Lo que ocurrió en las últimas horas en Argentina fue de un nivel absoluto de locura política pocas veces visto en la historia reciente. El gobernador de Chubut, Ignacio Torres, con apenas 35 años, logró expresar un sentir compartido por la mayoría de sus pares sin distinción partidaria. La cruzada del patagónico no solo abroqueló a los mandatarios de la región, que ayer en una cumbre ratificaron que cerrarán el grifo petrolero, sino que además acopló a muchas otras almas de la política a lo largo y ancho de todo el país.
La cronología de la escalada de este conflicto arranca algunas semanas atrás cuando Torres comenzó a reunirse en la Rosada con diferentes interlocutores del ministerio de Economía y del ministerio de Interior, atento a que se venía este vencimiento. La respuesta durante muchos días fue la misma: "Falta el visto bueno de arriba". Un visto bueno que nunca llegó y que derivó en la efectivización de la retención de los 13.5 millones de coparticipación en concepto del pago de una deuda que la gestión de Mariano Arcioni (exgobernador de Chubut) adquirió con Nación mediante el Fondo Fiduciario.
El fracaso de las gestiones, sumado a un chat filoso con el asesor, Santiago Caputo que amenazó al chubutense con "sacar los tanques a las redes", terminaron de dinamitar la situación. A esto se sumó en el medio un fallo de la Justicia Federal de Rawson dándole la razón al Gobernador sobre la quita en los subsidios al transporte que Nación efectivizó en todo el interior del país. Es una fallo de primera instancia, pero sienta un precedente a nivel nacional.
“Si el martes o miércoles no está la plata que nos sacaron, vamos a optar por no exportar ni un barril más de petróleo. No podemos permitir que nos quieran pisar la cabeza”, disparó Torres en el marco de una movilización petrolera en Comodoro Rivadavia, cuna petrolera del Golfo San Jorge.
“Hay una situación preocupante y es la decisión del Ministerio de Economía de retenernos de manera indebida la mitad de la coparticipación, cuando la provincia tiene voluntad de pago de canje de una deuda. El exgobernador (Mariano) Arcioni puso la cabeza en la guillotina, endeudándose al corto plazo con tasas atadas al ser, lo cual es totalmente absurdo, no lo hizo ninguna provincia”, se quejó Torres.
“Nosotros ya habíamos contemplado esto y como lo contemplamos decidimos canjear esta deuda por una deuda en mejores condiciones, que es lo mismo que está haciendo Nación. Ante esta decisión, fuimos al Banco Central. Nos están pateando todas las semanas la autorización, cuando a Nación se lo autorizan en 24 horas", agregó.
La declaración caló tan hondo que rápidamente el chubutense comenzó a tener el apoyo no solamente de sus pares sino de los mandatarios de todo el país. Kirchneristas, referentes de izquierda, vecinalistas y radicales, entre otros se sumaron a la cruzada chubutense dejando en evidencia la posición de "soledad política" de la gestión libertaria. Las esquirlas del conflicto terminaron además de dinamitar la relación con uno de los principales aliado de Milei: el expresidente Mauricio Macri y la tropa del PRO.
Lo paradójico de la situación es que Torres mantenía una buena relación con los libertarios, de hecho tiene un ida y vuelta muy fluido con varios referentes de la primera hora del espacio. Muestra de esto es que los legisladores nacionales que pertenecen a su espacio votaron a favor de la Ley Omnibus. Además, había logrado una buena dinámica de trabajo con Guillermo Francos, ministro del Interior, con quien renegoció varios términos de las modificaciones a la Ley de Pesca que querían instrumentarse.
El pibe que llegó a Senador primero y a Gobernador de su provincia después rompiendo la hegemonía peronista de más de 20 años, logró ahora ser el primero que le puso el cascabel al león. Marcó la cancha y generó un segundo punto de inflexión - el primero fue el fracaso de la Ley Omnibus- aún más disruptivo ya que ya que desnudó la soledad política con la que hoy gobierna Javier Milei. |
