Mar del Plata: denuncian grave contaminación en el puerto
La denuncia de la toxicidad del agua a atraviesa los últimos 20 años de gestión portuaria. Desechos del dragado, los buques inactivos y las pesqueras, sin control. El abandono de los muelles marplatenses. Los Estudios de Impacto Ambiental y el control, ausentes. El Consorcio Portuario Regional, las autoridades ambientales y las empresas, bajo la lupa.
La repentina y sucesiva muerte de lobos marinos, postal histórica de la ciudad, reflotó la cuestión de la contaminación dentro del espejo de agua interior del puerto marplatense. Una serie de denuncias, que tienen origen en la primera parte de los 2000, alerta sobre los grados de toxicidad de la zona debido a los desechos tóxicos del dragado, los barcos hundidos y los desechos de las pesqueras. Dicha situación se sostiene a día de hoy atravesó las gestiones de Fares, Hidalgo, Merlini y Gabriel Felizia, actual presidente del Consorcio Portuario Regional.
Según una declaración testimonial ante el Juzgado Federal N°1 de Mar del Plata, los distintos dragados realizados en Mar del Plata no contaron con un Estudio de Impacto Ambiental previo. En cada operatoria de dragado se remueven 600.000m3 de los cuales el 30% estaría contaminado, según los estudios reconocidos por el propio Consorcio Portuario Regional y la OPDS, autoridad ambiental a nivel provincial.
Una de las aristas de la denuncia es dónde se vuelcan los residuos. Una de las soluciones precarias fue la construcción de piletones a cielo abierto en la zona de los silos elevadores abandonados. Sin embargo, en ese casto tampoco hubo estudios de impacto ambiental ni autorizaciones previas. A su vez, en ocasiones, la arena del dragado se habría utilizado para el relleno de las calles.
Más allá del dragado, otra de las fuentes de contaminación del agua son los buques inactivos, que suman más de 40 a lo largo de todos los muelles marplatenses. La chatarra flotante cuenta con combustibles y situaciones tóxicas que ni los armadores ni las autoridades portuarias se encargan de vaciar. El lento plan de desguace estira la situación: la mayoría de ellos lleva allí años e incluso se hunden a falta de tratamiento.