La Tecla
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A su vez se cuestionaron: "¿Por qué tanta saña con las y los docentes? ¿Por qué las y los docentes deben exponer su salud y de la comunidad educativa a partir de la exigencia de un grupo minoritario de personas, que a partir de determinados intereses, politizan la pandemia?".
Por otra parte, remarcaron que "las y los docentes sostuvimos la escuela en 2020. Con escasos recursos tecnológicos (Los nuestros), pagando internet, luz, la reparación o cambio de dispositivos; sin experiencia en la virtualidad, nos reinventamos y SIEMPRE dimos clases. Las y los empleadores de gestión privada en poco y nada colaboraron. Pero sí exigieron; en 2020, las y los docentes sufrimos sobrecarga laboral, presiones de parte de propietarios de colegios, injustos e ilegales descuentos de salario, pagos de sueldo atrasado, despidos y maltratos. Además atendimos los cuidados del hogar".
De esa forma, los docentes privados coincidieron en que "fuimos claros: los protocolos en la presencialidad escolar mayoritariamente se cumplen, pero fuera de la escuela no. Y el colegio no es una isla, tampoco una burbuja. Siempre lo que pasa en la sociedad repercute en los establecimientos educativos. Las escuelas nunca estuvieron aisladas, son parte de la comunidad , reflejo y acción de lo que colectivamente ocurre en la sociedad".
Finalmente, consideraron que "para que una sociedad sea más justa e igualitaria, para que brinde iguales oportunidades a cada integrante, no basta con las «Escuelas abiertas» en pandemia, se necesitan políticas de inclusión social, de fomento y defensa del trabajo y de achicar la brecha entre esos pocos que mucho tienen y los millones que poco y nada les sobra".