6 de septiembre de 2022
VIOLENCIA
Atentado contra CFK: llegó el momento de parar la pelota
Tras el intento de magnicidio contra la vicepresidenta, la política debe frenar para no alimentar fanatismos desquiciados. La grieta es cada vez más profunda y los fallidos no ayudan
Ni siquiera la repetición inagotable de la imagen evita que, cada vez que se la ve, erice la piel. No hay estampido de bala, pero hay conmoción. El intento de asesinato a Cristina Fernández de Kirchner puso a la Argentina en la tapa de los diarios del mundo, y a los argentinos, otra vez, en la profundidad de una grieta que nadie dice querer pero casi todos alimentan sin pausa. El summum del desquicio pudo apreciarse en las redes sociales en las horas posteriores al atentado, con el choque de opiniones entre aquellos que se mostraban consternados y ofrecían su apoyo a la expresidenta y quienes descreían de la veracidad del hecho.
De acuerdo a un estudio de la consultora Taquión sobre la participación en redes sociales, desde el jueves por la noche hasta la una de la tarde del viernes, el 31% de los comentarios fueron negativos o dudaron de la veracidad del atentado; 49% fueron de apoyo a Cristina y 20% fueron mensajes neutros. Los fanatismos ciegan, aunque la evidencia sea rotunda, y otra vez dejaron en off side al sentido común. La violencia, expresada de manera brutal con un arma a centímetros de la cara de la vicepresidenta, tiene un germen regado permanentemente por la incontinencia verbal en la que incurren cada vez con más frecuencia los dirigentes. Llegó la hora de parar la pelota, aunque no hay indicios optimistas al respecto.
En el oficialismo alimentan la teoría de que el hecho del 1 de septiembre frente a la puerta de la casa de Cristina es el corolario de violencia “y odio” que emana desde la oposición y desde algunos medios de comunicación. La tendencia es poner permanentemente la culpabilidad en la otra vereda. Siempre los malos, los violentos, los equivocados, los traidores a la patria son los otros. La autocrítica es una materia que el peronismo jamás asume rendir, pero, paradojalmente, desde un discurso lleno de resentimiento y cargado de pólvora ataca sin descanso. Claro que la oposición contribuye a que eso suceda, porque algunos de sus dirigentes, con tal de posicionarse electoralmente, no suelen medir consecuencias cuando hablan.
La pequeñez y el egoísmo hicieron que faltara la foto de Alberto Fernández junto a Mauricio Macri repudiando el atentado. En el Congreso hubo documento en conjunto, pero el PRO decidió dar la nota al ausentarse del debate. El radicalismo tuvo la sensatez de no renegar de su historia y quedarse. Fue su presidente de bloque en Diputados, Mario Negri, quien condenó con énfasis la agresión a la vicepresidenta y reclamó un pronto y convincente esclarecimiento del hecho, ante el temor de que esto quede en la nebulosa de la sospecha permanente. Recordó, por caso, la nunca esclarecida muerte del fiscal Alberto Nisman.
La política debe parar la pelota para no alimentar la grieta del odio que puede conducir a locuras perpetradas por permeables fanáticos, pero, además, es necesario que el hecho se esclarezca y que no sea la excusa para, como lo están planteando desde el kirchnerismo, frenar del juicio de la llamada causa Vialidad. Si ese juicio se cae debe ser por algo del propio proceso, no por una cuestión externa. Esta solicitud, blanqueada por el senador José Mayans, no hace más que alimentar las sospechas de quienes aún sostienen que el ataque fue un bluff.
Que el país estuviera a merced de un magnicidio es de enorme gravedad, y parece increíble que una buena parte de la población descrea que Cristina Fernández estuvo a punto de ser asesinada y que salvó su vida por la impericia del agresor y un arma bastante fiel que esta vez falló. Sin embargo, esas teorías conspirativas encuentran constantemente motivos que las alimentan. Frente a un hecho de esta naturaleza no puede haber un traspié con el celular del agresor, no puede sostenerse de ningún modo la actuación fallida de la custodia de la vicepresidenta, no pueden sembrarse dudas sobre las huellas digitales del arma que supuestamente utilizó el detenido, Fernando Sabag Montiel. La Justicia también debe parar la pelota y no quedar presa de una grieta que lo único que hace es daño.
FEDERICO GONZALEZ (FEDERICO GONZALEZ Y ASOCIADOS)
“No se va a terminar, sino que va a exacerbarse la grieta”
En diálogo con La Tecla, el analista Federico González hizo referencia al impacto del atentado contra la vicepresidenta y sus implicancias a futuro en lo político. Al respecto puntualizó que “fue un hecho trágico que, dentro de la desgracia, no terminó consumándose; pero el solo hecho no deja de tener connotaciones que suman a la tragedia argentina. En lo que sobrevino, y hay que separar el hecho de las consecuencias, me parece que la actitud del oficialismo no fue la mejor, porque, más allá de las cuestiones formales, tuvo la posibilidad de hacer un llamado a toda la ciudadanía en defensa de la democracia y en repudio de este tipo de episodios, pero no lo hizo y fue en la línea propia del kirchnerismo de poner el mal afuera. Desde punto de vista concreto para el futuro del país exacerbó la grieta, y hay posiciones que están cada vez más tomadas, donde de un lado están las virtudes y del otro lado el mal y todos los errores”.
En este punto de su análisis, González subrayó que “en esta grieta hay detalles que no son menores, pero los actores políticos no tienen la capacidad para pensar más allá de sus intereses de grupo”. En referencia al impacto en el proceso preelectoral, el consultor afirmó: “Por cómo se están dando las cosas me parece que la campaña va a ser salvaje; por ejemplo, continuó la causa Vialidad, y ese fallo no va a convencer a la mitad del país sea cual fuere”.
En este sentido indicó que “el clima de hostilidad, de enfrentamiento, de violencia y de discursos negativos va a seguir estando”. El conductor de Federico González y Asociados concluyó de forma contundente: “Me parece que al hacer un análisis se pide terminar con la grieta, y hay que hacerlo; esto lo decimos quienes opinamos, los políticos y muchos ciudadanos, ¿pero están dadas las condiciones para que esto suceda? Yo diría que no, me parece que no se va a terminar, sino que va a exacerbarse la grieta”.