Las tribus en Juntos, la salida del interbloque con varias escisiones y el champagne del FdT
En Juntos no logran ponerse de acuerdo por el reparto de los cargos en la Legislatura, y la idea de de permitir que se construyan interbloques gana adeptos. El Frente de Todos apoyaría la iniciativa porque cree que le conviene. Qué quiere cada sector y cómo podrían quedar las divisiones
“Lo mejor que nos pueda pasar es que ellos dividan los bloques y nosotros no deberíamos poner objeciones al cambio del reglamento para permitir la figura del interbloque. Una vez que se dividan todo va a ser más fácil”, reflexionaba ayer un diputado oficialista con un asesor del Senado bonaerense en el patio de la Legislatura.
Mientras en el oficialismo también hay cuitas por resolver, la atención parece más centrada en lo que sucede en Juntos, y en la dificultad que la principal alianza opositora tiene para conformar a todos los sectores en el reparto de cargos dentro del Parlamento bonaerense. Así como están las cosas, el cierre en unidad parece difícil, sobre todo porque hay demasiados interlocutores y demasiados candidatos para muy pocos lugares.
La posibilidad del interbloque, como funciona en la Nación y en la Legislatura porteña, seduce cada vez más a medida que se achica el tiempo (los legisladores nuevos asumen el 9 y esas cuestiones deben estar resueltas desde antes). De suceder, en el oficialismo descorcharán espumantes mucho antes de las fiestas porque saborearán en los hechos un triunfo que no se produjo en las urnas: aunque sea bajo la figura del interbloque, la división de tropas y caciques siempre es conveniente. Sobre todo en un espacio que no está tan monitoreado por la mirada de los medios capitalinos como sí lo está el Congreso.
Aunque a la oposición le será difícil explicarle a la sociedad por qué divide aguas a menos de un mes de haber ganado una elección como alianza, la idea de replicar la manera de funcionar como en el Congreso, empieza a seducir cada vez más a algunos sectores. Además, si se abre la puerta se pueden disparar una multiplicidad de bloques, y la cuestión no solo quedaría reducida a dos grandes bancadas, una liderada por el Pro y la otra por la UCR. Nada de eso, hasta el mismo Pro podría tener más de un bloque amarillo en cada recinto. Parece disparatado y difícilmente la conducción termine por permitirlo, pero hay varias tribus que no logran consensuar un candidato, por ejemplo, para la presidencia del bloque en el Senado.
De base, en el Pro hay tres sectores: el de Jorge Macri en tándem con Daniel Angelici; el que nuclea a los intendentes Garro, Valenzuela, Grindetti y Gay; y el del vidalismo residual que se encolumna detrás de Cristian Ritondo. Sin descontar que el jefe comunal de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro, quiere que su alfil, Alejandro Rabinovich, sea el presidente de bloque en la Cámara alta. Para ese cargo, se sabe, Valenzuela apuntala a su esposa, Daniel Reich; Garro a Juan Pablo Allan y Gay a Nidia Moirano.
Por si le faltaran ingredientes a la ensalada, en los pasillos legislativos se asegura que Larreta se comprometió con Jorge Macri, cuando éste aceptó la candidatura de Santilli, a que su sector tendría la titularidad de la bancada en el Senado, en este caso con Christian Gribaudo. Aunque aquí se cuela otro ingrediente, el Pro debe renovar autoridades provinciales, y el hasta ayer intendente de Vicente López pretende seguir al frente del partido. ¿Habrá compensación por ahí?
En diputados, la tensión aparece por las autoridades de Cámara. Primero, algunos desde el Pro plantean ir por la presidencia, una idea que el radicalismo no está demasiado convencido en caompañar. Pero más allá de eso aparece el interés por el primer lugar que ocuparía la oposición, que sería la vicepresidencia (difícilmente el FdT la pueda retener) y la vicepresidencia primera. Y allí es donde hay un tire y afloje entre dos alcaldes. Grindetti quiere que siga Adrián Urreli, y Fabián Perechodnik se anota con la venia de Garro y de algunas manos del vidalismo. Y no faltan los que le asignan un rol importante en el esquema de Diputados a Martiniano Molina.
Concretamente, la falta de acuerdos entre los diferentes sectores internos del Pro y de este partido con sus socios hace especular conque la posibilidad del interbloque esté cada vez más cerca. Ninguno de los actores la niega, aunque la mayoría considera que es mejor sostener un solo bloque como se ha mantenido en los dos primeros años del gobierno del Frente de Todos.
Como se señaló anteriormente, en caso de divisiones no serían dos los bloques en los que se escindiría Juntos. Por caso, en el Senado los del Pro son 11, del radicalismo 6, de la Coalición Cívica 2 (que bien podrían seguir con los amarillos o apartarse), mientras que Joaquín De la Torre (que también se anota para la presidencia del bloque unificado) podría formar bancada con Claudia Rucci y no debe descartarse que el monzoísta Marcelo Daletto replique con la dirigente del GEN Lorena Mandagarán el acuerdo que tejieron en el Congreso nacional Emilio Monzó y Margarita Stolbizer.
Un esquema similar podría trasladarse a la Cámara de Diputados, donde al interbloque se sumaría la actual bancada de Cambio Federal, integrada por Walter Carusso y Martín Domínguez Yelpo (el primero alineado a Posse y el segundo a Monzó). Incluso podrían recaer en ese espacio los nuevos Lorenzo Natali y Natalia Dziakowski.
Todo está en análisis, el tiempo se acorta, la oposición no logra hacer la síntesis que conforme a todos, el fantasma de la división se visualiza con peligro y en el oficialismo, donde también quedan muchas cuestiones por resolver, por ahí se encuentran con un regalo de Papá Noel.