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Argentina
24 de octubre de 2022
FDT

Las disputas palaciegas en la Provincia con el Presupuesto como trasfondo

En el oficialismo muestran los colmillos desde uno y otro sector en una puja política que vuelve a poner tensión ente los intendentes y el Gobernador. Usinas de rumores y la siempre vigente pelea por los recursos.

Las disputas palaciegas en la Provincia con el Presupuesto como trasfondo
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Otra vez la tensión entre los intendentes del peronismo, La Cámpora y el gobernador Axel Kicillof vuelve a corporizarse, incómoda, en la escena política de la provincia de Buenos Aires.  El velo que suele ocultar las nunca saldadas diferencias de formas y de concepción a veces deja al descubierto la cara menos pragmática del Frente de Todos, y cuando en el medio aparece la disputa por los recursos, la interna queda al desnudo. Es lo que empieza a pasar con la discusión de un Presupuesto que está al caer en la Legislatura, y sobre el que los jefes comunales quieren hincar el diente para quedarse con más recursos de los que, a priori, les tocarían.

Son dos cuestiones centrales las que agitan el avispero: cómo encarar el proceso electoral del año que viene con la casi segura candidatura de Kicillof para la reelección y cómo se reparten los excedentes que llegan a las arcas bonaerense desde el gobierno nacional. Pero ambas van de la mano, porque los alcaldes presionan por los recursos haciendo hincapié en lo que consideran una falta de acción política por parte del Gobernador y su séquito.

Como publicó La Tecla a principios de mes, las periódicas reuniones de los jefes comunales peronistas de la Primera y Tercera sección electoral son una gimnasia con la cual los intendentes buscan fortalecerse para encarar corporativamente una serie de demandas, no solo al Ejecutivo provincial, sino también a la conducción política del partido y al kirchnerismo de paladar negro, corporizado mayoritariamente en La Cámpora. 

“Este pibe no va a cambiar más, tenemos un problema porque además lo veo cada vez más candidato de vuelta, empoderado, como en el primer tiempo de Gobernador; y entonces no nos escucha ni nos hace sentir parte de nada”, publicó este medio en su edición impresa del 4 de octubre, de boca de uno de los popes del peronismo del Conurbano. “Cree que la gestión es brillante y no hay autocrítica”, disparó después. El trasfondo es que la relación siempre fue tensa, y que si bien las cosas parecieron encaminarse durante la primera parte de este año, ahora las diferencias vuelven a aflorar.

Uno de los motivos principales es que Kicillof volvió a delegar el armado de su campaña por la reelección en su círculo más cercano, con Carlos Bianco a la cabeza. Por eso, algunos alcaldes magullan con bronca que “en la elección pasada para las PASO no nos convocaron, pero después de la derrota nos llamaron y nos hicimos cargo prácticamente de la campaña”.
Se autofacturan artífices de la remontada, quieren estar otra vez al mando de la estrategia proselitista y proponen a Martín Insaurralde como jefe de campaña. Es decir, que Kicillof sea el candidato de ellos y no que ellos sean los partenaires del Gobernador. Esa demanda es prácticamente la misma que se escucha desde La Cámpora.

Por estas horas se habla mucho de la inminente salida de los intendentes que ocupan cargos en el gabinete provincial, “para volver a pelear por sus distritos”, con Insaurralde y Leonardo Nardini a la cabeza. Pero desde el entorno de ambos ministros niegan con énfasis que vayan a dejar el cargo en diciembre. Es absolutamente probable y lógico que esto suceda, pero en las circunstancias actuales esas probables noticias tienen un trasfondo bastante más gris. “Son operaciones”, se suele decir de uno y otro lado cuando se quiere dar por concluido cualquier rumor. Lo peor en este caso es que esas operaciones se atribuyen a miembros del mismo gabinete.

“Puede que los intendentes tengan ganas que Kicillof sea candidato a presidente, lo que no quieren es que sea candidato a gobernador”, fue otra de las frases publicada hace un mes que no ha dejado de tener vigencia. Los jefes distritales piden un protagonismo que el gobernador no les da en el armado político de su pretendida reelección. También piden con insistencia más lugares en la estructura del poder provincial.

En la sordidez de la interna también se disputan otros intereses. Las demoras en la obra pública y en la entrega de dinero del Fondo de Infraestructura Municipal (FIM) levanta las quejas de los jefes comunales por el camino burocrático de los expedientes. Pero, en rigor, se siembran sospechas a diestra y siniestra; por un lado los que culpan al ministro de Infraestructura, de la legión intendentista, por el otro los que dicen que las demoras se producen en el ministerio de Hacienda, donde habita el kicillofista Pablo López. 

Los recursos, siempre los recursos. Esa es, en definitiva, una de las pujas más fuertes que involucra a las tres patas principales que componen el FdT bonaerense, porque La Cámpora también juega un rol fundamental y será clave a la hora de inclinar la balanza en la Legislatura cuando se deban alzar las manos para aprobar el Presupuesto del año que viene. Los intendentes no solo quieren un FIM ampliado y con una mayor disponibilidad y aceleración en la entrega del dinero; también ponen sobre la mesa un pedido de mayor reparto, sobre todo de los dineros extra que llegan desde el Gobierno nacional.

El punto principal de conflicto son los recursos que llegan por el Fondo de Fortalecimiento Fiscal, creado a partir del punto de Coparticipación que la Nación le redujo a la Ciudad de Buenos Aires, y que representa casi la mitad del dinero que el Gobierno central le gira de manera discrecional a la Provincia, y que el Estado bonaerense no coparticipa con los municipios. Los intendentes pretenden que esa plata también entre en el régimen de distribución, entre otros fondos que también están en la mira de los alcaldes.

En ese marco deben leerse las disputas palaciegas que hay por estos días en la provincia de Buenos Aires, y que tienen con la guardia alta tanto a los intendentes como al Gobernador, y que también se traduce en una sórdida pelea por el manejo del ministerio de Seguridad. Allí habita Sergio Berni, un protegido de Kicillof pese a que los hechos en la cancha de Gimnasia golpearon la imagen del mandatario provincial; y esa es una cartera que el Gobernador no cedió ante la demanda de los jefes comunales, ni en las horas turbulentas post PASO 2021 cuando desembarcaron Insaurralde y Nardini, ni en todo el proceso posterior. Tampoco cedió el mandatario ante Máximo Kirchner, también distanciado de Berni. 

En esa silenciosa disputa, Seguridad se ha convertido en un estigma, porque para Kicillof hacer un cambio sería una claudicación ante ese poder del intendentismo que el Gobernador jamás dejó de asociar a lo oscuro de la política. Los alcaldes creyeron haber revertido en los últimos meses esa mirada del mandatario provincial hacia ellos, pero en los últimos tiempos sospechan que nada ha cambiado, o al menos no ha cambiado demasiado. Kicillof vuelve a sentirse empoderado desde el pedestal en el que lo coloca ser el candidato más probable y posible del oficialismo, y eso conlleva lucha de egos. 

Ojo, también hay entre el municipalismo algunas cuitas por resolver. Verónica Magario, y con ella el poder de La Matanza, defiende la fórmula ganadora del 2019, posicionándose otra vez como la acompañante en la boleta del gobernador y comienza a encontrar eco en los encuentros que organiza. Un sector de los alcaldes puja porque el actual jefe de Gabinete provincial sea quien ocupe ese lugar, que además lo dejaría en una inmejorable posición para ser el sucesor en 2027. También, entre los intendentes deben encontrar una misma postura respecto a suspender o no las PASO para 2023. Algunos son muy enfáticos en pedir que se saquen del calendario, otros prefieren no entrar en experimentos electorales a un paso del año decisivo. 

Quizá, como decía Perón, cuando parece que se pelean en realidad se están reproduciendo. Pero si es así deberían jugar con más sigilo, como los gatos, y no tanto mostrando los colmillos y a la vista de todos, como los perros. 
 

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