Referentes eclesiásticos de distintas congregaciones profundizan sobre la actual coyuntura social. El rol pastoral y el impacto de la crisis en los sectores más vulnerables. Cuestionamientos, análisis y reflexiones
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La actual crisis económica y social se convirtió en una de las principales preocupaciones de los argentinos. La creciente inflación y su impacto en los sectores más desfavorecidos se instaló en la agenda cotidiana de la clase política, que se encuentra en una competencia encarnizada en este año electoral. En este contexto, la dura mirada de la Iglesia, con la proximidad de las celebraciones litúrgicas de la Pascua, no fue ajena. Cuál es la observación de los distintos referentes eclesiásticos. Cuestionamientos y reflexión.
La agudización de la situación eco-nómica y sus efectos en los segmentos más vulnerables de la sociedad, producto de la incesante inflación, se transformaron en uno de los temas que tienen en vilo a la población, junto con la inseguridad y el descreimiento en la clase política, que tiene su reflejo en la escasa imagen positiva de quienes gobiernan, como también de los principales candidatos de diferentes partidos que buscan competir en las próximas elecciones. Asimismo, la acentuación de las diferencias políticas no es ajena a la mirada y análisis pastoral que profundizan sus cuestionamientos en esta Semana Santa.
En la historia argentina, la Iglesia supo ocupar un lugar de privilegio como actor político, no obstante, la grieta de los últimos años dejó a la religión en un lugar de complejidad para desenvolverse en medio de las diferencias antagónicas. Su mirada, como también el posicionamiento frente a los gobiernos en las últimas décadas, han generado posturas a favor y en contra en distintos ámbitos.
Desde clérigos y pastores más intransigentes hasta los más afines a la ac-tual administración han puesto la lupa sobre los temas más preocupantes. Más allá de la convocatoria al diálogo entre los distintos actores y poderes estatales, la Iglesia se ha convertido en un canal de consulta permanente para la clase política y, por este motivo, quedó en medio de una encrucijada que le impide mantenerse al margen de la grieta.
Las vinculaciones trascendieron las paredes de los templos. Referentes religiosos no ocultan su afinidad con funcionarios y líderes políticos, o bien buscan sumergirse en los ámbitos de poder; muestra de ello es la banca que ocupa en el Congreso la diputada porteña Dina Rezinovsky. De la otra vereda, actores políticos de turno apuntan a captar el voto de la comunidad religiosa en las elecciones del 2023, y los encuentros como muestras de simpatía son cada vez más recurrentes.
También están las agrupaciones como la de Curas en la Opción Preferencial por los Pobres, que tiene más afinidad con el kirchnerismo, que no ha dejado de resaltar las actuales problemáticas; tal es así que en uno de sus últimos comunicados los sacerdotes afirmaron que “el Go-bierno se ha olvidado de los pobres, que las políticas, dictadas desde el exterior (políticas económicas, pero también de relaciones internacionales, de infraestructura, sociales y hasta educativas), no dan respuestas y alientan el desánimo”.
De la misma manera lo hicieron obispos y pastores que, más allá de ser más moderados en sus cuestionamientos, no dejaron de resaltar la gravedad del actual escenario. En consecuencia, la Iglesia ha profundizado su labor en el territorio con la asistencia pastoral y la filantropía hacia los más necesitados.
No obstante, el auxilio a los más desposeídos dejó de ser una ta-rea exclusiva, tal es así que el trabajo en llano se ha vuelto una articulación permanente con los movimientos sociales. Más allá de las diferencias ideológicas sacerdotes, misioneros y feligreses coexisten pacíficamente en el territorio con referentes y agrupaciones. La simbiosis se ve suspendida únicamente en posicionamientos políticos puntuales, como el rol de la familia o la militancia por la interrupción voluntaria del embarazo.
El hartazgo de la sociedad y los feligreses para con la clase política es cada vez más palpable y los templos se han transformado en una caja de resonancia, como también de contención, frente a una respuesta estatal cada vez más insuficiente y direccionada por las simpatías políticas. De igual manera, los púlpitos y altares se convirtieron en el espacio de fuertes críticas a los poderes de turno, que se hacen cada vez más constantes en este año electoral.
Para ello, diferentes sacerdotes han hecho escuchar sus peticiones sin distinción alguna en plena campaña, privilegiando en todo momento el mensaje de fraternidad propio de las celebraciones de Pascua. Tal es así que el obispo marplatense, Gabriel Mestre, dijo a La Tecla: “Uno espera en este año el compromiso con el bien común, eso es un factor fundamental que se expresa en cuestiones concretas y en buscar claramente políticas para atender estas situaciones, además de lo educativo, lo cultural, los valores y la cuestión que tiene que ver con la inflación, con la inclusión, con la inseguridad y la violencia, y que, más allá de las agendas partidarias específicas, deberíamos, todos los sectores y todos los espacios, caminar en una misma dirección” (ver cuadro).
Sin embargo, no todo es crítica. A pesar del apremiante contexto social y económico, la Iglesia supo mantener su comunión con la clase política y generar afinidades. Tal es así que sacerdotes y pastores son un sector de consulta permanente y de a poco van ganando terreno en diferentes administraciones municipales, provinciales y nacionales, como así también varios líderes religiosos ya se prueban el traje para competir en las próximas elecciones. Quienes mantienen una distancia, sin perder el vínculo institucional no dejan de reconocer el uso político de la Iglesia por parte de funcionarios y candidatos que se profundiza en tiempos de campaña.
Previo a la contienda y del inicio del calendario electoral, la Semana Santa será un punto de reflexión, como también de cuestionamientos y balances, ante el alarmante panorama marcado por la fragilidad de las finanzas y la creciente pobreza. La mirada y las expresiones de la Iglesia serán determinantes en los temas más recurrentes de la agenda proselitista. Pero qué piensan y qué lectura hacen los diferentes actores y representantes religiosos de la coyuntura política, económica y social. Miradas contrapuestas y definiciones en un escenario convulsionado.
GABRIEL MESTRE - OBISPO DE MAR DEL PLATA “Se hace cada vez más difícil poder llegar a fin de mes”
-¿Cómo evalúa el actual escenario político y social en este año electoral?
-Lo vemos con mucha preocupación por la exclusión de muchas personas del sistema por la falta de trabajo. Suma ahora el factor de la inflación, donde a quienes tienen trabajo formal, lamentablemente se les hace cada vez más difícil poder llegar a fin de mes. En la perspectiva cultural me preocupa el creciente clima de virulencia y violencia que a veces se per-cibe en algunos estamentos de nuestra vida comunitaria y social. También el factor inseguridad y toda la situación vinculada al tema del narcotráfico, que, obviamente, es complejo y tiene distintas aristas, pero que a veces se traduce en cuestiones barriales complejas.
-¿Ve algún compromiso de la clase política por encontrar una solución a estas problemáticas?
-Veo dirigentes de los distintos espacios partidarios que tienen una legítima y sincera preocupación; veo también a veces que la agenda electoral y la construcción propia de poder de cada espacio incluso atentan contra la búsqueda de soluciones comunes a las problemáticas que son visibles y claras. Entonces hay mucha palabra, mucho relato en los espacios y falta a veces un compromiso más concreto y directo frente a esto.
-¿Se percibe algún nivel de hartazgo de la gente hacia la clase política?
-A veces uno se encuentra, no sólo en el ámbito de los feligreses sino también en el diálogo social, con personas de diversas concepciones con un cierto nivel de hartazgo.
-¿Tienen diálogo o son un sector de consulta de la dirigencia política en este año?
-Yo tengo buen vínculo con todos los sectores; de hecho, hace poquito compartimos un espacio espiritual con todos los sectores políticos y sociales de Mar del Plata. Es evidente que hay un buen vínculo, y ahí se vio reflejado porque permitió que podamos abordar estas problemáticas, ponerlas en el tapete y buscar la mejor solución posible para estos casos.
-¿Considera que algún sector busca usar políticamente a la Iglesia?
-Siempre aparecen, más que sectores, personas en ese sentido; creo que tiene que estar siempre la sabiduría de la Iglesia de saber estar presente y acompañando a todos, digamos, y no hay que identificarse particularmente con nadie.
FRANCISCO OLVEIRA - CURAS POR LA OPCION POR LOS POBRES “La situación es muy grave, por eso estamos ayunando en las calles”
El padre Francisco “Paco” Olveira, referente de Curas en la Opción por los Pobres, encabezó en los últimos días un ayuno frente al palacio de tribunales en la Ciudad de Buenos Aires, con duras críticas al Poder Judicial. En diálogo con La Tecla analizó el panorama social y económico y pidió nuevamente por la candidatura de Cristina Kirchner.
-¿Cómo evalúa el actual escenario político y social en este año electoral?
-La situación es muy grave, por eso estamos haciendo ayuno en las calles, porque en nuestra patria hay mucha gente que lo hace; y muchas de estas personas están ayunando por culpa de esta Justi-cia que tenemos, de esta Corte Suprema que está totalmente alineada con los poderes económicos, hegemónicos; son cipayos y mascotas de Estados Unidos, y nosotros no queremos serlo.
-¿Cuáles son los principales problemas y preocupaciones que aquejan a los feligreses?
-Las preocupaciones son por los empobrecidos y empobrecidas, y por esta mafia judicial que es la causante de eso. Eso nos motiva a ayunar, por eso no nos olvidamos de nuestros hermanos que viven en las villas y por eso estamos acá.
-¿Qué espera la Iglesia y referentes como usted de los principales actores políticos?
-Espero que Cristina sea candi-data, si no que sea conductora; eso es lo que quiero, por el bien de nuestra patria. Espero que no vuelva la derecha, y si hay otro candidato del Frente de Todos lo militaremos y después le exigiremos lo mismo que a otro candidato que se diga peronista, que son independencia eco-nómica, justicia social y soberanía política.
-Teniendo en cuenta este contexto, ¿qué reflexión haría para esta Semana Santa?
-Que nada termina en la cruz y que el Dios en el cual creo, y en el que creemos muchos, es un Dios que bajó de la cruz a Jesús para decirnos que la muerte y la injusticia no tienen la última palabra, que merece la pena dar y entregar la vida, y que si nos matan nos siembran; pero no queremos la muerte, queremos la vida para todos y todas. Tenemos que seguir bajando a los pobres de la cruz, que es lo que hizo Dios en la Pascua.
JUAN ZUCCARELLI - FEDERACION DE CONSEJOS DE PASTORES “Vemos un escenario muy difícil en la economía de nuestro país”
-¿Cómo evalúa el actual escenario político y social en este año electoral?
-Este año fue un año difícil para nosotros, los argentinos, por el tema de la inflación, además del acuerdo con el FMI y el aumento del dólar. Pero tenemos que tener más fe que nunca, para no bajar los brazos, para no retroceder. Nosotros, como Iglesia Evangélica, ayudamos a muchas personas en los comedores, gente en situación de calle. Dos veces a la semana les damos de comer a todos, y tenemos una granja de reinserción donde también ha crecido mucho la población por el problema de la pobreza, de la necesidad. En los comedores se incrementaron la cantidad no solamente de chicos, sino que vienen muchos padres. Entonces vemos un panorama muy difícil en la economía de nuestro país. Algunos han mejorado el trabajo, por lo menos es lo que nos comentan en algunos rubros, pero es muy difícil tener trabajo en blanco, trabajo genuino, que es lo que nosotros, digamos, incentivamos para que la gente tenga su obra social. Pero yo veo que algunas cosas se están haciendo también en ese aspecto, porque la gente nos comenta eso.
-¿Tienen diálogo o son un sector de consulta de la dirigencia política en este año?
-Los políticos siempre se acuerdan de la Iglesia, como vos te imaginás, cuando llegan las elecciones; como de las calles, como de las luces, como de los pozos, como recoger la basura; eso es natural. Yo a veces hago bromas con mis amigos y digo que tendrían que ser todos los años las elecciones, para que se muevan con mayor agilidad. Pero sí, por supuesto que todos tratan de involucrarnos. Nosotros, como Iglesia Evangélica, tenemos que ver la situación, porque cada pastor aún tiene, por supuesto, su sentido político.
-¿Qué espera la Iglesia de los principales actores políticos?
-Esperamos que se pongan de acuerdo, que la grieta se caiga, que luchemos todos por el bien común, que piensen en la gente, que no piensen en los próximos cuatro años en el partidismo, ni en la ideología, sino que piensen en las personas, en las necesidades, del trabajo y de la salud.
PEDRO FORNAU - SACERDOTA ARQUIDIOCESIS BAHIA BLANCA “No se ve muy alentador el panorama económico”
-¿Cómo evalúa el actual escenario político y social en este año electoral?
-A mí me da la impresión de que en este momento hay una agudización de una situación que ya venía siendo crítica y que tiene que ver con un montón de factores. Ante todo está la cuestión inflacionaria, que sigue siendo una respuesta que nuestro Gobierno no ha dado y que principalmente afecta a los más desposeídos. A esto hay que sumar un montón de otras cosas, entre ellas la coyuntura externa, que tienen que ver con la política exterior, como la consecuencia de la guerra en Europa, que por una cuestión geopolítica nos impacta de otro modo que otros conflictos armados que están en curso. Después también hay una situación interna, que ahonda la crisis o por lo menos agudiza la situación de angustia y de incertidumbre en muchos.
-¿Ve algún compromiso de la clase política por encontrar una solución a estas problemáticas?
-Creo que en primer término, lo que hay que hacer es reivindicar la política. Esto no tiene que discutirse. La política es una actividad noble porque le toca custodiar, tutelar, ni más ni menos que el bien común. Este momento es sumamente crítico, no es que no necesitamos los políticos, porque ahí aparece alguno que se presenta como pseudo mesías señalando que hay que reeditar a los políticos. La política nos hace falta, es necesaria, y hay que valorizarla. Yo creo que hay mucha gente con una vocación, pero hay deudas que todavía tiene nuestra joven democracia de cuarenta años o fenómenos como el quiste de la corrupción que tenemos tan arraigado. Los políticos hablan mucho de ellos. Hablan mucho de los pobres, de los desocupados, de los que están mal, y un desafío sería que dejemos de hablar de ellos y que empiecen a tener voz los que la pasan mal.
-¿Cómo ve las perspectivas para los próximos meses en cuanto a estos indicadores tan preocupantes?
-La verdad es que no se ve muy alentador el panorama, ¿no?. Por un lado, el año pasado parecía que el Gobierno quería hacer un golpe de timón nombrando a un superministro o algo así, pero pensando en la inflación, porque es lo que más pega directamente, la situación no ha cambiado en absoluto.
REFLEXIONES Semana Santa: el mensaje pastoral en un contexto de crisis
Gabriel Mestre: Los que son creyentes y somos creyentes tenemos que abrir el corazón para que Cristo pueda sacar lo mejor de cada uno de nosotros. Celebrar la Pascua es recordar que la última palabra no la tiene la muerte -no en un sentido físico-, sino que la última palabra la tiene la vida, que es plenitud, es sentido, es trabajo y es dignidad. Entonces hay que abrir el corazón a Cristo y a las personas. Para los hermanos que no son creyentes, tal vez la fecha pueda tener una cierta significación afectiva o de interioridad no necesariamente espiritual pero que a todos ayude a sacar lo mejor de la buena conciencia, poder ser realmente hombres y mujeres partidarios de la vida en todos los formatos y en toda la experiencia cotidiana.
Juan Zuccarelli: La Pascua, para nosotros es el pesar, la conmemoración de la salida de la esclavitud de Egipto a la tierra prometida. Para nosotros es el sacrificio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo de entregar su vida por la humanidad, por todos nosotros, para el perdón de nuestros pecados, para la libertad, para la vida eterna; no solamente para acá, sino para el cielo. La tumba y la muerte no lo pudieron retener, sino que el tercer día resucitó entre los muertos y ahora está a la diestra del Padre; eso es una dádiva de amor que el Padre dio a su hijo por nosotros, o sea, Dios es amor y nos sigue amando.
Pedro Fornau: Me parece que el centro del mensaje de la Pascua, como el de la Navidad, es que Jesucristo, el Hijo de Dios, se hace hombre y se mete en esta historia. El Dios en el que creemos no es un Dios lejano, inaccesible, indiferente o impasible frente al drama, es un Dios que se compadece y se mete en la historia de la humanidad. El hijo de Dios se identifica con todos los hombres cuando se hace hombre -no estoy hablando del género-, se identifica con todos los hombres de todos los tiempos y asume su condición. El mensaje de la Pascua es que no es un mito, no es una librería, no es un relato ahistórico; el mensaje es que la muerte y el mal en el mundo no tienen la última palabra porque Dios quiere la vida.