En la mañana de este domingo un auto chocó a un taxi, huyó del lugar y a las pocas cuadras terminó colisionando con otro vehículo. Las víctimas de los choques frenaron la segunda huida y el conductor fue detenido.
Todo comenzó en la intersección de las calles Santa Fe y Gurruchaga, en el barrio porteño de Palermo. En esa esquina un Toyota Etios gris chocó a un taxi que circulaba con un pasajero a bordo. El impacto no fue fuerte por lo que el taxista se bajó enseguida para pedirle los papeles del seguro. Sin embargo, en ese momento el hombre emprendió la fuga. “Descendí a mi pasajero y lo empecé a seguir durante diez cuadras más o menos”, detalló Filomón. En la huida, el conductor del Etios “se pasó todos los semáforos en rojo” y recién en el cruce de las avenidas Libertador e Infanta Isabel volvió a frenar, pero no por voluntad propia: había chocado a otro auto nuevamente, un Toyota Etios negro. Fue allí cuando lograron detenerlo y evitar que continúe huyendo, aunque mantenía su postura de no descender del auto. “No bajó, se quedó adentro, se ve que estaba en estado de ebriedad”, indicó el taxista y agregó: “Cuando chocó al otro también se quiso escapar, pero le sacamos la llave”. Además, sostuvo que si bien lo persiguió varias cuadras, no fue por atraparlo “como loco”, sino que “estaba buscando un patrullero para que ellos lo sigan” y lo puedan detener. Tras dar aviso a la línea de emergencias, agentes de la Policía de la Ciudad llegaron al lugar y detuvieron al acusado. Tras revisar el vehículo constataron que los airbags habían explotado y la parte delantera del auto estaba completamente destruida. En varias oportunidades intentaron hacerle el test de alcoholemia, pero pero no lograron obtener resultados ya que el conductor no podía soplar bien para saber cuál era el nivel de alcohol en sangre.