31 de diciembre de 1969
Informe
La tendencia “metro” en los políticos argentinos
Una camada de dirigentes jóvenes es el reflejo de que la belleza y la coquetería no deben estar asociadas sólo a la mujer. Usan cremas antiage, visten legantemente, se hacen manicura y extreman los cuidados para estar cada vez mejor. Los más coquetos del ambiente
La metrosexualidad es la nueva definición del hombre moderno que tiene mayor cuidado de sí mismo. Según Mark Simpson, creador de la palabra, ésta define al nuevo hombre del siglo XXI, afirmando que no necesariamente tiene que ser adinerado; simplemente es un hombre que vive en la ciudad y le gusta vestirse con ropa a la moda, que está al tanto de las últimos modelos y hasta es capaz de diferenciar una sábana fina de una que no es de tan buena calidad.
El cuidado personal masculino se impone, y cada vez son mayores los hombres alrededor del mundo que se arreglan las manos, se tiñen el cabello, utilizan tratamientos faciales o incluyen en su guardarropas colores dirigidos, anteriormente,
al público femenino, sin que esto afecte su sexualidad.
Cada día son más las marcas que promocionan productos para caballeros, cremas faciales, corporales, entre otros; también son mayores los centros estéticos y de belleza especializados en el cuidado masculino, y el tiempo que los hombres dedican a entrenarse en el gimnasio.
La metrosexualidad es una realidad que define al hombre que siente una gran preocupación por su imagen y cuidado perso-nal. El hombre moderno del siglo XXI va más allá de una constante búsqueda de la perfección física; es más vulnerable, es un individuo más integral, que trata de estar siempre actualizado, en el mejor estado de salud; posee una actitud positiva, buenos modales; sabe aprovechar las situaciones que se le presentan en la vida y está en contacto permanente con sus sentimientos y emociones sin importar el qué dirán.
La palabra metrosexual fue creada en el año 1994, y define al hombre como un varón narcisista. Según estudios realizados por Euro RSCG, el único y firme propósito de estos hombres es seducir a las mujeres.
Irrupción en la política
La necesidad de verse bien físicamente es mucho mayor en personas que por su dedicación están en permanente exposición. Se observa así, por ejemplo, que en hombres vinculados con el espectáculo los cuidados con relación a la imagen se extreman.
Durante los últimos años la clase dirigente argentina, sobre todo una nueva camada de políticos jóvenes, entendió que el cuidado personal para lograr una imagen armónica y estética es muy importante para su desarrollo laboral. Por esto, cada vez más políticos se ocupan de su apariencia y dedican tiempo al cuidado del pelo, las manos, utilizan cremas antiage, toman sesiones de cama solar o se entrenan horas en el gimnasio.
Hasta no hace mucho tiempo los políticos eran de los pocos seres que podían lucir su fealdad en público sin sentirse acomplejados, pero la irrupción de los políticos metrosexuales ha cambiado las reglas en el juego, ya que ahora ser político y feo es ser un feo político.
A nivel mundial, uno de los funcionarios que más se ocupan de su imagen es el presidente francés Nicolás Sarkozy, quien durante la última campaña gastó cerca de 50.000 mil dólares en productos cosméticos y maquillajes.
En nuestro país algunos de los referentes de esta nueva tendencia son: el gobernador bonaerense, Daniel Scioli; el jefe de Gabinete nacional, Sergio Massa; el ministro del Interior, Florencio Randazzo; el ex gobernador Felipe Solá y el diputado Francisco De Narváez. Todos son hombres jóvenes, exitosos y seductores a los que les gusta que su cuerpo esté en armonía y que dedican tiempo para lograrlo.
Convive en estos hombres un senti-miento de ambigüedad. Por un lado, el deseo de lucir bien, y por el otro, un pensamiento machista que determina que los cuidados personales son exclusivos del sexo femenino. La tendencia hacia la metrosexualidad se consolida cada vez más, aunque son pocos los hombres que se reconocen como tales.
El estudio más reciente realizado sobre los hombres argentinos es un reflejo fiel de esta ambigüedad. Llevado adelante por la consultora Sicmas, “Los nuevos paradigmas del hombre” recorre muchos de los temas cruciales que hacen a la identidad masculina, desde los roles en la pareja hasta los hábitos de consumo. En las respuestas de los encuestados, las contradicciones abundan. Por ejemplo, el 60 por ciento de los varones sigue destacando que la iniciativa en la conquista debe ser masculina, y que es esperable que la mujer se ocupe de la casa y de los hijos. Incluso para el 80 por ciento el crecimiento económico femenino implica una pérdida de control. Sin embargo, la mayoría encuentra positivo participar en la crianza de los hijos. Y hasta confiesan estar ya acostumbrados a compartir las tareas del hogar: el 69 por ciento va habitualmente al supermercado.
El cuidado del cuerpo empieza a formar parte del “deber ser” cotidiano masculino, legitimado como “cuidado de la salud”. Y aun cuando no admiten que hagan algo concreto para frenar el paso del tiempo, el 76 por ciento confiesa que desea mantenerse joven, y el 80 por ciento cree que cada vez más hombres usan productos cosméticos.
Para Sergio Ramos, director de la división Research de Sicmas, “la mujer elaboró mejor su imagen de ‘mujer moderna’. El hombre tiene más dificultad para asumirla. Por eso es contradictorio. El concepto de metrosexual no lo identifica, aunque el cuidado personal ya es un lugar de cambio. Por ahora, los varones lo ligan a la salud, pero empiezan a aceptar lo estético”.
Es posible que en el futuro el término metrosexual desaparezca y que los hombres pasen a ser definidos simplemente como hombres que se ocupan de su apariencia y gastan dinero en ropa. La tendencia al cuidado de la imagen en los hombres va in crescendo, y dentro de pocos años no se-rá extraño dejar de asociar la belleza con la mujer.