Desde Punta Indio, Hernán Y Zurieta: "Trabajo desde chico, terminé el secundario de noche porque trabajaba"
El partido que lidera Y Zurieta, sobre la Bahía de Samborombón, lo ha visto crecer, irse y volver para disfrutar de las cabalgatas y la paz. Entre recuerdos lindos y otros más difíciles de su niñez, Hernán relata cómo aún conserva el espíritu "hacedor" que le inculcó a él y a sus 8 hermanos su papá.
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Hernán Y Zurieta es el intendente de Punta Indio. Rodeado de estrellas y la paz de pueblo, el jefe comunal hizo un repaso por su niñez, los desafíos a los que se enfrentó de pequeño, sus hijos, sus 8 hermanos y mucho más.
-Tenés dos hijos, una nena y un nene ¿Cómo son? -Sí, Máximo tiene 13 años y Macarena 19 años. Macarena es bastante intensa, está en La Plata estudiando hace poquito, es un amor; en este proceso que tiene que ver con la intendencia acompaña y opina, a veces disfruta y muchas sufre; tenemos mucho diálogo, está madurando, se está independizando en este momento. Estudia psicología.
Estamos en la etapa en la que ella me enseña una cosa y nos corrige, a veces no nos ponemos de acuerdo pero es muy interesante, y hasta hay un choque cultural muy bueno porque tiene otra cabeza con 19 años. Si bien nosotros no somos muy grandes, se nota que es de una nueva época, nos vamos aggiornando.
Máximo es bastante más tranquilo, tiene otro ritmo. Es recontra cariñoso, le encanta el deporte, está empezando a salir con sus amigos, es muy cariñoso con la familia. Miramos fútbol juntos, me acompaña al campo, viaja conmigo, es muy compañero.
-¿Por qué sentís que a veces es dificultoso para ellos tu rol como intendente? -Hay momentos que son de mucha alegría, ahora estamos pasando un momento en el que logramos un objetivo que no lo lo logró nadie, entonces ellos (hijos) comparten ese momento con nosotros, charlamos; y también hay momentos difíciles, cuando suceden cosas que tenés que escuchar y no enojarte con comentarios que te parecen injustos.
Es un proceso y es un proyecto que tiene que ser familiar, que tienen que acompañar todos, y al menos en mi caso, es necesario encontrar el límite para no llevar todo en el momento de la cena o el almuerzo, eso lo podemos hacer bien, pero cuando sos chiquito casi no te enterás de nada de lo que dicen, y hoy a través de las redes sociales, que uno se informa y está al tanto de la actualidad, a veces te indigna, pero todos entienden el proceso y saben que estamos en ese lugar, no nos podemos enojar, siempre hay que encontrar la manera de que los demás comprendan y cuando nos equivocamos, reconocer los errores y corregirlos.
Es un aprendizaje que cuando uno está más grande, podés entenderlo mejor. Macarena prácticamente vivió toda su vida mientras yo era funcionario. Yo fui primero delegado municipal, electo en el 99´, después fui reelecto, después concejal, tres veces intendente; entonces prácticamente toda su vida Macarena la transitó con una persona con exposición. Cuando sos chiquito no lo percibís, ahora con las redes sociales, por supuesto que eso en algún punto hay que saberlo y charlarlo para que no haga daño.
-¿Tienen un campo al que van seguido? -Sí, es de mi papá, en Santiago del Estero. Cada tanto vamos con Maxi y con la familia, pero siempre condicionado por el trabajo. Es una descarga, nos gusta. Es una zona bastante dura, pero es un campo que mi papá tiene hace cuarenta años y tenemos algo de hacienda, chiquito para lo que es esa zona. Mi papá es santiagueño entonces tenemos cariño con Santiago del Estero a pesar del calor, las incomodidad, que no hay luz, a pesar de un montón de cosas. Vinimos de eso, somos una familia de muchos hermanos, somos 9, y siempre hemos ido ahí desde chiquitos, y seguimos yendo ahora.
-¿Cómo recordás tu infancia? -Siempre lo charlamos, lo disfrutamos, porque somos 9 hermanos (Lucas, Martín, después sigo yo, Esteban, Gisella, Leonardo, Roberto, Javier y Judith). Seguimos estando juntos, ahora por la pandemia es más complicado encontrarnos, pero sino nos encontramos siempre con mis viejos, que ahora están en Lomas. Somos una familia muy numerosa y muy unida, no sucede nada que entre los hermanos no estemos atentos, no hay alguien que tenga un problema y que no estemos todos viendo cómo resolverlo.
Es una familia ruidosa, todos opinan, dicen. Son 7 varones y 2 mujeres, y pasamos por momentos económicos difíciles. Mi papá era encargado de un automóvil club en Punta Indio, en otro momento tuvo otro trabajo, pero siempre fue una familia que tuvo que compartir todo: la ropa, poner un límite cuando estás comiendo, trabajar desde que teníamos 13 años para comprarnos algo distinto a lo que nuestros papás nos podían comprar.
Todo eso en el medio de una familia de la cual lo único que tengo es agradecimiento, porque seguramente nos faltaban recursos pero tenemos una mamá recontra presente y un papá que nunca paró de trabajar, y lograron con eso una familia muy unida y solidaria, que es una de las claves, y eso uno lo replica en la casa, es una familia que emociona, a mí me emociona.
-¿Te ha tocado ir a trabajar de muy chico o es algo que vivieron tus hermanos? -Sí, de muy chiquito, de hecho terminé el secundario de noche porque trabajaba. Desde que tenía 12 años, podaba una planta, lavaba el auto de algún familiar, y ya a los 14 o 15 años trabajaba en una fábrica de transformadores, toda la vida de trabajo en distintos lugares, pero en el primero más estable no llegaba a tener 15 años.
En la fábrica trabajaba como encargado del sector de balastro. Además, en mi familia también se predicó eso. Mi papá tiene una capacidad y sentido común increíble para resolver, entonces con él nos hicimos electricistas, carpinteros, herreros, sabemos de albañilería. Cualquiera de esas herramientas, en algún momento de toda mi vida las utilicé y de hecho a veces sigo haciendo cosas.
Todos (hermanos) hicimos esas cosas con mi papá, porque cuando fuimos madurando y quizá no había otros trabajos para hacer, lo hacíamos con mi papá. Los 7 varones saben hacer todo eso, muchos de ellos todavía lo siguen haciendo, algunos tienen otros rubros, pero es infaltable que sepan soldar un fierro, hacer una reja, armar un mueble, hacer una instalación eléctrica; son todas esas cosas que además tienen un valor muy importante, uno lo lleva para siempre y lo puede transmitir.
-¿Intentás transmitirle eso a tus hijos? -Sí, porque en realidad me es innato. Algo que se rompe, yo intento arreglarlo y en casa sigo teniendo las mismas herramientas, porque cuando fui electo intendente hacía instalaciones eléctricas en el pueblo, y tengo todas las herramientas, si tengo que volver a hacer instalaciones eléctricas las haré, me gusta, lo mismo con la herrería. Te da tranquilidad saber que uno tiene la capacidad de poder volver a hacer eso que no querés dejar de costado ni de casualidad, son parte de los conocimientos que aprendí, yo no soy profesional y sin embargo eso me ayudó a vivir y a seguir avanzando toda mi vida.
A veces con Máximo, cada vez que hago algo le pido que me traiga las herramientas, la máquina de agujerear, trato de transmitirle todo eso, me gusta y lo hacemos.
- Y te saca del apuro en tu casa
Sí, muchas veces es importante saberlo porque a veces tampoco la plata te lo resuelve. Entender un poco de mecánica, que es lo que hacemos con mis hermanos. Somos una comunidad. Después hay un poco de todo, una de mis hermanas es Trabajadora Social y otra Abogada, son las que más se han dedicado a los estudios, los demás somos todos hacedores y no profesionales. Es muy interesante, porque te defiende en el día a día, no es lo mismo que se corte la luz y que alguien venga a decirte qué fue lo que pasó, a saber que no es la térmica, no es el disyuntor. Los conocimientos no ocupan lugar, hay algunos que tienen la oportunidad de que se los transmitan y otros no.
- En todo este recorrido, ¿en qué momento llegó la política a tu vida?
La verdad es que en mi casa no se hablaba de política. Cuando mi papá trabajaba en el automóvil club no la pasamos tan mal, después en un momento en la ruta 11, en donde estábamos, dejó de circular gente porque se hizo la ruta 36 y mi papá tuvo que pasar a trabajar para el automóvil club pero en Buenos Aires, y ahí nos mudamos a Lomas de Zamora, vivimos muchos años ahí.
Hubo una época muy difícil, y más adelante cuando yo ya estaba en Buenos Aires y estaba más organizado, tenía una empresa de electricidad y tenía un pequeño comercio, siempre estaba esperando a los viernes para volverme a Punta Indio, porque me gustaban los caballos, tenía amigos y me iba para allá, hacía windsurf, me gusta el río. A los 23 años pensé "No puedo estar todos los viernes esperando para irme a Punta Indio -teníamos una casa ahí- , y el lunes o domingo volver otra vez". Así que me decidí solo, les dije a mis viejos que me iba a vivir a Punta Indio y que me iba a poner una forrajería, y me cargué una camioneta con bolsas de alimentos para animales, de lo que había averiguado, y me fui a vivir solo a Punta Indio. Lo hice con esa idea de andar a caballo, estar en el centro tradicionalista, ir a un lugar tranquilo, donde había nacido.
El momento donde empecé a participar en política fue sin querer hasta muchos años después. Participé en un centro tradicionalista y estaba sentado en una mesa, empecé a charlar y opinar, y de proponer cosas. Esa institución era muy solidaria y me hizo crecer muchísimo, por supuesto que hice un aporte en esa institución, pero evidentemente también lo que pude aprender con mucha gente de campo, con corazón también, me hizo empezar a tener un peso en ese pueblito de Punta Indio. Un día hubo que hacer elecciones y la verdad es que yo no tenía ni idea, varios me dijeron "Tenés que ser vos, te podés presentar para delegado", no hacía falta estar en ningún espacio ni partido político, e hice una boleta que era el número 9 por mis 9 hermanos, y en el 99 gané la delegación.
Pusimos en marcha lo que veníamos haciendo en la institución, ya con una herramienta un poco más importante porque en la delegación había personal que manejar y herramientas. Hicimos un balneario, pusimos sombrillas, y a eso que naturalmente ya es lindo le dimos un poquito más, impactó a la vista muy fuerte porque habíamos puesto todas sombrillas de paja, que habíamos hecho ahí. Así empecé a tener un poco de peso, en esa pequeña comunidad que es muy chiquitita, de menos de mil habitantes, y ya las acciones que iba tomando se veían desde Verónica, que es la cabecera del distrito, y así fuimos durante este primer mandato, y después hubo una reelección, donde justo nos inundamos y la habíamos pasado mal. Yo pensaba que no iban a elegirnos, porque si bien habíamos trabajado muchísimo, cuando hay una inundación todo lo que hacés no alcanza, y sin embargo la gente me volvió a elegir como delegado en 2003.
En ese año ya había cambiado el intendente, porque en las elecciones para delegado habían propuesto a Bianchi, que era intendente peronista, y en el 2003 cuando soy reelecto, gana el intendente radical, y me fui posicionando en la vereda de enfrente naturalmente, por muchas cuestiones que iban pasando. Ahí ya empecé a ser más observado, empezaron a verme como una posible amenaza, y me hicieron un poquito complicados dos años del segundo mandato.
Un día me vinieron a ver y me dijeron que podía estar, que se estaba el Frente para la Victoria, así que en el 2005 encabecé la lista para el Frente para la Victoria. Para el medio del campo, que aparezca un candidato era raro, porque había una línea política que estaba hacía años en el pueblo, y yo no dejaba de ser una persona muy joven, pero ya tenía un conocimiento por las cosas que habían pasado.
En el 2005, ganamos la legislativa de intendente, yo como concejal, y ya ahí empezó un proceso en el que fui militando, todavía no me veía con la idea de la intendencia pero fue escalando, usando distintas herramientas para ir haciendo lo que quería hacer en el pueblo, y ya como concejal empezaba a entender mucho más y a posicionarme fuertemente en algunos lugares, a discutir y también se empiezan a generar enemigos. En el 2007, también junto al espacio del Frente para la Victoria, armamos la lista, perdimos por muy poquitos votos contra el intendente y ya en el 2011 pude ganar la primera intendencia.
Fui a estar tranquilo a Punta Indio, a andar a caballo, y terminé como intendente.
MATRIMONIO Y ALGO MAS
- ¿Cómo conociste a tu mujer? -Nos conocimos en Punta Indio, cuando me fui a vivir ahí y tenía en ese momento una forrajería. Ella apareció con una tía, fueron a comprar algo, y fue inocultable lo me miró, me hacía poner un poco colorado (risas). Según ella, yo andaba en tabla a propósito, para seducirla, y yo le decía que fue por casualidad. Ella tiene una casa de fin de semana acá y nos vimos un verano, pero sólo eso, y al año siguiente todos los días se le terminaba el alpiste para no se qué, y al otro día el detergente, y volvía todos los días al negocio hasta que un día empezamos a salir. Es de Quilmes y tiene casa en Punta Indio, nos conocimos ahí.
- Y después se mudó a Punta Indio con vos -Claro, nos casamos y nos mudamos. Vivimos en Punta Indio, contra la costa del río unos años, y ahora estamos viviendo en Verónica.
-Hace muchos años, en Verónica se veían muchísimo las estrellas, ¿Cómo está hoy? -Verónica ha crecido mucho, hemos hecho mucho también. El partido es un desprendimiento de Magdalena desde el año ´94, y la cabecera de ese distrito quedó del lado de Magdalena, costó un tiempo que Verónica tenga el aspecto de esa ciudad cabecera de un distrito, hemos modificado muchísimo la plaza, armamos la avenida con un boulevard, un anfiteatro que está en la zona del tren, con una laguna. Hemos recuperado muchos espacios públicos, llevamos proyectos muy interesantes, por ejemplo en el caso de Pipinas, con el Tronador, un lanzador de satélites, con eso tuvimos un momento muy lindo, después se generó una desinversión muy grande en la época de Macri.
Ese cielo que recordás se ve mucho y llama muchísimo la atención en Punta del Indio. Ese encuentro del Parque costero del sur con el río, sigue siendo impactante. El otro día Agustín Simone, el ministro de Infraestructura, me explicaba porqué viene mucha gente a hacer observaciones a Punta Indio, algo que a mí siempre me llamaba mucho la atención, y es porque no hay contaminación lumínica. En un mapa que ellos miran, no se ve la contaminación que sí se ve en ciudades como La Plata, por ejemplo. La parte de Punta del Indio, fundamentalmente la parte contra el río y la Ruta 11, hay una oscuridad tremenda. En una noche que estás ahí, sentís que el cielo se hace inmenso, por eso van a observar a ese lugar.
-¿Qué otras cosas además de andar a caballo te gusta hacer en Punta Indio? -Como actividades, hago un poco lo que puedo. Cuando está habilitado el fútbol, juego los sábados en un campeonato que hay; cuando hay viento y se dan las condiciones hay windsurf, que también lo hago con mi hijo Máximo; y cuando no se puede jugar al fútbol ni se puede hacer windsurf porque no hay viento, juego un rato al tenis, o salgo a andar en bicicleta, hago actividades, siempre algún deporte cuando llego a casa.
Igual, hay algo que sostuve desde el día uno: ceno en casa el 99% de las noches, no invento reuniones porque en el equipo hay gente joven con familia, con chicos, intentamos no enloquecer y no complicar la familia. Siempre les digo que lo que no resolvimos hasta las 5, 6 de la tarda, no se justifica para después hacer reuniones donde ya no se pueden resolver, que a veces hay que esperar un día. Hay que ponerle todo, todo el tiempo, pero no hay que descuidar a la familia porque parte de lo que nosotros tenemos que hacer es proteger y cuidar a la familia, y estando en estos lugares y manejándose mal uno termina destruyendo a la propia, yo no lo quiero hacer con la mía ni que a los demás les suceda. Si hay una necesidad, cuando tenemos momentos muy difíciles, a veces estamos una semana sin volver a casa, pero tiene que haber un motivo, no una rosca política o un capricho del intendente.
No es sano, uno tiene que encontrar los momentos para resolver las cosas. Después, por supuesto que los teléfonos nunca se pueden apagar, siempre estamos en línea porque si estamos cenando y hay un incendio tenemos que ver qué paso, si la familia está adentro, si salieron, si se les prendió fuego la casa o fue una pavada. Nunca terminás de relajarte, pero he visto también como a veces hay dirigentes que están todos los días con algo, en mi caso no, y la verdad es que cuando hicimos toda la tarea del día, si podemos tenemos que volver a casa, y si hay que volver a salir lo hacemos, pero me parece que es lo que a uno le da un sustento y se mantiene un eje, porque sino andamos dando vueltas todo el día, esas cosas te hacen perder la claridad.
- ¿Tenés amigos funcionarios o intendentes?
Hay algo que hablo constantemente con el grupo de trabajo: conocí muchísima gente y siempre digo que lo más importante es no cambiar los amigos. Uno puede ir sumando gente recontra linda con la que uno va compartiendo cosas, y seguramente vas sumando amigos, con quienes compartís más que un momento político, seguramente con toda la generación de Axel (Kicillof) nos puede llegar a pasar porque generacionalmente somos iguales, hay cosas que nos vinculan, pero yo conservo desde siempre los mismos amigos del Centro Tradicionalista de Punta Indio que me dio entrada a ser parte de la primera comisión, con esos chicos juego al fútbol y ceno, y lo refuerzo siempre con el gabinete.
Siempre le digo a la gente del gabinete que nosotros podemos encontrarnos cada tanto, hacer una comida, pero no debemos porqué hacerlo porque estemos en la Municipalidad, y creer que esos son nuestros amigos, porque sino después nos encontramos, cenamos entre nosotros y empezamos a tener una mirada muy parecida, y cuando alguien nos dice algo que no nos gusta, los equivocados son los de afuera. Considero que en todos estos años por supuesto que he ganado amigos, pero uno vuelve a la fuente, yo tengo claro con quienes compartir.
En el gabinete, cada uno siempre cena los fines de semana con su familia o con su grupo que tiene desde antes de asumir, y eso es recontra importante, porque también nos hace ser mucho más reales a la hora de administrar, si nos juntamos entre nosotros nos defendemos, y empezamos a creer que tenemos la verdad. En cambio, si te sentás con tu grupo de amigos te dicen "Hernán, el otro día me pasó esto" y lo podés tomar, explicar, pero no perdés nunca el foco para poder administrar lo mejor posible la Municipalidad.