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Viernes, 27 diciembre 2024
Argentina
24 de diciembre de 2023
ENTREVISTA

Gabriel Mestre: “Le pediría al presidente que cumpla lo que dijo en campaña”

Preocupado por la crisis y el riesgo de la paz social si no se equilibran diversos factores, el arzobispo de La Plata habla de la coyuntura política, el mensaje navideño, la llegada del libertario al poder y la relación con Kicillof

Gabriel Mestre: “Le pediría al presidente que cumpla lo que dijo en campaña”
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Jeans, camisa negra, el infaltable clériman blanco y la cruz pectoral sin piedras engarzadas. Ofrece mate. “Es tereré, con stevia”, aclara. Lejos de los ornamentos pomposos que hacen identificables a los de su jerarquía, el arzobispo de La Plata, Gabriel Mestre, recibe a La Tecla en la sede clerical, a la que llegó este año, tras dejar a su querida Mar del Plata natal. Los efectos de una gotera rebelde han desprendido parte del cielorraso de la oficina, pero sus mayores preocupaciones pasan por otro lado. 

¿Cómo llega este fin de año? 
-Llega con un grado de complejidad, como el que venimos teniendo desde hace varios años. Hay que ser sincero en este sentido, porque uno puede decir que la situación de nuestro pueblo, especialmente el más humilde, es compleja desde hace varias décadas, con momentos particularmente más serios. La inflación, que es un elemento común que toca al más pobre y a la clase media, hace que la situación sea compleja. Y este fin de año se le suma el tema de la incertidumbre ante algunas perspectivas o propuestas del Gobierno nacional. Lo digo como parte de la Iglesia Católica y en función de la Doctrina Social de la Iglesia, que es lo que a mí me compete; yo no hago política partidaria, no me corresponde. Eso les corresponde a los laicos, no a los obispos, ni a los curas. Hay que tener una actitud donde la dignidad de la persona humana deba ser cuidada y respetada. 

-¿Está en riesgo la paz social? 
-Creo y espero que no. Nuestro pueblo tiene bastante paciencia y lo ha demostrado a lo largo del tiempo. Las nuevas medidas, que uno entiende que se dan en un contexto complejo, en el cual el nuevo Gobierno recibe una realidad concreta, podrían llegar a poner en peligro la paz social si no se equilibran diversos factores. Cuando las necesidades son muy graves y muy urgentes, la paz social peligra. Quiero, deseo, anhelo que no lleguemos a esa situación, por más diferencias que pueda haber en la perspectiva política y en la implementación de las primeras medidas que este Gobierno tenga que hacer. 

-¿Y qué rol le compete ahí a la Iglesia? 
-La Iglesia tiene que colaborar con el bien común. Es su compromiso histórico desde su identidad, que es la Doctrina Social de la Iglesia. El bien común es que todos los seres humanos tengan las condiciones de vida necesarias para poder llevar adelante su existencia con dignidad, lo cual no significa un plato de comida, sino que significa acceso a educación, a salud, a la posibilidad de vacaciones como corresponde; los derechos humanos básicos garantizados. Y, planteando este bien común, una mirada particular de cuidado de protección de los más vulnerables, porque es la opción de Jesús. Esta opción de Jesús se traduce a lo largo de los siglos en diversos formatos en una Iglesia que quiere cuidar y proteger a los pobres. Lo hizo San Francisco de Asís muchísimos siglos atrás, en un contexto medieval que era abismalmente distinto a lo que vivimos hoy. Sin embargo, el mensaje y la sensibilidad son los mismos: ser fiel al mandato de Jesús de cuidar a todos, particularmente a los más vulnerables. 

-¿Por qué se llegó a esta situación? 
-Creo que algunas personas del oficialismo que tuvimos hasta ahora se sinceran y se dan cuenta de que la realidad de nuestro país era compleja. La inflación es un factor que, claramente, a muchas personas le determinó una cuestión de cambio de modelo, entendiendo que el modelo anterior estaba agotado. Sorprende y me llama la atención que muchos pobres hayan votado a Milei. Es llamativo, por otro lado, que personas jóvenes que hace cuatro años habían votado a La Cámpora ahora votaron a Milei. Creo que hay un cierto hartazgo de ciertas cuestiones de un modelo que va más allá de un solo espacio político, y Milei logró, al menos a nivel discursivo, plasmar este hartazgo; entonces, la imagen de la motosierra, que a mí no me gusta como expresión, termina siendo el símbolo del hartazgo que muchas personas, incluso simples, sencillas, pobres y jóvenes, tienen con este sistema.

-¿Le llama la atención pero entiende al pobre que votó a Milei? 
-Te diría que sí. Aunque por ahí no comparta alguna cuestión, entiendo la situación. Me tocó dialogar en privacidad con pobres que votaban a Milei y me tocó dialogar también con personas que nunca habían votado al peronismo y ante la disyuntiva Massa-Milei votaron a Massa. Entonces uno hace un ejercicio de ponerse en el zapato de los otros; por eso, como pastor, yo no digo a quién hay que votar y a quién no. La Iglesia Católica da libertad para votar a quien se quiera, desde un socialismo saludable hasta un capitalismo saludable; hay un amplio arco donde uno puede votar con algunos principios fundamentales que tenemos desde nuestra identidad cristiana católica. Entonces, uno puede entender sin compartir a unos y otros.

-¿A qué le atribuye ese hartazgo: a que la gente no resuelve sus problemas, a que ve a la política distante?
-Creo que un poco todo. A veces, ciertos sectores de la política, no todos porque hay muchos políticos muy buenos, resultan hasta impúdicos, con una exhibición que no hace justicia con las necesidades que tiene gran parte de nuestro pueblo. Eso genera una suerte de distancia. Y el hecho de no tener oportunidades; hoy, dos jóvenes que están encarando un proyecto juntos, teniendo rabajo los dos, tal vez siendo profesionales, no pueden comprarse una casita chiquita, no llegan a un coche. Eso genera una suerte de hartazgo y de “no importa lo que viene si lo que estoy transitando no me termina de dar respuestas”. 

-¿Y qué opina de Milei? 
-En lo particular tengo algunas diferencias de perspectiva de pensamiento, porque algunas cuestiones que plantea de manera absoluta con respecto al mercado se riñen con principios de la Doctrina Social de la Iglesia. Por ejemplo, el tema de la justicia social, que al denostarla está denostando un principio fundamental del pensamiento cristiano católico, y hasta te diría de otros sectores, donde el destino universal de los bienes, puestos por el Creador para todas las personas del planeta, tiene que ser redistribuido de manera justa. Denostar el valor de la justicia social o la igualdad, o entender la libertad en un sentido absoluto y desconectado del resto de los valores, no es compatible con el pensamiento cristiano católico. Monseñor García Cuerva habló de la libertad pero con amor en la asunción presidencial de Milei. Libertad con amor significa que la libertad debe ser acompañada por la misericordia, el diálogo, el respeto de la igualdad. A veces pareciera que algunas de las expresiones de los libertarios absolutizan en un único valor. Y las veces que se ha absolutizado en un único valor y no se ha generado una suerte de equilibrio dinámico en los distintos valores se corrió el riesgo de caer en posturas fundamentalistas. 

-¿Qué le parecen las medidas económicas recientemente anunciadas? 
-No me quisiera meter en un terreno que desconozco. Es verdad que él ha sido sincero con respecto al tema del ajuste, uno ha visto a la gente aplaudir cuando ha planteado el ajuste, una cosa que es significativa. Entonces, por ahí lo que queda como discusión es que él dijo que el ajuste no lo iba a pagar el pueblo, sino lo que él denominaba “casta”, que no me queda tan claro qué es la casta, quién es la casta y cómo se conjuga este tema con la casta, porque, evidentemente, para gobernar en un sistema democrático las alianzas son necesarias y no son un pecado, sino parte del juego del sistema. Yo le pediría al señor Presidente que cumpla lo que dijo en campaña, que el ajuste era necesario pero que lo iba a pagar la casta y no nuestro pueblo. 

LOS ARCHIVOS DE LA DICTADURA
“Hay jerarcas que no estuvieron a la altura de las circunstancias” 


-¿Va a abrir los archivos de la Arquidiócesis durante la dictadura? 
-Es una iniciativa en la que estamos dando los primeros pasos. Es un tema que tiene su complejidad y ya lo hice en Mar del Plata. Va en línea con lo que la Conferencia Episcopal Argentina plantea en estos tres tomos que ha hecho publicar la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina: “La verdad los hará libres”. Es buscar que el espíritu de estos textos se pueda llevar a lo concreto de cada lugar. Y en el caso de La Plata creo que ha habido una distancia muy fuerte entre ciertos ámbitos de la jerarquía de la Iglesia, por un compromiso muy fuerte con la dictadura, y la sociedad civil, la sociedad profana, aunque también varios miembros de la Iglesia fueron perseguidos. Es hacer un camino de reconciliación en memoria, verdad y justicia; es el intento de lograr conjugar las dos perspectivas y que la memoria, la verdad y la justicia no rompa una cierta sanación que hay que hacer. Dios dirá cómo lo podemos llevar adelante. 

-¿Lo complejo en qué radica? 
-Porque no todos los archivos que hay en un lugar son propios de una dinámica concreta, entonces uno no puede trabajar con archivos que tienen que ver con otras características particulares de una congregación de monjas, por ejemplo, cuando, en realidad, estamos trabajando sobre cuestiones que tengan que ver particularmente con la dictadura. 

-¿Duda de la participación de la Iglesia en la dictadura? 
-No. Los tres tomos de “La verdad los hará libres” deja en claro las sombras y las luces de la Iglesia. En eso hay que ser justo, porque así como hay sombras y hay jerarcas que no estuvieron a la altura de las circunstancias y no tuvieron una voz profética, hay laicas, laicos, consagrados y jerarcas que estuvieron a la altura de las circunstancias, se comprometieron bien fuerte, y algunos lo pagaron con su vida.

LA RELACION CON EL GOBERNADOR
“Es interesante dialogar con un gobernante que no es creyente” 


¿Cómo es el vínculo con Axel Kicillof? -Mi contacto con él fue a partir de que vine a La Plata. El puente lo hizo monseñor Tucho Fernández, con el que tenía un buen vínculo. Es interesante cómo uno puede dialogar con un gobernante que no es creyente de manera muy sincera, sencilla y muy sana, saludable. Mi experiencia ha sido altamente positiva. Tuve un encuentro personal con él muy largo en la Gobernación antes de asumir, compartiendo unos mates, y después estuvo en mi toma de posesión. Yo fui, obviamente, a la asunción, y el discurso me pareció muy interesante, porque es de una identidad peronista bien clara y bien definida. A la vez no partió de una actitud de ruptura, de dinamitar, y al final del discurso invitó a una actitud de paz que me pareció positiva en cuanto a que marcó su identidad y, también, la diferencia ideológica con el Gobierno nacional. 

-¿El le pidió algo o usted le pidió algo? 
-Ninguno de los dos nos pedimos nada de manera particular. Fue una charla franca, planteando las cuestiones propias de lo que tiene que ver con la vida de la Iglesia y la realidad política, y el aporte que podemos hacer y cómo él descubrió en el diálogo con monseñor Fernández la importancia de la Iglesia, el trabajo que se hace con los más postergados. Es decir, un universo que no le es propio porque viene de un ámbito no creyente. Entonces, fue acentuar la colaboración y las coincidencias sin establecer ningún plan concreto y puntual, y sí disponiéndonos, de un lado y del otro, para colaborar con el bien común.

El mensaje navideño basado en una frase de Francisco

-¿Cuál va a ser su mensaje navideño?
-En general me repito casi todos los años desde distintos formatos, y tiene que ver con el tema de la paz. La imagen del Niño de Belén nos tiene que ayudar, particularmente a los creyentes, pero también a los no creyentes, personas de buena voluntad que el espíritu navideño por ahí los pueda tocar desde otro lugar para buscar los caminos concretos y puntuales, utilizando esta frase tan linda del papa Francisco, “para ser artesanos de la paz” en un contexto complejo.

IGLESIA Y POLITICA
“Deberían haber aprovechado al papa de manera más inteligente” 

-¿Ha hablado últimamente con el papa o con Tucho Fernández? 

-Con Tucho me he comunicado por mail por distintos motivos, y con el papa no me he comunicado desde de mi nombramiento. El papa está bien de salud, tuvo una pequeña afección pulmonar de la cual ya salió, y estamos a la espera de si confirma o no su visita a la Argentina para el año que viene. Espero, anhelo que la haga. 

-Francisco dijo que “en campaña se dicen cosas para llamar la atención, que después caen solas”. ¿Es una indulgencia hacia Milei y sus dichos que ofendieron a la Iglesia? 
-Yo creo que lo más importante fue la llamada telefónica, incluso más que esto por ahí puntual. El hecho de que el papa haya llamado por teléfono a Milei refleja una actitud de grandeza de parte del papa, a pesar de algunas expresiones que Milei tuvo con respecto a él que no fueron para nada acertadas. Y Milei también lo dijo claramente después, en la posibilidad de una visita del papa a la Argentina. 

-¿Cuesta perdonar esas expresiones?
 -Yo creo que no. El papa ha demostrado, para verlo también desde otro lado, que con el kirchnerismo no tuvo muy buen vínculo, y, sin embargo, su actitud ha sido de grandeza. Si bien por ahí el contrapunto más fuerte fue con Néstor, con Cristina y de Cristina hacia él fue muy positiva. Somos testigos de ese vínculo y cómo el papa recibió en dos oportunidades a Hebe de Bonafini, que también había tenido expresiones muy duras con respecto al entonces cardenal Jorge Bergoglio. El papa ha reflejado una grandeza de corazón importante que refleja el espíritu cristiano. 

-¿La política argentina no supo aprovecharlo? 
-Profunda y totalmente debería aprovecharlo mucho más en un sentido positivo. Lo ha aprovechado demasiado coyunturalmente, el efecto de la fotito, digamos. Y creo que podría haberlo aprovechado de manera más inteligente; desde los distintos sectores, porque el papa tiene vínculo con gente de un lado y del otro; al menos en el esquema bipartito que teníamos hasta ahora, con el tripartito no lo tengo tan claro. El tiene buen contacto y tiene amigos en ambos espacios, deberían haberlo aprovechado de manera más inteligente.

LO QUE LLEGA DESDE LOS BARRIOS
“Hay una realidad que nos preocupa y nos duele” 


-¿Qué le llega de parte de los sacerdotes de las parroquias? 
-Bueno, esta realidad de vulnerabilidad de muchos sectores de las parroquias de la periferia. Lo mismo que experimentaba en Mar del Plata tres meses atrás lo voy descubriendo acá en La Plata. El formato platense no es muy distinto al de Mar del Plata, son ciudades con idiosincrasias distintas pero con características similares; obviamente que acá está todo lo que tiene que ver con lo político de la Provincia, pero el hecho de que mucha de nuestra gente no tiene las necesidades básicas cubiertas es una realidad que me llega por los curas, y por las laicas y los laicos que están en los equipos pastorales de Cáritas. Ya tuve una reunión con la Comisión Ejecutiva de Cáritas a nivel arquidiocesano y me reuní con los jóvenes que trabajan en Cáritas. Ese es un espacio muy positivo, que me ha permitido tomar contacto con esta realidad que nos preocupa y nos duele.

UN COMPAÑERO FIEL
Mate a toda hora, strong, suave, tereré o cómo venga 


-¿De dónde viene la costumbre del tereré? 
-Viene del calor. Y viene de acá, justamente, de La Plata, cuando era seminarista. Porque en esta época, en Mar del Plata siempre la temperatura es más baja que en La Plata. En época de exámenes, noviembre, diciembre, con el tremendo calor era típico preparar los exámenes con tereré. Igual, en Mar del Plata en verano siempre he combinado el mate en ciertos horarios; y en los horarios más pesados, tereré.

-Pero es una compañía permanente.
-Sí, salvo cuando tengo alguna pequeña afección intestinal (risas). Son tres o cuatro termos por día, compartidos. Amargo, strong, también me gusta; y me gusta con yuyito y stevia, como ahora, con limón; cómo venga. No soy fundamentalista con respecto al mate, me manejo con mucha libertad; eso sí, hasta las 7 de la tarde, porque si tomo después me desvela.



 

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