Argentina
Jueves, 25 abril 2024
CRISIS EN EL GOBIERNO
28 de julio de 2022

“No hay más plata”, el diagnóstico que llevó a Cristina a ceder y buscar la salida Massa

Hasta hace dos semanas la vicepresidenta no quería al tigrense en el gabinete, pero la realidad de los números la hizo cambiar de parecer y ahora es la principal impulsora del desembarco en el Gobierno del titular de Diputados.

Por Hernán Sánchez
“No hay más plata”, el diagnóstico que llevó a Cristina a ceder y buscar la salida Massa - La Tecla
“No hay más plata”, el diagnóstico que llevó a Cristina a ceder y buscar la salida Massa - La Tecla

En las reuniones que tuvo la semana pasada, Silvina Batakis les trazó a gobernadores e intendentes del Conurbano un panorama oscuro sobre las cuentas públicas y les dijo la lapidaria frase que alertó a todos: “No hay más plata”. La ministra de Economía, al parecer en tránsito, explicó didácticamente el estado financiero del país, no ahorró críticas a su antecesor, Martín Guzmán, por el “dibujo” de algunos números y hasta expresó enojo con funcionarios nacionales que hicieron viajes al exterior con un gasto elevado en dólares. 

Batakis transmitió en esas reuniones que no habría giros a las provincias por lo menos hasta septiembre, porque de otra manera era imposible cumplir con las metas del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El margen de emisión había quedado reducido a 20.000 millones de pesos hasta fin de año, la ayuda social es imposible reducirla y la falta de dólares “es desesperante”, como reconoció la propia funcionaria. En ese marco, les pidió que optimizaran los recursos con los que contaban y echaran mano a las reservas que las administraciones municipales y provinciales tienen en los bancos como fondo anticíclico.

“No hay más plata”, el diagnóstico que llevó a Cristina a ceder y buscar la salida Massa

Las advertencias llegaron rápidamente a oídos de Cristina Fernández. Hasta ese momento la vicepresidenta coincidía en algo con el Presidente: que Sergio Massa se mantuviera como titular de la Cámara de Diputados y fuera del gabinete nacional, una plataforma a la que el tigrense busca casi con desesperación para impulsar su, por ahora, devaluada aspiración presidencial. Cristina no confía en Massa, pero según cuentan fuentes ligadas al cristinismo “no le quedó alternativa”. En el Instituto Patria revisaron con minuciosidad las cuentas, y las conclusiones fueron aún peores que las de Batakis. “Como están las cosas el Estado se queda sin un peso en septiembre y el gobierno no llega a fin de año”, se sinceró un referente de La Cámpora.

En ese contexto, Cristina y Massa se reunieron el martes y diseñaron a espaldas del Presidente cómo debía ser la nueva estructura, y qué le pidió el aspirante a superministro a Alberto Fernández. Fuentes kirchneristas y del massismo coincidieron en que el pedido, además de cederle a Massa la conducción de una superestructura económica que convertiría a varios ministerios en Secretarías, incluye la salida del gabinete del ministro de Trabajo, Claudio Moroni, y de la Secretaria Legal y Técnica de la Presidencia, Vilma Ibarra. A cambio, Alberto podría conservar en Cancillería a Santiago Cafiero.

Por estas horas ya hay una víctima de los movimientos. Gustavo Béliz, uno de los apuntados por la vicepresidenta como “funcionario que no funciona”, renunció a la secretaría de Asuntos Estratégicos. Sin embargo, Alberto se niega a que Ibarra se vaya de su gobierno. Es lógico que el Presidente quiera conservar aunque sea una quinta cuota de poder sosteniendo la firma. Si debe ceder la Legal y Técnica es una claudicación casi absoluta, porque ya no podrá intervenir ni siquiera en sus propios decretos.

Con el arribo de Sergio Massa al Ejecutivo, el Frente de Todos aspira a calmar las aguas agitadas del mercado, estabilizar el electrocardiograma del dólar que sufrió un shock ascendente desde la llegada de Batakis al ministerio de Economía, y dar señales de previsibilidad que este Gobierno nunca pudo dar. Sin embargo, la apuesta principal es que los círculos empresarios y financieros con los que Massa tiene contactos den una mano grande desde el punto de vista económico. De hecho ya hay quienes señalan que una de las primeras medidas sería recurrir a un bono para que compren los bancos y con ello, darle un poco de vitaminas a las famélicas arcas públicas. 

Para reforzar el operativo desembarco, en la mañana de hoy dirigentes bonaerenses del peronismo, impulsados por una recomendación de Máximo Kirchner, salieron a pedir por la llegada de Massa al gabinete, llenándolo de elogios. Esa línea la había inaugurado ayer con un tuit el jefe de los ministros bonaerenses, Martín Insaurralde. No hubo, con la asunción de Batakis, tal operativo clamor. Quizá ese respaldo, que a la ministra varios le expresaron personalmente pero nunca hicieron público, hubiese bastado para que “la griega” no afrontara la corrida post asunción. Queda demostrado ahora que políticamente, puertas adentro, la ministra no contó con todo el respaldo que la circunstancia demandaba. Quizá muchos asumieron que Batakis era una salida transitoria a la sorpresiva renuncia de Guzmán.

El “no le quedó alternativa a Cristina”, que mascullan con ilusión pero no sin resentimiento en el cristinismo, es directamente proporcional al reconocimiento de que es la última carta que queda, según ellos, para salvar un gobierno que naufraga y alcanzar la meta de entregar el mando en tiempo y forma. La pregunta que queda es hasta dónde la dignidad de Alberto Fernández permite la intervención y cómo el Presidente se las arreglará para no quedar como un ornamento de un Gobierno que quedará fácticamente en manos de otro. 
 

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