Kicillof, la estructura y las afinidades en el primer círculo de confianza
El Gobernador bonaerense mantiene y sostiene una mesa chica de máxima confianza para desarrollar su gestión e intervención política. Cómo se compone ese equipo.
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Si debiera prepararse una mesa para que el gobernador Axel Kicillof se siente con su clan de funcionarios más cercanos y hubiera que ubicar a los comensales de un lado o del otro, según las propias afinidades de cualquier grupo humano, en una cabecera se sentaría el mandatario y en la otra Augusto Costa. Kicillof conduce al grupo sin mano de hierro, con la firmeza de los buenos amigos cuando piden compromiso y la contemplación de los mejores amigos cuando reprochan. Administra egos, pone freno a discusiones estériles y mantiene la armonía aún cuando hay tormentas. Que las hay.
Costa se ha ganado el derecho de la otra cabecera por los años de amistad y porque Kicillof siente que le debe reconocimiento perenne por ser artífice de políticas públicas que le dieron muy buen rédito cuando era ministro de Economía y por ideas que acercó en la etapa bonaerense.
En tanto, de un lado de la mesa se sentarían Carlos Bianco, casi como la cabeza de un grupo que pone a la misma altura a Jésica Rey. Del mismo lado, Nicolás Beltram. Los tres que lo acompañaban en el Clío. Bianco también tiene estrechas relaciones con Santiago Pérez Teruel, Juan Cuattromo y Cristian Girard. En el otro lateral estarían Agustina Vila, Pablo López y Javier Rodríguez, también muy amigo de Costa.
Vila, pese a su bajísimo perfil, tiene ascendencia importante en la gestión, un poco por su rol, mucho por su impronta. La Secretaria General no sólo cuida de la firma del Gobernador junto Pérez Teruel, el Asesor General (es lógico que esos lugares lo ocupen personas de extrema confianza), también tiene injerencia en áreas de gestión y es una voz escuchada asiduamente por el Gobernador.
Ella y López se impusieron en la confección del texto final de la Ley Impositiva cuando otros funcionarios recomendaban algunas cargas menores. Kicillof, por formación, examina con lupa todo lo económico y deja más liberadas otras acciones de gobierno y es allí donde Vila adquiere más influencia.
Pese a que desde el entorno del Gobernador digan que las cuestiones burocráticas a veces se atrasan porque son muy obsesivos en los controles, lo cierto es que desde varias carteras se quejan por la cantidad de expedientes que se demoran en la Secretaría General, donde se ralentiza la gestión o se exigen cambios. Muchos extrañan a Federico Thea, otro integrante del círculo cercano, que ahora desde el Tribunal de Cuentas sigue haciendo aportes políticos al mandatario.