Alberto y nuestros orígenes: el discurso del Presidente bajo la mirada de los analistas
Gustavo Córdoba, Julio Burdman y Analía del Franco analizaron las repercusiones de la polémica frase que enojó a brasileños y mexicanos. ¿Tiene costo político? La comunicación oficial, en análisis.
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La polémica suscitada por la frase del presidente Alberto Fernández, referida al origen de brasileños, mexicanos y argentinos, sigue generando repercusiones, dentro y fuera de nuestras fronteras.
“Escribió alguna vez Octavio Paz que los mexicanos salieron de los indios, los brasileros salieron de la selva, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos”, dijo el mandatario argentino,k parafraseando de manera errónea al escritor mexicano Octavio Paz, cuando es una frase utilizada en una canción por el músico argentino Litto Nebbia.
Acerca de las consecuencias a futuro de este tipo de “errores” recurrentes, el analista Gustavo Córdoba estimó que “no va a tener un impacto grave, al menos no más que lo que vivimos en estos días, al menos a largo plazo. Incluso a nivel internacional tuvo tanta repercusión, porque es un tema que merece un manto de olvido rápido”.
“Deja entrever que el problema de los gobiernos, y en esto hay que ser enfático, nunca es de comunicación, siempre es político. Estas cosas pasan por las falencias, o ausencia, de dispositivos de comunicación profesionales. O, dicho de otra manera, por una ausencia de profesionalización en la comunicación gubernamental”, añadió el reconocido consultor.
Córdoba profundizó su análisis señalando: “Cuando vos no tenés procedimientos rutinizados de comunicación, donde la improvisación se impone al trabajo planificado, donde esa improvisación en los contenidos es más importante que cualquier letra que vos puedas construir narrativamente con un equipo, no esperes resultados profesionales. La institución presidencial amerita un trabajo de mayor riqueza, creo que hay un punto en el que se confunde la importancia del cargo con la personalidad de quien lo ejerce. Ahí podríamos encontrar el porqué de esta continuidad de errores”.
“Recordemos que el expresidente (Mauricio) Macri fue mucho más pródigo que el actual en darnos narrativas de este tipo. Y si me preguntás en cuánto influyeron todos esos lapsus en el resultado electoral, yo te diría que nada, que fue la economía”, finalizó.
En tanto, Julio Burdman expresó que "el presidente Alberto Fernández tuvo una intervención tremendamente desafortunada en la circunstancia menos propicia. Se encontraba ante las cámaras de la televisión internacional, con el presidente español al lado, en medio de una gira internacional importante, y lanzó sin filtro ni mala intención unas definiciones grotescamente racistas. Como si fuera un humorista de telecomedia de hace 50 años, en pocas frases ofendió a las principales naciones latinoamericanas, a los pueblos originarios, a los afrodescendientes, repitió estereotipos etnocéntricos superados hace casi un siglo, y ni siquiera supo articular una buena disculpa posterior. Un verdadero papelón".
"Estas cosas pasan. Alberto Fernández no quiso ofender a nadie. Pero los presidentes son seres humanos, que viven extenuados y bajo presión constante, siempre expuestos al micrófono fácil. Un día antes, por ejemplo, su par mexicano Andrés López Obrador llamó “Presidente Kabala” a la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris. Los bloopers presidenciales son casi un género televisivo: ¿quién no recuerda a Carlos Menem hablando de los cohetes a la estratósfera que unirían Argentina y Corea en menos de una hora?", se preguntó.
El analista político evaluó que "estas cosas pasan, y luego devienen memes o material audiovisual de archivo para la diversión popular. Sin embargo, algunas de estas cosas resultan inofensivas para el presidente en apuros, y otras no tanto. López Obrador confundió nombre y cargo de la vicepresidenta de su frontera norte, pero venía de ganar las elecciones por amplio margen. Y Menem su blooper en 1996, cuando aún estaba fresco el recuerdo de su contundente reelección. Eran presidentes con sólidos vínculos con la opinión pública, que venían de renovar su liderazgo. A diferencia de lo que ocurre con Alberto Fernández, que está pasando por un momento de vulnerabilidad pública".
Y agregó: "El riesgo de los bloopers presidenciales, es que cristalicen momentos y se conviertan en símbolos de una idea es gestación. Que queden, y no sean olvidados. En plena segunda ola de COVID, la pandemia pega más fuerte de nunca, y la inflación también. En ambos números, estamos peor de lo que el presidente había asegurado a la sociedad. Por esa razón, más que nunca antes el presidente y su gestión están bajo la lupa social. Y en ese contexto, que se lo escuche diciendo cosas insensatas puede convertirse en el símbolo menos deseado. Cabe agregar, también, que las frases involuntarias del presidente podrían opacar sus políticas de gérero, diversidad y paridad: la autenticidad progresista de Alberto Fernández queda cuestionada".
Por su parte, Analía del Franco, analizó que “el Presidente tiene una manera muy espontánea, es muy afectuoso, y a veces esa espontaneidad tiene sus costos. A veces también habla demasiado coloquialmente, y no siempre es lo mejor para hablar de manera masiva. Fundamentalmente porque no toda la gente tiene los mismos códigos para hablar, no está siempre atenta a este tipo de cosas, que fue contundente y hasta graciosa”.
La analista añadió que “este tipo de cosas que dice no hay quien las crea, como las que dijo hace poco del personal de Salud. Generan risa, la oposición las agarra, pero nadie cree que piense eso porque en la esencia la gente siente que es una persona honesta y que no tiene malas intenciones. Por eso este tipo de cosas no le van a hacer mella, porque siempre ha hablado bien de Latinoamérica, de los latinoamericanos. No tiene que ver con la ideología, sino que se expresó mal”.
En cuanto a la posibilidad de que este tipo de errores minen su imagen, Del Franco sostuvo: “No, por supuesto que no va a pasar eso. Primero porque hay un 45% de la población que lo vota diga lo que diga o si se equivocó con Octavio Paz. Los sectores progresistas saben que él no piensa eso. Y el sector que está del otro lado de la grieta aprovechan, pero no lo va a afectar a pesar de los memes y estar en una situación graciosa”.