El jefe comunal renovó su mandato en General Pueyrredon hasta 2027 y se consolida como uno de los líderes opositores en territorio bonaerense. Lo que pasó, lo que viene y el balotaje.

Promediando las 11 de la noche del domingo 22 de octubre, Guillermo Montenegro se abrió paso a través del búnker y subió al escenario donde aguardaban dirigentes y candidatos. Mientras que a nivel nacional y provincial Juntos por el Cambio vivenciaba la derrota, el intendente del PRO se afirmaba como conductor reelecto -el cuarto desde el retorno de la democracia- y, por ende, alfil clave del esquema opositor bonaerense y en la Quinta. Los motivos de la victoria, lo que quedó pendiente y la posibilidad de cambios de nombres y áreas para la segunda gestión. Qué le brinda la mayoría propia en el Concejo Deliberante. Las idas y vueltas con Kicillof y la neutralidad ante la segunda vuelta son algunos de los ejes que el jefe comunal conversó con La Tecla.

-¿Por qué cree que volvió a ganar, como en el 2019?

-No es que yo gané, hubo una elección de la gente que no tuvo que ver con un candidato sino con alguien que trabajó con ellos y los escuchó. Sí tiene que ver el Parque Industrial, que creció el doble; las habilitaciones, que antes tardaban siete años y ahora son inmediatas. También por el traslado de la Zona Roja, ya que dos barrios de la ciudad, como Don Bosco y
Los Andes, recuperaron la identidad y, además, ahora tienen al Distrito Tecnológico con 30 empresas y 4.000 empleados. Creo que también tiene que ver con los eventos como el Enduro, la Fiesta de la Cerveza, el maxibasquet, los decks y la gastronomía. La gente tomó la decisión por decir “este que me escucha, que me representa”. Yo laburo 24 horas, si es necesario, pase lo que pase, y no hay fin de semana.

-¿Visualiza algún cambio en el gabinete para el nuevo período? Varias veces reunió a los funcionarios para pedirles más cercanía con la gente.

-Los cambios no tienen por qué ser antes, durante o después; son cuando el vecino te plantea que hay cosas que no se solucionan, entonces es tiempo de cambiar. La pregunta es qué es lo mejor para Mar del Plata, no para el que está o para el gobierno. Pueden ser cambios de gente, de formas de trabajar, de cómo dar la mejor respuesta. Esto es algo que lo evalúo permanentemente. Así como tenía claro que teníamos que generar algunos cambios en áreas como Cultura, algo pensado para la segunda gestión pero que, por un tema puntual, se dio antes. Ahora hay un ente conjunto con Turismo, y si lo pensás, estructuralmente hubo cuatro funcionarios menos, pero ahora tendrán mayor velocidad, por ser un ente y poder realizar contrataciones y pedidos de forma más ágil. Hay otras que todavía no las puedo decir pero que buscan mayor dinamismo en las áreas.

-Es decir que los cambios van mucho más allá de los nombres.

-Sí, tiene que ver con la reestructuración. Antes, para hacer una producción audiovisual tenías que pasar por siete ventanillas, y ahora, solo por una. ¿Por qué lo hicimos? Para el que quiera producir venga a nuestra ciudad y no se vaya a otra. Hay otros cambios que son imperceptibles, como lo de las habilitaciones inmediatas, que antes requería de diez ins-
pectores y ahora, ya no. Por supuesto que puede repercutir en los funcionarios. A mí, lo que más me interesa es que esté la mayor cantidad de gente en la calle. Si vos ves, no hubo un
aumento de la planta municipal, sino que fue reubicada. La Guarda Civil o el SAME
son otros ejemplos de cómo se pueden ordenar los recursos.

-¿Que representa para usted tener la mayoría propia en el Concejo Deliberante por primera vez en la gestión? Durante el mandato habló varias veces de “los palos en la rueda”.

-En cuatro años nunca veté una ordenanza. Esto habla del respeto democrático que yo tengo por lo que se discute en el Concejo. Por otro lado, no me interesa la mayoría absoluta, sino que salgan los mejores proyectos posibles. Lo que quiero es que si la oposición presenta una iniciativa que es mejor que la que vos estás haciendo, aceptarla. El Presupuesto Participativo es un ejemplo. Estamos en un ámbito de discusión, pero tiene que ser constructiva. Lo que sentí estos cuatro años fue que era el “no por el no”. No hay que asustarse con lo que te pueda plantear la oposición, al contrario, me da más tranquilidad que salga todo con el mayor consenso posible.

-¿Qué análisis hace de los movimientos recientes, poselecciones, dentro de Juntos por el Cambio?

-Yo no le puedo decir a la gente qué tiene que votar, creo que eso es subestimar a los vecinos. De hecho, no les pedí el voto para octubre. El dueño del voto es cada uno, no hay
que dar libertad de acción, porque ya son libres. Hay que ser muy respetuoso, al margen de que uno puede pensar qué es mejor o qué es peor. Yo, como intendente o como dirigente del espacio, no soy quién para plantearlo.

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