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Argentina
27 de septiembre de 2022
CONFLICTO DEL NEUMATICO

Preocupados, pero en silencio, los intendentes se desentienden del problema

La parálisis en la producción de cubiertas tiene consecuencias económicas y sociales en varios distritos, pero los jefes comunales prefieren no opinar del tema mientras siguen con atención el ritmo de las negociaciones. Tampoco hay pronunciamientos por parte del ministerio de Trabajo de la Provincia. Massa da su puntada.

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Desde hace aproximadamente cuatro meses se viene manifestando el conflicto entre las fábricas de cubiertas y el Sindicato Único de Trabajadores del Neumático de la Argentina (Sutna), sin embargo, recién ahora hay una intervención un poco más activa del gobierno nacional, al que todos miran como el responsable de no haber intercedido a tiempo.  

El ministro de Trabajo de la Nación, Claudio Moroni, parece empeñado en darle la razón al kirchnerismo, que lo señala permanentemente como “un funcionario que no funciona”. Su labor como mediador no ha dado hasta ahora ningún resultado, y recién hoy, con la intervención del ministro de economía, Sergio Massa, el Gobierno ha dado una muestra de carácter y reacción. 

Esa respuesta llegó después de que las automotrices Ford y Toyota anunciaran la suspensión de la producción de camionetas, y que Fiat solo podría mantener la fabricación de vehículos durante diez días antes de verse obligada a parar la planta. Ahí el Gobierno pareció tomar nota de la verdadera gravedad del conflicto, y Massa les dio al gremio y a las empresas 24 horas para llegar a un acuerdo, de lo contrario, abrirá las importaciones de neumáticos. El freno de las automotrices tiene un impacto enorme en la economía de aquellos lugares donde se asientan las terminales, fundamentalmente en el Conurbano norte.

Además, las multinacionales suelen ser drásticas cuando encuentran trabas para su producción en un país, y rápidamente buscan otros horizontes. Por eso, cada conflicto con empresas que emplean a mucha gente lleva preocupación a las sociedades donde se asientan las fábricas, y por ende inquietud en la política local. Ni hablar si una automotriz decide irse; no solo deja a miles de empleados en la calle sino que corta una enorme cadena de producción que incluye cientos de pequeñas y medianas empresas proveedoras de autopartes. Es decir, el conflicto de las autopartistas de los neumáticos va mucho más allá de ese rubro, afecta a una cantidad importante de Pymes y también de grandes empresas.

Sin embargo, en esta oportunidad, los intendentes de los distritos involucrados prefieren llamarse a silencio y también bajan la orden a sus secretarios de Producción de que mantengan la boca cerrada. Tampoco hay pronunciamientos desde el gobierno de la provincia de Buenos Aires. Por ahora, la disciplina partidaria domina por sobre la preocupación real que los alcaldes tienen por el riesgo que corren las fuentes laborales de su comarca. Ahora los jefes comunales peronistas tomaron otra actitud frente al problema de la que, por ejemplo, tuvieron durante el conflicto de Cresta Roja en el gobierno de Cambiemos. 

Preocupados, pero en silencio, los intendentes se desentienden del problema

Bridgestone está ubicada en Lavallol, partido de Lomas de Zamora; Pirelli tiene domicilio en Merlo y FATE en San Fernando, todas en el Conurbano bonaerense. También en el AMBA están las dos automotrices que anunciaron el freno a la producción: Ford en General Pacheco (partido de Tigre) y Toyota en Zárate. En todas laboran operarios de municipios vecinos.

“No tenemos nada que ver, es como si un avión se cayera en nuestro distrito, nos afecta pero no es un problema nuestro”, dijo un funcionario de un municipio donde se asienta una de las fábricas más grandes de la Argentina. La responsabilidad se endilga directamente al gobierno nacional y hasta es comprensible que prefieran no hablar antes de decir lo que verdaderamente piensan de cómo se reaccionó frente a una negociación estancada desde hace mucho. 34 audiencias ha realizado el ministerio de Trabajo desde abril, cuando se inició el conflicto. No solo ha fracasado la intervención del Estado, sino que se ha agravado la situación hasta llegar al punto límite. Tan límite que peligran 5.000 puestos de trabajo en la industria del neumático y preocupan a otros 200.000 de la industria automotriz.  

Eso quisieran decir los intendentes, pero prefieren no echar más leña al fuego y hacerse los distraídos frente a un problema que los mantiene preocupados y con un seguimiento constante de las negociaciones.

Cuando se vuelva a la normalidad, las productoras de gomas trabajen a tiempo completo, las automotrices mantengan en funcionamiento la cadena de montaje, y Sergio Massa quede como el que dio un sesgo de coherencia a tanto desquicio, seguramente el ministro de Economía dará otro paso en su avance sobre posiciones del Ejecutivo. A Moroni no le queda margen y Massa siempre tiene a alguien para poner donde quedan casilleros libres; alguien que le cubra un poco las espaldas y no lo obligue a bajar a una negociación por fuera de su área directa de trabajo.
 

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