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13 de octubre de 2021
SOCIEDAD Y POLITICA

La inseguridad y su cara más terrible en medio de un enrarecido clima en torno al ministerio

Tres asesinatos de alto impacto mediático exponen dramáticamente las falencias en seguridad, una deuda que a la política se le agrava día a día. Críticas al ministro Berni por su alta exposición y un sinnúmero de rumores alimentados por las peleas internas del Frente de Todos. ¿Hasta cuándo se queda el ministro?

La inseguridad y su cara más terrible en medio de un enrarecido clima en torno al ministerio
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La imagen es dantesca. Una madre llega al lugar donde su hijo de 17 años yace muerto por pretender ir a la escuela en bicicleta y con un celular, elementos altamente apetecibles para una delincuencia descontrolada y en permanente ascenso (hace muchos años que la inseguridad viene en permanente ascenso). La escena indigna, subleva. Y es la última noticia de una serie de tres crímenes de alto impacto mediático ocurridos en el Conurbano entre las 18 del martes y las 7.50 del miércoles: los otros dos asesinados son un policía de 41 años y un comerciante de 32.

Indigna, subleva. Y esos sentimientos afloran crudos en cataratas de frases convulsas en las redes sociales cuando el ministro de Seguridad, Sergio Berni, da las explicaciones a la prensa. La oposición hace su juego también. El funcionario es tendencia en Twitter rápidamente. Tampoco está solo a la hora en que la opinión pública necesita encontrar culpables para tratar de explicar lo inexplicable: un chico de 17 años, indefenso, apuñalado hasta desangrase por un mísero celular. También hay cañones apuntados al ministro de Seguridad nacional, Aníbal Fernández.
 


No hay otro tema en la tele, excepto para la señal de cable de noticias oficialista. Los grupos mediáticos también hacen su juego político. Estos crímenes tienen más impactos que otros, pero a diario el Conurbano tiene historias negras que contar que no siempre salen a la luz. “Esto está detonado, la inseguridad es incontrolable”, dice el vocero de un intendente oficialista centrándose en el hecho que mira de reojo por el televisor y haciendo caso omiso de la pregunta puntual del periodista sobre un tema de campaña.

Quizá su comentario deba asociarse a otra realidad en torno al ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires. Sergio Berni es por estas horas el centro de una disputa política interna que se traduce en operaciones, especulaciones y peleas concretas cuyo final es por ahora un misterio.

Como es harto sabido, Berni y el nuevo Jefe de Gabinete bonaerense, Martín Insaurralde, son antagónicos en casi todo, y fundamentalmente lo son en la malograda intención de acercarlos que algunos pretenden para que la interna provincial no explote de la peor manera. Parece imposible la convivencia de ambos en el mismo equipo, más allá de las forzadas fotos en actividades conjuntas. 

En ese marco, cada vez se habla más de la posible salida del médico militar del ministerio. Pero es Axel Kicillof quien sostiene a capa y espada a Berni, en una disputa interna que excede al ministro y que tiene como protagonistas al Gobernador y a Máximo Kirchner. El diputado nacional, aliado de Insaurralde, y cada vez más distanciado del mandatario bonaerense, también tuvo su pelea con el responsable de la seguridad provincial. Fue, en un muy subido tono, la noche del domingo de la derrota, cuando Berni le reprochó a Máximo haberse equivocado al bajar listas para las PASO (como en su caso) y el hijo de la vicepresidenta lo mandó a “hacer bien lo que tenés que hacer”.

Para Berni la única que lo puede sacar del ministerio es quien le pidió que estuviera allí. El escudo de Cristina es también el que tiene Kicillof para sostener a su cuestionado ministro. Si ella no lo pide el ministro no se irá, aún cuando las críticas externas parecen caricias al lado de los cuestionamientos internos que emanan desde un sector de la alianza gobernante. Y en el terreno de la pelea es donde Berni se siente muy a gusto. “Lo pincharon en off y ahora se tienen que bancar que la pudra en on”, le dijo a La Tecla una fuente alineada con el ministro. 

Desde los intendentes oficialistas es cada vez mayor la presión para que haya un cambio en la conducción de la Seguridad, y es por ello que Berni culpa a Insaurralde y su grupo de fogonear las versiones que aparecieron en las últimas horas, que van desde diferentes nombres para su reemplazo hasta una supuesta rebelión policial que se produciría este viernes en reclamo de mejores salarios, parecida a la de septiembre del año pasado.

Un amotinamiento de la fuerza podría ser el último mojón en la estadía de Berni al frente de la cartera más caliente de la Provincia. Mientras tanto se habla de posibles reemplazos que nadie certifica ni ratifica. El exministro e intendente de Ezeiza, Alejandro Granados, es un nombre que circula desde hace varios días, pero el legendario barón del peronismo no estaría muy entusiasmado con regresar a esa silla. De hecho, en el municipio es más el tiempo que deja a su hijo Gastón a cargo que el que permanece como intendente. Por caso, por cuestiones de salud se aisló durante toda la pandemia, pidió licencia y la comuna la condujo el primogénito. Gastón Granados también es uno de los nombres que se escuchan para la cartera de seguridad.

Hay algunos que empujan la posibilidad de Mariano Cascallares, pero el intendente de Almirante Brown y primer candidato a diputado provincial de la Tercera no quisiera recalar en Seguridad por varios motivos. El primero y fundamental es que tomar ese ministerio pone en serio riesgo la carrera política de cualquiera y Cascallares tiene edad para recorrer un largo camino todavía. Tampoco quiere quedar tan desvinculado del municipio donde, por circunstancias políticas, pero no por deseo, deberá dejarlo en manos del camporista José Lepere. El traspaso será sí o sí cuando Cacallares asuma como legislador, pero una cosa es estar en la Cámara de Diputados y otra en el ministerio de Seguridad. Los tiempos son otros y la posibilidad de monitorear lo que pasa en el distrito también.

La convivencia entre Cascallares y Lepere es forzada, pero no hay ningún pacto a futuro para que el hombre de La Cámpora sea su sucesor en 2013. De hecho, el intendente de Brown es de los que más reclama una revisión de la ley que coarta la posibilidad de una tercera reelección consecutiva dentro de dos años. Una de las razones por las que será legislador dos años es porque es la manera lograr la posibilidad de la re-re a partir del decreto reglamentario de la ley, que establece que no se contará como período completo si el intendente cumple funciones como tal por menos de dos años.

En este contexto, la inseguridad y la seguridad ocupan lugares destacados en la agenda mediática y un espacio central en la cada vez más compleja y virulenta interna de la alianza gobernante.
 

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