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Argentina
11 de enero de 2024
A 40 AÑOS

Daniel Salvador: "En la democracia nos debe mucho la dirigencia política"

El exvicegobernador durante el mandato de María Eugenia Vidal (2015-2019) dialogó mano a mano con La Tecla y reflexionó sobre las cuatro décadas ininterrumpidas de gobiernos constitucionales en la nación y la provincia. El análisis sobre los logros, los fracasos, su rol como titular del Senado bonaerense, los nuevos desafíos y lo que viene

Daniel Salvador: Daniel Salvador: Daniel Salvador: Daniel Salvador:
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El exvicegobernador, Daniel Salvador (2015-2019) dialogó mano a mano con La Tecla y reflexionó sobre las cuatro décadas ininterrumpidas de gobiernos constitucionales en la nación y la provincia. Revisión histórica y rol del radicalismo en estos últimos 40 años.

-¿Cuál es la primera reflexión que se le ocurre a alguien que estuvo con Alfonsín en el inicio del gobierno, que después fue vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, cuando te encontrás con la frase hace 40 años de democracia?

-Y bueno, la verdad que es como un gran logro, como una demostración que cuando se hacen las cosas bien, buscando consenso, acuerdo e integrando a la mayoría de la sociedad. Porque aquel paso que se dio, superó los escudos políticos y partidarios y unió a toda la sociedad detrás de esa causa, que era democracia para siempre.

Daniel Salvador:

Eso nos permitió, a través de una convocatoria del doctor Alfonsín, que fue superadora de esas diferencias, involucrar a la sociedad en su conjunto. Yyo no tengo ninguna duda que fue la última gran gesta del pueblo argentino detrás de ese objetivo.

Hoy vemos lo que fue toda la verdad y la máxima justicia posible en una democracia que estaba dando sus primeros pasos, fue el camino correcto para que pueda haber una democracia que ya no sea meramente una etapa entre gobiernos de la dictadura, sino que pasara a ser verdaderamente un país donde es una realidad y que se pueda mirar para adelante, más allá de todas las deudas pendientes.

-Hablando de las deudas pendientes, hay quienes dicen que por el presente, por la cantidad de pobreza, por los problemas estructurales de la Argentina, la democracia, no sé si fracasó, pero que no cumplió con las expectativas. ¿Cómo ves eso?

-Creo que es un error enorme, pero yo lo escucho, a veces con preocupación, con angustia, pero hay una interpretación incorrecta, porque en realidad, en todo caso, los que fracasaron fueron los gobiernos, todos, más allá de quien haya sido gobierno. A lo largo de estos 40 años no se pudo reconstruir un objetivo, darle un rumbo al país, y siempre se empieza de cero. Cuando se logró esta gran gesta, finalmente se superaron las banderas políticas y se logró que la sociedad entera mayoritariamente, comparta este objetivo. Y esto es lo que hay que hacer ahora, la verdad es que a los distintos gobiernos les ha faltado ese ámbito de generar y las condiciones para que haya un ámbito de debate, de acuerdo, y de poder darle un rumbo al país, más allá de que después pueda haber alternancias entre distintos partidos políticos, pero todos apuntando hacia un mismo objetivo. Así que, por supuesto que la democracia nos da la alternativa de elegir,  y cada vez que nos equivocamos, no es una imposición, sino que son decisiones o errores después de los gobernantes.



La democracia nos garantiza la libertad, y también la democracia hace que aquellos que se eligen deben tener la responsabilidad, primero, de cuestiones elementales, porque la democracia requiere gobiernos sanos, gobiernos honestos, que puedan ser un ejemplo, que sepan escuchar a la sociedad y reunir las fuerzas necesarias para poder tener y generar ese proyecto de país que se pueda llegar a realizar. Así que eso no es de lo que adolece la democracia, sino errores en que han caído y hemos caído  todos aquellos que tuvimos responsabilidades de gobierno. 

-¿Nos debe algo la democracia?

-Yo creo que en la democracia nos debe mucho la dirigencia política, nosotros debemos dar opciones y de poder construir ya no solamente alternativas electorales, sino alternativas de gobernar de una manera distinta, donde podamos, a partir del diálogo, mostrar un camino y que ese camino sea acompañado. Todos sabemos que nuestro país tiene grandes condiciones para estar muchísimo mejor, infinitamente mejor, pero también todos sabemos que eso no es un tema que se resuelve en un mes, en seis meses, requiere un esfuerzo. 



Aparte, en democracia, en la Argentina se votan cada dos años y empiezan las especulaciones para el gobierno que tiene que ganar esa elección porque si no queda debilitado.

-¿Es así?, ¿Cree que el proceso debería ser de cuatro años? 

-Podría ser, podría ser. Por supuesto que son cuestiones a analizar siempre pensando en los próximos periodos. Lo que está mal en toda modificación a un régimen electoral es que se haga sobre la base de cuestiones que puedan ser de una manera, aunque sea beneficiosa para el gobierno que está en ese momento. Pero claro que es bueno analizar eso y la alternativa de que se vote cada cuatro años. Y lo mismo cuando hablamos de la boleta única y de todos los avances que hay que tener en materia de régimen electoral o las PASO o las propias modificaciones a la ley de las Primarias.

-¿PASO sí o no? 

-Yo creo que sí, pero con modificaciones. Incluso analizar la necesidad de que sea obligatoria o no, analizar si no es posible que dentro de las PASO y que cuando compiten dos fórmulas después se puedan llegar a integrar. Son todos temas que en paralelo a la situación económica, a la situación social, a la situación educativa, a la situación de trabajo, se pueden ir analizando en ámbitos con la participación de todas las expresiones para poder buscar esas coincidencias que nos permitan mejorar hacia adelante.

-¿Qué diría hoy don Raúl Alfonsín?

-Bueno, a mí la verdad que no me gusta sacar propias conclusiones. Yo siento que actúo como él piensa, pero le doy el derecho a otros que piensen de la misma manera, que actúan de otra forma pensando que Alfonsín así lo haría. 

Alfonsín decían y era público. Tenían dos cuestiones que a mí me parecen fundamentales. Cuando ya era un hecho que él iba a ganar las elecciones, él  convocaba al pueblo argentino a los radicales, al peronismo, al socialismo, que bajen un poco sus banderas partidarias y que esté por encima la bandera argentina. Eso era una convocatoria superadora y me parece que eso es un aspecto central. 

Y lo otro, cuando hacía esas convocatorias con la democracia, se come, se educa. Se cura, esos eran los desafíos para la democracia, para los próximos gobiernos. Por supuesto, que si él lo hubiese podido hacer, eso era lo deseable, pero el gran objetivo de ese momento fue democracia para siempre. No se pudo hacer en ese gobierno, pero eran los desafíos para los gobiernos que siguieron. Y ahí yo creo que sí hay que hacerse cargo que lamentablemente que se fracasó, a veces cuando hubo situaciones mundiales que beneficiaban a la Argentina no se las aprovechó, o se las mal aprovechó para un período y no se pensó en el fortalecimiento del país hacia adelante.

Entonces creo que son todas lecciones y Alfonsín predicó con su ejemplo. Él antes de ser presidente estaba comprometido con la defensa de los derechos humanos, él firmaba Hábeas Corpus, cuando muchísima gente no se animaba, y cuando fue presidente lo llevó adelante. No es que empezó, con todo lo que significó en aquel momento juzgar a aquellos militares que nos estaban entregando el poder, que todavía seguían sosteniendo el poder en muchos ámbitos de la vida argentina, en empresas, en medios de comunicación, y se hizo y se dijo en el camino es toda la verdad y el camino es que se aplique la justicia. Y se aplicó la ley y se dio el derecho a la defensa, se aplicó el debido proceso y todos esos grandes lineamientos de la consolidación del Estado de Derecho se vieron volcados en los primeros cinco días de gobierno, cuando dejó sin efecto la ley de autoanmistía y ordenó el procesamiento de las juntas militares y de los cabecillas de los grupos guerrilleros, creó la CONADEP, se impulsó una modificación del código militar para que si los propios militares a través del Consejo Supremo no llevaban adelante la investigación iba a ser la justicia federal como finalmente ocurrió.



-¿El reconocimiento le llega tarde?, hoy estamos hablando de 40 años de democracia, gracias a todo aquello del 83 en adelante. 

-En muchos aspectos seguramente que sí, pero Alfonsín siempre actuó conforme a sus ideas, siempre supo escuchar, supo tener una enorme grandeza, incluso cuando tuvo que dejar el gobierno para consolidar todo el proceso democrático, no tuvo ningún tipo de especulación y después con el correr del tiempo fue un protagonista importante en la reforma de la Constitución del 94, por lo tanto, él hizo de esa idea de estar comprometido detrás de esos ideales para que haya un país donde la democracia año tras año, se vaya consolidando. Creo que eso alcanzó a verlo y alcanzó a vivirlo y con el correr del tiempo son las figuras que se fortalecen.

Hoy ya prácticamente hablar de Alfonsín es una figura que supera ampliamente el marco del radicalismo y claramente es uno de los grandes hombres de la Argentina que trabajó por la democracia, por la libertad, por los derechos humanos, por el respeto y que  siempre tuvo esos valores como él los quiso impulsar desde un primer momento vinculado con la educación, tema central, con una salud que esté verdaderamente en cercanía de la gente y eso es lo que uno espera en democracia, que haya un crecimiento equitativo, 

-Estamos haciendo esta entrevista en el Hotel Savoi, y acá vivió un vicepresidente radical, (Carlos) Perette que también tuvo una actuación muy importante durante la dictadura…

-Así es, este era su lugar. El doctor Perete fue el vicepresidente del doctor Arturo Ilia . Él era enterriano y tenía su lugar de residencia acá y también fue un gobierno que realmente fue ejemplar, pero también muestra cómo ha habido una madurez de la propia sociedad.

Daniel Salvador:

El gobierno de Arturo Ilia y Perete se lo criticó por ser un gobierno honesto y se decía que era un gobierno lento y con el correr del tiempo, toda la sociedad pudo comprender que fue un gobierno no solamente honesto, que mejoró todo lo relacionado con la educación, con la deuda pública, que fue el único gobierno que logró un reconocimiento diplomático internacional en materia de nuestra soberanía sobre Malvinas. Y sin embargo se generó todo un clima desprofeso, obviamente por aquellos que tenían interés de interrumpir ese proceso constitucional y por eso con el correr de los años sobre todas esas experiencias y especialmente la tragedia que había pasado a partir de 1976 es que Alfonsín entendió que la única manera de que haya democracia para siempre era terminar con la impunidad en la Argentina. 

-¿Está en peligro la democracia ahora como dicen algunos?

-No lo veo así. Sí creo que hay enormes desafíos, pero creo que hay una sociedad que cada día, más allá de que sufre, se involucra en rechazar la mentira, en rechazar la corrupción, en rechazar de no querer seguir en un estado de declinación, quizás no encuentra la mejor de las alternativas. 

-¿Qué le pasó al radicalismo que no puede ser esa alternativa?

-Bueno, hay que trabajar. El radicalismo en sus casi 140 años de vida ha tenido enormes logros, de ser el primer gobierno popular, de impulsar la reforma universitaria, de la creación de YPF, de lo que fue el gobierno de Arturo Illia, lo que fue Raúl Alfonsín terminando definitivamente con los golpes de Estado en la Argentina, pero también tuvo grandes crisis. Hubo divisiones del partido, hubo momentos que nos alejamos mucho de la sociedad, que se perdió el rumbo, y me parece que son experiencias que hay que tomar. Para nosotros, desde mi punto de vista, la formación de Cambiemos fue una gran oportunidad para volver a acercar a un radicalismo a la mayoría de una sociedad que quería que haya una unión para recuperar valores republicanos y se hizo.

Y creo que fue un periodo que se empezó a fortalecer el radicalismo y lamentablemente hoy, en esta última experiencia, creo que toda la dirigencia de Juntos por el Cambio lamentablemente no estuvo a la altura de la circunstancia y metimos en unas PASO que no tenía razón de ser porque los problemas del país eran infinitamente superiores para que podamos diversificar el esfuerzo previamente en eso y son consecuencias que se pagan, pero hay que aprender. Somos, dentro de todo, una democracia joven de 40 años. 

-¿Los internismos tanto en el partido como ahora en Juntos por el Cambio son los que los alejaron de la gente? 

-Sí, yo creo que sí. Tienen que haber influido seguramente otros factores, pero no hay ningún tipo de dudas de que sí. Hoy mismo, hace más de un año, creo que todos tenían la certeza que Juntos por el Cambio iba a gobernar el país. Y salimos, en definitiva, terceros. En el medio pasó toda, faltó de hacerse a esa idea y yo creo que se sobrevaloró cuál era la posición y no se tuvo la actitud en general y desde el propio radicalismo, que en definitiva participa de unas PASO incluso sin haber llevado candidato. 

Pero bueno, lo importante cuando se cometen errores no es mirar para otro lado, sino buscar de que nos hagamos entre todos cargo de los errores porque reitero, en 40 años de la democracia tenemos hacia adelante los grandes desafíos y creo que el radicalismo va a seguir siendo protagonista, pero hay distintas etapas y bueno, un poco la democracia también significa eso. 

-Un gobernador con su vice en el 83, Elva Barreiro de Roulet y un vicegobernador en el 2015, Daniel Salvador, ¿Es muy poco para un partido de 140 años de historia, en la provincia de Buenos Aires, que es la más importante de la Argentina?. 

-Siempre es bueno hacer el análisis partiendo del momento que se está hablando. Cuando en el 2015 se conforma Cambiemos, el radicalismo venía dentro de una de esas grandes crisis y el radicalismo a partir de Cambiemos tuvo vicegobernación, pero pasamos de 7 intendentes a más de 40 intendentes en la provincia de Buenos Aires, pasamos a tener concejales prácticamente en todos los distritos y nos preparamos para otra etapa, donde iba a encontrar mejor parado al radicalismo. Creo que ahí es donde hay que analizar qué es lo que pasó. 

-Y aún hoy, saliendo tercero, Juntos por el Cambio, tienen al senador nacional de la provincia de Buenos Aires, que hacía muchos años tampoco estaba. 

-Seguro.

-¿Lo ves más revitalizado el partido? ¿Lo ves más dinámico el partido?

- Yo creo que el partido, a partir de 2015, volvió a recuperar esa vocación de poder que quizás en el correr de los años, de estar bastante alejado y de tantas dificultades, hasta nos había hecho perder esa vocación. Hoy sabemos, no solamente que se puede, sino que tenemos una obligación de estar preparados, de que el partido se renueve, de darle lugar a nuevas generaciones, pero generando condiciones de convocatoria. 

-¿Qué recatas de la experiencia de ese gobernador? 

-Mucho,  porque pudimos demostrar que pudimos gobernar desde distintas fuerzas políticas, confluyendo en un mismo espacio, en armonía, en respeto, y que pudimos hacer muchas cosas en la provincia de Buenos Aires, más allá de que a los cuatro años no nos tocó ganar por decisión de la gente, pero podemos mostrar rutas, podemos mostrar las mejoras en hospitales, podemos mostrar el SAME, podemos mostrar reformas importantes a nivel educativo, podemos mostrar una lucha contra la inseguridad gigantesca que dio resultados contra el narcotráfico, podemos mostrar la modernización del país, de la provincia en muchos aspectos, y bueno, por supuesto que esta era y es una provincia que a lo largo de muchos y muchos años, lamentablemente los gobiernos, especialmente de justicialismo, no tuvieron la posibilidad o la decisión de trabajar para que se ponga de pie y requiere hoy por hoy muchos años de que vaya hacia un mismo rumbo para poder resolver problemas todavía, estructurales que hay en esta provincia. 

Daniel Salvador:

-Para que se llegue a ese rumbo tiene que haber un acuerdo político de bases hacia el futuro, para el país, para la provincia, y eso parece imposible en la Argentina. ¿Crees que es el momento ahora, digamos, con esta asunción de (Javier) MIlei de que la política se ponga los pantalones largos y diga, muchachos, vamos todos para este lado? 

-Totalmente. Creo que es lo que vos exactamente decís, y por eso yo digo, pongo de ejemplo la gesta del 83. Ahí se logró, aún superando partidos políticos que en sus campañas no estaban de acuerdo con dejar sin efecto la ley de autoaamnistía. Pero el conjunto de la gente lo hizo. El candidato mismo a presidente en aquel tiempo que competía contra el doctor Alfonsín, que era (Ítalo) Luder, ellos no estaba de acuerdo con dejar sin efecto la autoamnistía, con el juzgamiento en su momento. No integraron a Conadep, pero sí lo hizo la sociedad y la sociedad peronista. Y cuando en un momento que hubo una intentona militar, estuvo el doctor Cafiero al lado del doctor Alfonsín, por lo tanto, se comprendió y se entendió en ese momento. Y yo creo que este es un momento que tiene que haber una maduración en ese sentido de toda la dirigencia política, que está tan castigada, a veces justamente y a veces injustamente, pero que le está faltando, en mi opinión, justamente este aspecto de entender que esta Argentina con todas las potencias que tiene, pero con todas las dificultades que hay, solamente se puede superar si hay grandes acuerdos. Y ahora tenemos una experiencia muy nueva, muy novedosa, con una posibilidad grande de que si hay un gobierno que esté a la altura de las circunstancias, que esté en un ámbito de construir, de fortalecer, y con una oposición que actúe con absoluta responsabilidad de acompañar las cosas que verdaderamente son positivas y rechazar aquellas que obviamente no se comparten, actuar con responsabilidad y no con especulación.
 

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