura González, Directora Asociada del Hospital San Martín
“La segunda ola vino muy de golpe, el Hospital ya estaba cargado”


-¿Cómo es un día en el Hospital San Martín?
-Hoy es un momento de trabajo extremo, estamos todos los días muy abocados a la gestión de camas. Hay cuestiones que aceitar todos permanentemente ya sea con los jefes de servicio como con el personal de planta. El objetivo es optimizar el hospital, cambiando camas de lugares o llevando insumos para completar camas que están libres o abriendo nuevas salas o convirtiendo salas de otros servicios para clínica Covid. Es una reorganización constante.
-¿Qué diferencias hay con lo que fue la primera ola?
-La diferencia más grande con la primera ola es que el año pasado la única patología que había era Covid. Con la primera cuarentena, la más estricta, la gente ni siquiera salía a la calle porque tenía miedo de contagiarse. Solo acudían al hospital patologías de urgencia. Cuando se libera la última fase, un poco antes diría, comenzamos a recibir otro tipo de patología que venían retrasadas. Por ejemplo, cirugías que habían sido reprogramadas. Esta ola vino muy de golpe. Cayeron todos los pacientes juntos. Tuvimos una seguidilla de 20, 25 ingresos por día y el hospital se nos ocupó de golpe, que como dije antes ya venía cargado. La verdad es que estamos trabajando muy finos con las camas.
-¿Se está en una situación de colapso o no se llega aún?
-No es colapso, estamos al límite, al 90, 95 por ciento. Trabajamos muy fuerte para evitarlo. Siempre que tengamos entre cinco y diez camas lo vamos manejando. Hoy por ejemplo pasamos tres pacientes de la terapia intensiva a clínica, y así vamos rotando.
-¿Cómo directora de uno de los hospitales más grandes de la Provincia, cómo vivís esta segunda ola?
-Lo vivo con teléfono abierto las 24 horas, y a disposición de los compañeros trabajadores. A veces me voy del hospital pero al rato estoy de vuelta. A parte de estar organizando, gestionando, estoy a disposición; así lo vivo. Ahora formamos grupos de comunicadores, que no seamos sólo médicos los encargados de dar malas noticias. Los pacientes están muy graves y lo cierto es que en los médicos hay una gran carga emocional. La idea es hacer equipos de informes y así entre todos afrontar este tipo de situaciones.


Emergencias
“Llegan cada vez más pacientes y más complicados”


Rubén Cárdenas se tomó diez minutos para dentro del mismo hospital darse la vacuna contra la gripe. Ya de vuelta para el sector de emergencias, que es de donde se desempeña, mantuvo este breve diálogo con La Tecla.
-¿Cómo es un día en el Hospital San Martín, específicamente en el sector de emergencias, que es donde trabajas vos?
-Complicado. Llegan cada vez más pacientes y más complicados. Comparado con el año pasado, se siente más el agobio. Además sabemos que el resto del hospital está lleno, la parte de clínica, terapia. Recibimos muchas personas con complicaciones respiratorias.
-¿Estás más horas que antes en el hospital o eso no cambia?
-Cumplimos el horario de siempre. La mayoría no solo trabajamos acá, sino que también atendemos en otros lugares. Y en esos otros lugares se ven las mismas complicaciones que acá. La situación no es para nada sencilla. Estamos llevando adelante una muy ardua tarea.
-¿Cómo están de insumos? ¿Están mejor que en la primera ola, cómo se señala de manera oficial?
-No. Estamos igual. No hay mucha diferencia.

Un día cualquiera en el Hospital San Martín

Un médico con bronca
Ni insumos, ni respaldo, ni respeto


-¿Cómo es un día en el Hospital San Martín?
-Terrible, está lleno de pacientes por todos lados. Todo saturado.
-¿Y en lo personal cómo lo vive?
- Mal. Mucha gente que se muere. Hay conocidos internados, gente cercana. Pero la mayoría parece no entenderlo. Se va todo el mundo a la playa. Fiesta.
-¿Qué le genera ver todo eso?
-Nos pone mal, obviamente.
-¿Se sienten respaldados por las autoridades?
-No, para nada.
-Ni por las autoridades del hospital ni por el Gobierno...
-No, por nadie. Entrá y fijate a los médicos y enfermeras que están hisopando. No están usando la vestimenta adecuada. No es hemorrepelente lo que están usando.
-¿Hay alguna diferencia con el año pasado?
-Ninguna. Es igual. No hubo ningún cambio.
-En el Gobierno dicen que ahora cuentan con los insumos correspondientes...
-No. Es mentira.
-¿Me dice su nombre para poner en la nota?
-No, prefiero que no. Acá son… (se va, sin completar la frase).


Marta Barrios, radióloga
“Soy jubilada, vengo a colaborar”


"En este momento vengo a colaborar, estoy fuera del hospital, soy jubilada. Soy radióloga. Estamos tranquilos. Se atiende a todos los pacientes que llegan. No hay faltantes. La gente colabora mucho, respeta; usa alcohol en gel. Siempre que podemos venimos a dar una mano, es necesario. Se trabaja sin inconvenientes. Por supuesto, la terapia intensiva es otra cosa, no puedo opinar", comentó a La Tecla la radióloga Marta Barrios.

Un día cualquiera en el Hospital San Martín


Gastón Quintans, médico del San Martín y secretario de la Agremiación Médica Platense “No se trabajó pensando en lo que iba a venir, no hubo un plan para la segunda ola”

-¿Cómo es la situación en el Hospital San Martín y en el resto de los nosocomios?
-La situación es muy preocupante, el ritmo de ocupación de camas es muy veloz y en el ámbito privado estamos prácticamente en el 100 por ciento y digo prácticamente porque hay rotación de camas, o sea pacientes que fallecen, algunos que salen de alta, pero siempre manejándonos con una o dos camas por un rato. Y en el público, todos los días que venimos al hospital, hay una dinámica diferente en lo que respecta a las camas, se tratan de adaptar algunas para poder atender pacientes con Covid, ya que no todas cuentan con oxígeno. Es impresionante como llegan pacientes
-¿Cómo están anímicamente? ¿Cómo tomaron eso de que el sistema de salud se ha relajado?
-La verdad es que lo tomamos de la peor manera. Los médicos tenemos muchos trabajos a la vez, por lo menos en La Plata. Estamos atendiendo Covid todo el día. Hace trece meses que no tenemos vacaciones. Nos dieron doce días de licencia que no todos pudieron tomar. Y después de todo eso viene la segunda ola, con un alto grado de improvisación. Entonces escuchar al presidente decir que el sistema de salud se relajó y por eso no hay camas, es realmente desmoralizante. Yo lo tomé como una defraudación moral por parte del estado.
-¿Se preparó el sistema para la segunda ola?
-Eso del relajamiento aplica a todo, a la sociedad en general, a las medidas. Por ejemplo, pasada la primera ola, no se adaptaron los hospitales pensando en lo que iba a venir. Si bien siempre se atendió Covid y se respetaron los protocolos de atención, nunca hubo un plan escrito y determinado por si explotaba la pandemia, como para saber dónde estaba casa cosa. No. Vamos viendo lo que tenemos, de la mejor manera posible, con la mejor predisposición, pero sin un programa previo.
-¿Cómo están las terapia intensivas? ¿Está al 100 por ciento como se dice o no es tan así?
-Sí. Totalmente ocupadas. Hoy si hay que trasladar un paciente a la terapia no tenemos posibilidades; a punto tal que en el Hospital San Martín adecuamos la Unidad Coronaria, estamos tratando de colocar respiradores en salas que tengan las conexiones necesarias para hacerlo. Ya no hay respiradores. No hay para todos.





 

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