La Tecla dialogó con Federico Storani, histórico militante radical y exministro del Interior del Gobierno de la Alianza,
sobre la crisis política que atraviesa el Frente de Todos
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A través de una entrevista, Federico Storani dio su visión sobre el escenario actual. -¿Qué análisis hace de la situación política en medio de la crisis interna del Gobierno? -Primero hay que decir que todo esto sale a la superficie con motivo de una derrota electoral nacional muy amplia y homogénea. Con amplia me refiero a que estuvo diseminada en todo el territorio. Incluso en algunos lugares impensados, donde históricamente tenía mayoría el justicialismo. Homogénea porque se dio tanto en los centros urbanos más poblados como también en los lugares de actividad rural. Por lo tanto fue, en los términos que el propio presidente de la Nación lo planteó, un plebiscito. Y ese plebiscito salió rotundamente en contra. La primera lectura que hay que hacer es que si él plebiscitó su gestión, tuvo un rotundo desacuerdo. Es decir, un uno. Ahora, una cosa es esto, que, en definitiva, son Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias para ordenar cómo se componen las listas, pero no es la elección definitiva. Sin dudas puede producir una crisis política. El problema es cuando esa situación, por los propios problemas que tiene la coalición de gobierno, se traslada y se convierte en una de alcance institucional. Esto ya es mucho más grave y peligroso. Me parece que eso es lo que ha ocurrido en las horas posteriores a la elección. Esa crisis que es política y normal en cualquier país del mundo cuando se produce una derrota, incluso se producen cambios para refrescar caras, se ha convertido en una crisis institucional. Con la carta de Cristina Kirchner, eso queda muy en la superficie, de manera pública, y se nota que en realidad esa coalición era puramente electoral, pero no con políticas de fondo acordadas. Se están cuestionando temas de políticas económicas y sociales que son prioridad en la decisión por parte del presidente de la Nación y que no pueden están cuestionándose.
-¿Cómo impacta esto en la población y en el electorado que confió en el Frente de Todos? -Esto está impactando mal. He visto ya por parte de ellos, todos tenemos conocidos y lugares comunes, un impacto muy negativo. En algunos casos hay bajadas de brazos, en otros, una polarización cada vez más fuerte hacia dentro mismo de la coalición de gobierno. Esto tuvo inicialmente tres patas. La estrategia del Gobierno anterior era “arización o muerte”, yo estaba totalmente en contra, y me refiero a Cambiemos, y que en su momento Cristina Fernández de Kirchner se corrió de esa polarización, pero consolidó el núcleo duro. Llamó a Alberto Fernández para ser candidato a Presidente, eso le permitió perforar el techo hacia los gobernadores no kirchneristas, sumar a Sergio Massa e hizo una coalición electoral ganadora. Pero lo que quedó pendiente, en estos momentos es más evidente que nunca, son las coincidencias políticas de fondo. Ahora salen a la superficie con virulencia y ponen en riesgo la cuestión institucional. Entonces produce desazón. Luego de la carta de Cristina Fernández, muchos ya no lo sienten como su Gobierno y Alberto Fernández queda más debilitado para el futuro.
-¿Esta situación arrastra costos políticos a Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires? -El epicentro es el Gobierno nacional, pero no hay duda de que esto se va a irradiar a todos los lugares. La composición de un Gobierno de coalición es bastante compartimentada, también. Eso lo hemos podido observar a través de algunos voceros que dieron sus opiniones y que marcan una tendencia. Desde mi punto de vista, habida cuenta de que el daño ya está hecho, lo que deberían hacer es tratar de achicarlo. Eso es que el Presidente trate de reimponer su autoridad. Voy a dar un ejemplo muy típico: si su ministro del Interior, que físicamente está en el mismo lugar, la Casa Rosada, comunicó su renuncia a los periodistas antes que al Presidente, la verdad que ya no puede gozar de su confianza. Es una cuestión casi elemental. A mí me ha tocado estar en ese lugar, y solamente hay que subir un piso para hablar con el Presidente. Está claro que algunos principios de ratificación de autoridad tiene que hacer el presidente de la Nación para poder continuar. Eso es casi de manual.
El rol de Juntos “La oposición ha obtenido una victoria enorme”
-¿Qué caracteriza sobre el rol que adoptó la oposición tras las elecciones PASO y en medio de la crisis política del oficialismo? -La oposición, obviamente, ha tenido una victoria enorme, pero también es heterogéna. A esto no lo digo ahora, también Cambiemos fue coalición electoral y no una de gobierno, porque no existió un ámbito de debate de políticas públicas esenciales. Hubo un predominio inicialmente muy claro del PRO con cierto dejo de soberbia cuando el propio Mauricio Macri hablaba de tener el mejor equipo económico de los últimos 50 años. Hubo una implementación de políticas que nosotros no acordábamos. Las mismas fueron, francamente, conservadoras y con poca sensibilidad social. Eso no está en el ADN de un partido histórico como el radicalismo, que tiene una identificación más cercana a un pensamiento socialdemócrata. Ahora estamos tratando de recomponer al radicalismo. Se trata de un proceso. Algunos se sorprendieron de la buena elección hecha por el radicalismo, pero, en realidad, dicho proceso inició hace mucho tiempo. En marzo de este año, en plena pandemia de coronavirus, en la provincia de Buenos Aires, en la elección interna de autoridades del partido votaron casi 120.000 personas. Había cola para votar. En la anterior solo habían votado 40.000 afiliados. Eso habla de un partido que intenta fortalecerse y ser protagonista. Muchos están tomando el planteo que en su momento yo expresaba y ahora dicen que hay que dejar de ser furgón de cola y que no hay que ser sumisos ni sometidos. Sin llegar a hacer ningún planteo rupturista, el radicalismo debe tener un protagonismo mucho mayor en la coalición que en la práctica es de dos patas: el PRO y el radicalismo. En cuanto a las otras fuerzas, nadie quiere expulsarlas ni nada por el estilo, pero son de menor gravitación tanto en lo territorial como en lo que expresan en el ámbito de las elecciones.
La Provincia y la situación del país
-¿Qué futuro augura para la provincia de Buenos Aires? -La provincia de Buenos Aires sigue un poco la suerte de la situación nacional. Está unida. Sabemos que muchas veces hay aportes económicos nacionales que son fundamentales. Por lo tanto creo que va a ser afectada por esta crisis. Es una pena. Si hay alguien que no tocaría es al ministro Economía. Hay algunos signos de cierta reactivación en la economía, levemente se está bajando la inflación, pero, sobre todo, porque tiene una negociación pendiente con el FMI.
Termómetro electoral “Había un altísimo nivel de descontento con el Gobierno
-¿Esperaba el resultado que obtuvo Juntos y, especialmente, del radicalismo en las PASO en la provincia de Buenos Aires? -Esperaba una buena performance. Para mí fue un proceso que venía dándose. Yo milito en La Plata. En la interna de marzo había colas para votar; fue con poco glamour y, sin embargo, vi que había una revitalización. Nosotros hicimos una campaña muy intensa y vimos que estaba para recoger esos frutos. Manes fue un buen emergente, un buen candidato, pero el proceso fue que el partido estaba recompuesto. En mis recorridas muy intensas que he hecho por la Provincia advertía que había un altísimo nivel de descontento con el Gobierno. Eso se expresó en algunos bastiones históricos, como en la Tercera sección. Si bien volvieron a ganar, lo hicieron por una cantidad muchísimo más exigua. Sabía que por el interior había diferencia en favor de Cambiemos, por el buen desempeño del radicalismo. Entonces, el resultado estaba garantizado. -¿El radicalismo está en mejores condiciones de posicionarse en Juntos? -El PRO, por supuesto que va a tratar de preservar cierto planteo hegemónico hacia adentro. Está en nosotros, porque tampoco solo es responsabilidad de ellos. Mi crítica hacia adentro del partido fue que hubo mucho consentimiento de esa actitud por parte de las autoridades partidarias. Tanto en su momento del comité de Provincia presidido por Salvador como actualmente, porque tomaron el discurso pero no lo llevan adelante. Todas estas cosas se verifican con la aparición de nuevos liderazgos, y está en nosotros hacer que eso valga; sin llegar a un planteo rupturista pero con mayor protagonismo.
A 20 años del “argentinazo” La crisis política actual y el recuerdo de lo acontecido en el 2001
-La crisis política actual fue comparada con la que generó la renuncia de Carlos “Chacho” Alvarez en el 2000. ¿Qué análisis hace? -Es un contexto histórico, político y de circunstancias muy diferentes. Aquella era una coalición de dos fuerzas, y en este caso están todos dentro del peronismo. Además, el desencadenante no fue una derrota electoral, como se produjo ahora, sino que fue aquel famoso anónimo que llegó al Congreso y puso un manto de dudas sobre episodios de corrupción que se habían generado. Me da la sensación de que la envergadura que tenía estructuralmente el Frepaso no es equivalente a lo que hoy tiene el kirchnerismo. -Se van a cumplir 20 años del “Argentinazo”. ¿Qué balance hace? -El Gobierno de la Alianza fue una enorme frustración. Fernando de la Rúa, en ese momento también fue un emergente que venía de hacer una muy buena gestión en la Ciudad de Buenos Aires; sin embargo, cuando llegó al Gobierno no estuvo dispuesto a producir algunos cambios que se tenían que hacer. Eso lo llevó a un atolladero. Se tuvo que desprender de figuras importantes y caer en manos de un megalómano, como lo es Cavallo.