Con obstáculos a la vista, la prueba de fuego que enfrenta Axel Kicillof
El gobernador comienza a padecer una serie de dificultades que le exigen resoluciones certeras para sortear un escenario más que complejo. La economía, la oposición y la interna, en agenda
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Con el envión de un amplio triunfo en las elecciones generales, Axel Kicillof encara el último tramo del año con una lista de temas a resolver que le exigen aptitudes políticas afinadas. El contexto económico y un gobierno nacional electo que apunta a profundizar la escasez de recursos dibuja un panorama sombrío. La situación interna del peronismo en la que se busca un liderazgo claro y una oposición bonaerense a punto de estallar, son elementos que también complican los planes del mandatario.
El primer encuentro de Kicillof con representantes del gobierno nacional venidero abrió las puertas a días frenéticos en la provincia de Buenos Aires. Acompañado por su jefe de Asesores, Carlos Bianco, recibió a Guillermo Francos, quien asumirá como ministro del Interior, pero no obtuvo mayores precisiones. De hecho, rápidamente envió a la Legislaturabonaerense un proyecto de ley para solicitar endeudamiento en pesos por hasta 150 millones de dólares. Fue entonces que aparecieron varios obstáculos en el camino para el gobernador.
El ahogamiento económico obligó al mandatario provincial a moverse en un terreno plagado de dificultades y en la primera arremetida en el parlamento bonaerense se topó con un rotundo freno. Cerca del gobernador insisten en que “se puede gobernar sin tener la Legislatura de tu lado”, y recordaron que “ya la tuvimos así cuatro años y pudimos gestionar".
Sin embargo, a juzgar por los hechos, se evidenciaron una serie de falencias producto del escenario volátil que se vive. En primera instancia, dialogar con la oposición no será tarea fácil. Juntos atraviesa momentos tumultuosos y la chance de una fractura del bloque empioja más la situación. “Unificar la personería jurídica”, es lo que suele pedir el oficialismo ante la imposibilidad de hablar con un representante definido lo que le genera serios dolores de cabeza a la hora de encontrar los consensos necesarios para aprobar leyes.
Al mismo tiempo, centralizar la voz del Gobierno con miembros del Ejecutivo para conversar con la oposición y no darle tanto lugar a la tropa legislativa oficialista marcó lo que puede ser leído como otra limitación. Incluso, muy por lo bajo, se hizo notar cierta molestia en algunos sectores de la bancada del Frente de Todos en el Senado.
“Va a estar todo espeso”, manifestó un intendente del Conurbano tras la consulta de La Tecla sobre lo acontecido en la Legislatura. En esa sintonía, puso el ojo en el escenario incierto producto de las idas y vueltas de Javier Milei y prefirió no emitir opinión sobre el fracaso del tratamiento del proyecto de ley.
Otra voz del oficialismo con terminal en un despacho ministerial planteó que “Axel hoy tiene toda la oportunidad de conducir gran parte de esta tropa desorganizada”. Ante las dificultades que se mostraron en la Legislatura, señaló: “De todos modos, aun con ese problema, alguien tiene que ser el líder de todo, no veo otro”.
En cuanto a la relación entre la Provincia y la Nación desde el 10 de diciembre, otro escollo a resolver por Kicillof, el intendente de Morón, Lucas Ghi, dijo que “es un desafío que nos plantea la democracia, porque ha elegido proyectos de gestión que son a todas luces contrastantes, en términos provinciales, en el caso de la provincia de Buenos Aires, con las autoridades que han resultado electas fruto del balotaje”.
“Eso nos plantea un desafío de convivencia democrática, a partir del cual tendremos que desarrollar las habilidades que nos permitan, por un lado, honrar los compromisos con quienes nos votaron, y a su vez tener la capacidad de generar acuerdos, consenso, convivencia, en este caso con el Gobierno Nacional, que viene a plantear una agenda que tiene varios puntos que son opuestos a lo que nosotros entendemos que es bueno para el país”, añadió.
En este marco, se avecina la discusión por el Presupuesto 2024 -pendiente de resolución debido a la indefinición de la ley de leyes nacional- y la ley impositiva. Por ese motivo, Axel Kicillof, tendrá que superar una serie de dificultades para garantizar el funcionamiento de su gestión y consolidarse como líder del peronismo.
EXAMEN PERMANENTE Gestionar con todos adentro, un desafío para el gobierno bonaerense
Gestionar con todos adentro, un desafío para el gobierno bonaerense y los próximos cuatro años implicarán una verdadera prueba de fuego para el gobernador Axel Kicillof desde todos los aspectos. Cómo contener al amplio universo del peronismo tras la retira del gobierno nacional, forjar un gabinete acorde a las circunstancias, dialogar con todos los actores de un vasto territorio y sostener la gestión en plena crisis económica, aparecen en la lista de temas a resolver.
Al respecto, un ministro de peso en la estructura de Unión por la Patria (UP) indicó que para este contexto es fundamental profundizar la “unidad y coordinación” entre los diferentes sectores del oficialismo. Del mismo modo, afirmó que mantener una gestión ordenada capaz de resolver las problemáticas de los bonaerenses será vital en un contexto económico adverso. Asimismo, sobre la definición de posibles cambios de mando en el PJ bonaerense y nacional, graficó que “eso hoy está a años luz de distancia” debido a las urgencias que presenta el escenario actual.
Por su parte, un histórico intendente peronista del interior bonaerense también puso el ojo en la gestión y se mostró expectante sobre la relación que podrá sostener Kicillof con el gobierno de Javier Milei. En ese aspecto, reconoció que entre los jefes comunales “hay planteos de que es necesario encolumnarse detrás de la gestión provincial” para hacer frente al periodo que se viene. A su vez, advirtió que es preciso “evitar un escenario como en el 2015 cuando gobernaba Macri y Vidal” y en el que “hubo disgregación del peronismo y cada uno hizo se juego”.
Por ese motivo, fue tajante y disparó: “Hay que evitar que existan los saltimbanquis”. En la semana, entre el cúmulo de reuniones existentes, Kicillof mantuvo una reunión con Emilio Pérsico y Eduardo “Cholo” Ancona, dos de los máximos dirigentes del Movimiento Evita. En medio de un gran hermetismo, trascendió que fue para hacer un seguimiento de la situación social. También fue una señal del gobernador para abrir el juego a otros sectores del peronismo y buscar la contención política.
OTRO DOLOR DE CABEZA Legislatura, un campo minado: cómo lidiar con la tropa propia y la opositora
Sin la chance de poder contar con el grifo abierto desde Nación, ahora la posibilidad de conseguir fondos frescos para la provincia de Buenos Aires ingresa en un terreno en el que Axel Kicillof deberá consensuar con la oposición de forma casi obligada en la Legislatura. Por supuesto, que corre lo mismo para varias iniciativas claves como el Presupuesto, la impositiva, pliegos de jueces, entre otras leyes de consideración para Unión por la Patria.
En el Poder Ejecutivo sostienen su posicionamiento de que no es necesario contar con coroneles propios en el parlamento que puedan llevar a cabo las relaciones políticas para avanzar en consensos. A esta particularidad -que muchos del oficialismo lo consideran un error y una debilidad- también hay que sumarle la heterogeneidad que posee cada bloque y lo que complejo que es para cada bancada unificar posturas entre sus diferentes terminales internas.
A partir del 10 de diciembre, la nueva composición en la Legislatura lo posiciona al oficialismo en una situación en la que de forma obligada precisará del OK de los opositores para conseguir el quórum y de un gran esfuerzo para llegar a los dos tercios para el caso de leyes de peso.
El internismo permanente de Juntos es fogoneado también por el Ejecutivo, que apunta a aceitar vínculos con la UCR en detrimento del PRO. En lo que a priori parece un retroceso para la oposición tener una bancada a punto de quebrar, puede significar una oportunidad para sus diferentes sectores. Saben perfectamente que son la llave de Kicillof para poder destrabar leyes y avanzar con lo que considere necesario para su gestión.
El radicalismo leyó con claridad esta oportunidad en medio de la crisis de JxC y, ante cada llamado del oficialismo, hace valer su peso por lo que pone en práctica el arte de la política en un escenario que requiere obligatoriamente diálogo y expertise para llegar a buen puerto. Ahora el interrogante se abre en torno a la capacidad de llegar a consensos que pueda mostrar la Gobernación bonaerense y si intentará -o no- abrir el juego a su tropa legislativa.
UN TERRENO PARA ALLANAR El diálogo con los intendentes, una correa de transmisión clave
La relación que construyó Axel Kicillof con los intendentes tanto oficialistas como opositores fue un capítulo aparte en el camino que realizó en estos primeros cuatro años de gestión. La compleja maquinaria de la provincia de Buenos Aires con sus 135 municipios exige al Poder Ejecutivo establecer puentes con los alcaldes para tener detalles de primera mano sobre las necesidades existentes en los territorios.
En ese aspecto, el Gobernador siempre mantuvo con los jefes comunales del peronismo una relación con idas y vueltas en las que muchas veces llegó a ser tirante con determinados sectores. La fragmentación hacia el interior y la elección de los interlocutores fueron aspectos que complicaron el diálogo entre las partes intervinientes.
Con la consolidación de Kicillof al frente de la Provincia, entre las voces de los más de 80 intendentes ya se escuchan planteos sobre encuadrarse detrás de la gestión del mandatario. No obstante, la mirada se posa particularmente sobre la tropa de los 12 alcaldes de La Cámpora. La tensión entre Kicillof y Máximo Kirchner será un elemento a prestar atención y que puede interferir desde abajo hacia arriba.
Por su parte, los casi 50 caciques con los que cuenta Juntos por el Cambio tendrán un protagonismo para nada despreciable. El radicalismo posee poco más de la mitad del total y pueden tener un peso preponderante en la discusión ante la intransigencia que muestras las distintas líneas internas del PRO. Esta grieta es la que intenta ensanchar Kicillof hasta formar dos islas entre amarillos y boinas blancas.
En tanto, con los cuatro mandamases del vecinalismo, el vínculo -más allá del clima electoral- siempre fue sin sobresaltos. La carencia de estructura de los alcaldes los condiciona a tener un diálogo fluido. De esta manera, la relación a sostener entre Kicillof y los intendentes será clave para la gobernabilidad en tiempos de crisis económica.
PREOCUPACION POR ABAJO La necesidad de fondos nacionales
"No se puede llevar adelante una gestión sin apoyo del gobierno nacional. Todos los municipios manejamos dos niveles de presupuesto: el que se compone con recursos locales y el que se compone con recursos provinciales y nacionales”, manifestó el intendente de Morón (UP), Lucas Ghi, en cuanto al contexto económico actual .
Además, detalló que dejar de recibir recursos “impactaría en más de 50 obras que ya tenemos en ejecución”.