El pasado viernes 8 de septiembre Elián Ángel Valenzuela, conocido popularmente como L-Gante recuperó su libertad luego de permanecer 200 días detenido en la DDI de Quilmes. El cantante había sido apresado en el marco de la causa que lo investiga por privación ilegítima de la libertad y amenazas.
"Esta es una causa que estaba en defensa, no tenía testimoniales, a partir de los nuevos testimonios, que nunca habían sido llamados a declarar, el juez no logró probar y por eso dispuso la liberación" explicó en ese momento su abogado, Diego Storto.
Hace algunos minutos el artista referente de la cumbia 420, brindó una conferencia de prensa y respondió a todas las consultas de los periodistas. "Estoy muy tranquilo. Agradecido con Diego Storto, mi manager, la gente que me estuvo haciendo el aguante y tomándose con seriedad mi situación" expresó, con un semblante que demostraba alegría y templanza.
En cuanto a su entorno cercano, a quién denomina la 'Mafilia', reveló que fueron fundamentales para que su estadía en la celda 4 sea lo más amena posible: "Ese grupo estuvo ahí firme todos los días e hicieron que no me falte nada".
En cuanto a sus días en la prisión, contó: "La estadía fue tranquila. Hubo muchos rumores que he oído como ‘el preso VIP’ o se mostró una celda muy precaria que no era la situación en la que estaba", y agregó que "era una celda normal, cada uno con su situación, me llevé bien, con respeto, no tuve ninguna pelea, discusión. Solo me lo tomé con tranquilidad y volví a mi casa a recuperar el tiempo perdido con mi hija".
"Fui muy bien recibido y con respeto. Muchos querían brindarles una alegría a sus familiares, entonces yo les daba una camiseta mía de Cumbia 420 firmada o un papelito, o cuando los visitaban, saludaba a los hijos. Esas cosas los hacían muy felices. Me trataron muy bien" detalló sobre el vínculo que mantuvo con los otros internos.
Luego, relató cómo fue su primer día allí: "Llegás, toda la situación. Entrás a un pasillo, te meten a una celda, en la cual estaba solo y estaba vacía en el primer minuto, no había ni una cama. Llegué y dije, bueno 'estoy acá'. Lo primero que hice fue pensar: 'Voy a estar tranquilo y en soledad'".
A su vez, reconoció que al principio deseaba mucho recuperar su libertad, pero luego se relajó para no tener que lidiar con la ansiedad: "La pasé tranquilo, me ilusioné muchas veces pensando que iba a salir rápido, pero a partir del día 40 dije voy a dejar de prestarle atención a los días y a la hora. Acá Storto y Maxi (su manager), no me dejaron morir nunca".
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