La Tecla
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Si bien los datos de la inflación revelaron una caída respecto al mes anterior y cerró en 11% en marzo, el INDEC dio a conocer cuánto necesitó un adulto para no ser indigente y reveló la suma de $115.873, mientras que para no ser pobre en el Gran Buenos Aires una persona debió superar los $250.286. En esa línea, una familia con tres integrantes necesitó $285.048 para llegar a la Canasta Básica Alimentaria (CBA) y $615.105 para la Canasta Básica Total (CBT).
Por su parte a una familia compuesta por cuatro personas le demandó en marzo $358.049 para la CBA y $773.385 para CBT mientras que en un hogar con cinco integrantes la CBA tuvo un número de $376.588 y la CBT llegó a $813.431. Con una variación de 11% respecto al mes anterior en la Canasta Básica Alimentaria y un 11,9% en la Total.
Además, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) reveló una variación interanual del 308% respecto a marzo del 2023 para la canasta básica y 304% para la canasta básica total y en lo que va del año 48,8% para CBA y 56% CBT, respectivamente.
Ambas canasta se han de la siguiente manera:
La CBA se ha determinado tomando en cuenta los requerimientos normativos kilo calóricos y proteicos imprescindibles para que un varón adulto de entre 30 y 60 años, de actividad moderada, cubra durante un mes esas necesidades (adulto equivalente). A su vez, se seleccionaron los alimentos y sus cantidades en función de los hábitos de consumo de la población a partir de la información provista por la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo).
Para determinar la CBT se amplía la CBA considerando los bienes y servicios no alimentarios. La estimación se obtiene mediante la aplicación del coeficiente de Engel (CdE), definido como la relación entre los gastos alimentarios y los gastos totales observados en la población de referencia. La composición de cada hogar, en términos de adultos equivalentes, determina un valor de CBA específico para ese hogar.
Ese valor surge de la multiplicación del costo de la CBA del adulto equivalente por la cantidad de adultos equivalentes que conforman el hogar (ver tabla de equivalencias en la nota metodológica). A continuación, se presentan los tres ejemplos de cómo se determina la cantidad de unidades consumidoras (adultos equivalentes) para diferentes hogares.