La organización kirchnerista busca recobrar centralidad en medio de críticas recibidas por sectores del peronismo. El contexto de crisis y el despliegue de su tropa en la Provincia.

La Cámpora agazapada, el rearme en el gabinete de Kicillof y la batalla interna en el PJ

El peronismo sigue atentamente el camino que desanda el presidente, Javier Milei, mientras resuelve los pasos a seguir en medio de un proceso de renovación de liderazgos. En ese marco, La Cámpora busca no perder terreno mientras recibe pases de factura desde diversos sectores. Máximo Kirchner mueve fichas para reposicionarse con gran parte de su tropa en la provincia de Buenos Aires.

La organización kirchnerista posee varios frentes de batalla abiertos tanto externos como -fundamentalmente- internos. La agudización de la crisis económica empujada por las medidas del gobierno nacional también exige respuestas por parte del arco político y el rol de la oposición será determinante. Por ese motivo, la lupa se posa sobre el accionar del camporismo -al igual que otras agrupaciones- y las críticas son moneda corriente.

Tras la derrota electoral a nivel nacional en el peronismo crecieron las voces críticas hacia Máximo Kirchner y no fueron pocos los que le exigieron mayor presencia en la pelea contra las iniciativas de Milei. A las tensiones ya conocidas que mantiene con el gobernador, Axel Kicillof, se le fueron sumando nuevos críticos que expusieron sus serias diferencias.

En ese marco, en el día del paro general realizado por la CGT el 24 de enero, La Cámpora salió a las calles en lo que fue un doble mensaje. Por un lado, hizo conocer su postura contra el gobierno nacional y, por otro, mostró su poder con una nutrida columna de militantes en CABA. “Bullrich-Caputo el binomio perfecto para el presidente Milei: Ajuste y represión para garantizar un gobierno que vio en las calles la primera manifestación masiva de un pueblo que no votó para empobrecerse, sino para vivir mejor”, expresaron en un comunicado aquel día.

El otro hecho en el que Kirchner tuvo protagonismo fue la semana pasada durante el tratamiento del proyecto de Ley Ómnibus en la Cámara de Diputados. En su intervención en el recinto, pidió que se respetara a los más de 4.200.000 votos que obtuvieron los diputados nacionales de Unión por la Patria en la provincia de Buenos Aires. "Queremos que se respete a los que nos han votado porque uno no puede decir que 'si me votan a mí son fantásticos y si no, no entienden nada'". En esa línea, completó: “Ni hablar de la elección que hizo el Gobernador (Axel Kicillof) que reeligió de manera formidable cuando además tenemos aquí una exgobernadora que no pudo reelegir".

Además, en uno de los momentos de mayor tensión en las afueras del Congreso, cuando las fuerzas federales de seguridad reprimían a los manifestantes, el legislador salió junto a su bloque y se encontró con la peculiar situación que fue agredido por un sector de personas que se encontraban en plena protesta. El hecho se viralizó por las redes sociales y generó varias lecturas al respecto.

En el territorio bonaerense, el camporismo se mantiene agazapado en las diferentes áreas que logró copar en el armado del gabinete de Kicillof. Asimismo, la presidencia del PJ que ostenta su líder es discutida por quienes forman parte del Grupo Ensenada -enrolados con el Gobernador- y -por su parte- Fernando Gray también le planta bandera.

La titularidad del partido es un botín que presagia la continuidad de la interna, pero los aliados a La Cámpora ya dieron aviso sobre su postura. “Máximo tiene mandato hasta el 2025 y no hay por qué adelantar absolutamente nada”, dijo el presidente de la Cámara de Diputados bonaerense, Alejandro Dichiara. Se trata de uno de los dirigentes que provenía del grupo que se referenciaba con Martín Insaurralde.

De esta forma, la “orga” sostiene su vínculo con la tropa que se nucleaba bajo el ala del exjefe de gabinete. Un dato no menor para la disputa interna que atraviesa el peronismo en la provincia de Buenos Aires.

Tal relación se sostiene principalmente en la Legislatura ya que ambos grupos poseen un número considerable de miembros en ambas Cámaras. La situación provocó la bronca de muchos intendentes no referenciados en esos espacios por lo que se evidenciaron los distanciamientos. Alcaldes del interior se sienten seriamente perjudicados por esto y otros elementos, al igual que varios del Conurbano.

La pelea interna entre Kicillof y Máximo -bastante maquillada por ambos- se libra de manera colateral. El alejamiento de Andrés “Cuervo” Larroque de La Cámpora y el armado de La Patria es el Otro con el acercamiento al Gobernador es una muestra. El ministro bonaerense se transformó en uno de los laderos y armadores políticos del mandatario. No obstante, mantiene las formas más allá de mensajes encriptados hacia el presidente del PJ. Del mismo modo ocurre con la cercanía que poseen Jorge Ferraresi, Fernando Espinoza y Mario Secco, entre otros.

La salida de Insaurralde del gabinete -con escándalo mediante- le abrió una puerta a Kicillof para sacarse de encima a varios funcionarios. También es otro ejemplo de cómo se libra la guerra interna. El socio de Máximo Kirchner había desembarcado en el gabinete junto a jefes comunales y otros dirigentes. Tras la renuncia, el mandatario provincial hizo a un lado a los que llegaron con el exintendente de Lomas de Zamora y dio lugar a otros sectores.

Sin embargo, mantuvo a varios camporistas como ministros. Algunos, por pedido expreso al mostrarse conforme con su trabajo. Es así que la "orga" logró sostenerse su estructura en la gestión. Daniela Vilar (Ambiente), Nicolás Kreplak (Salud) y Florencia Saintout (Cultura) se mantuvieron en los ministerios. Del mismo modo, Marina Moretti (IPS) y Victoria Anadón (Organismo Provincial de Contrataciones) continúan en sus cargos.

Así, con una tropa considerable en la Legislatura y una docena de intendentes desparramados por la Provincia, La Cámpora evalúa los pasos a seguir en un contexto de crisis mientras es mirada de reojo por distintos sectores del peronismo. Con diferentes acciones, busca retomar posiciones y mantenerse en la estructura de poder del peronismo.

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