31 de diciembre de 1969
Informe
Aguas peligrosas: veneno por la canilla
Una sustancia blancuzca de fuerte olor apareció mezclada con el agua de red. Un potente herbicida había sido volcado en dos de los pozos de la ciudad. El Municipio realizó una denuncia penal. Se sospecha de un ex empleado de la planta potabilizadora
“Son sustancias similares a las utilizadas en algunos agroquímicos, y nosotros queremos saber qué fue lo que pasó, nos han pedido los datos, que se incorporarán a la investigación, y trabajarán en conjunto con la policía de Tornquist. Esperemos que el seguimiento arroje resultados para saber si esto ha sido volcado a la red intencionalmente o se trata de una negligencia”, decía, efusivamente, el habitualmente tranquilo intendente de la ciudad de Tornquist, Gustavo Trankels, durante una conferencia de prensa.
Un día antes el agua corriente había llegado a los hogares acompañada por una sustancia blancuzca de olor muy fuerte. La comunidad toda tuvo que abrir las canillas y dejar correr el agua hasta que los tanques de cada una de las casas quedaran totalmente vacíos. Dos de los cinco pozos de esta localidad serrana habían sido contaminados con un poderoso herbicida, conocido como 2,4-D. El mismo que desde 1962 y hasta el fin de la guerra de Vietnam, Estados Unidos empleó (240 millones de litros) con la finalidad de destruir la cobertura vegetal que impedía a los censores electrónicos, enterrados a lo largo de los interminables caminos, transmitir datos que permitieran ubicar los escondites de los Viet Cong (organización guerrillera que se oponía a la dictadura).
Hoy en día, su principal uso es para el control de malezas de hoja ancha en los cultivos de cereales. Se utiliza en todo el mundo, pero principalmente en los países subdesarrollados. No es necesario aclarar que mezclado en el agua para consumo personal puede llegar a ser altamente nocivo para la salud.
La presentación de Trankels frente a gran parte del preocupado y alertado pueblo, continuaba. “Por las conclusiones que sacaron desde la Universidad Nacional del Sur y la Autoridad del Agua, a juzgar por el grado de concentración de la sustancia, creen que es probable que haya sido introducida a la red. Determinaremos a través de la policía si fue una negligencia o fue intencional”, sentenciaba, cada vez más acalorado, el jefe comunal, que minutos después de la conferencia radicó la correspondiente denuncia penal en los tribunales de Bahía Blanca.
¿Qué hacía este potente y peligroso veneno en el lugar donde sale el agua que consume la gente de Tornquist? “Creo que se trató de la obra de un enfermo”, manifestó, un poco más tranquilo, Trankels, al tiempo que agregó que “la Justicia está trabajando, y habrá que esperar los resultados para emitir una opinión”.
Hasta el momento nadie se presentó a pedir disculpas por la “negligencia” cometida. Por tal motivo, y por otras pistas recogidas, los investigadores del caso creen que se trató
de un sabotaje. Las miradas apuntan a un ex trabajador que había sido despedido de la planta potabilizadora municipal. Si bien sólo son sospechas, y la causa avanza a paso lento, el propio intendente confirmó que “hace un tiempo hubo despidos de empleados municipales que trabajaban en la planta potabilizadora de agua”.
Por el momento, simplemente son indicios. Ni siquiera se ha dado a co-nocer el nombre del presunto responsable. Lo que sí manifestaron desde el Municipio es que “estaría ubicado el lugar desde donde se arrojó el producto contaminante”.
Aunque la bronca es mayúscula y las ansias para que aparezcan los responsables se acrecientan día a día, hubo que dejar de lado las sospechas y las denuncias para ponerse a trabajar en la restitución del normal servicio de agua co-rriente. Y así fue.
Las horas corrieron y el agua volvió a ser como antes de la aparición del peligroso 2,4-D. Tras la limpieza absoluta de la red de agua y el tanque cisterna que abastece a la ciudad, luego de la distribución diaria de agua envasada en los jardines de infantes, establecimientos educativos, hogares geriátricos, hogares de menores y el hospital municipal, y después de que un camión tanque de ABSA repartió agua en la zonas centro -sur y sur de la localidad, la situación, finalmente, se normalizó.
Solamente resta esperar que la Justicia dé su veredicto, y que el o los responsables no vuelvan a cometer una ¿negligencia? semejante. La vida de miles de personas está en juego.