El acuerdo entre dos bandos que cambia el mapa legislativo y tensiona sobre los cargos
Libertarios y bullrichistas cierran filas para confluir en una misma bancada en la Cámara baja. A quiénes buscan sumar para ser el bloque opositor más grande y discutir cargos dentro y fuera de la Legislatura.
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“Es inminente la confluencia entre los dos espacios”, coinciden en señalar desde los bloques de La Libertad Avanza y PRO-Libertad de la Cámara de Diputados bonaerense. De modo que en los próximos días se haría el anuncio de la unificación en una sola bancada, que además busca sumar a dos unibloques y tienta a legisladores del PRO. La confirmación llegará cuando se arribe al acuerdo total y la nueva alianza legislativa se convierta en la segunda minoría, lo que constituirá una modificación sustancial en el mapa de la Cámara baja, abriendo la discusión para muchas más cosas que la mera reconfiguración del recinto.
Sin espacios con mayoría propia, el bloque oficialista de Unión por la Patria es la primera minoría en Diputados, con 37 legisladores, seguido por el PRO, con 12 (tendrá 13 cuando asuma el remplazante del fallecido Lorenzo Natali), y UCR + Cambio Federal, con 9 (tenía 10 hasta hoy, pero perderá una por la muerte de Natali). Le siguen: Unión, Renovación y FE (9), PRO-Libertad (6), Acuerdo Cívico-UCR + GEN (6), La Libertad Avanza (5), Coalición Cívica (3) y los unibloques de Frente de Izquierda y de los Trabajadores, PTS Frente de Izquierda Unidad, BA Libre y Libre.
La Libertad Avanza anunciará en la próxima sesión (primera quincena de septiembre) el cambio de presidente. Tras la salida de Nahuel Sotelo para ocupar un cargo en Nación esa responsabilidad recaerá en Agustín Romo. Además, asumirá Sebastián María Pascual la banca en lugar de Sotelo y seguramente arribe al recinto Geraldine Calvella, si finalmente se concreta ida de Alejandro Carrancio, también a una dependencia nacional. Pero la noticia principal es que tanto en La Libertad Avanza como en el Pro-Libertad pretenden tener cerrado el acuerdo para presentar el bloque unificado.
Ya está consensuado que el presidente de la nueva bancada lo colocará La Libertad Avanza (sería Romo). Florencia Retamoso, titular del bloque PRO-Libertad, reconoce que es a los libertarios originarios a quienes les corresponde la presidencia, aunque se trate de una confluencia de partidos. Hasta ahora vienen trabajando en una especie de interbloque, pero esa figura no tiene validez en la Legislatura bonaerense, por lo tanto los números que se tienen en cuenta son aquellos que están dentro de un espacio con una misma nominación.
Agustín Romo
La unión de las dos bancadas suma 11 voluntades, y la intención es que se agreguen Guillermo Castello (Libre) y Jazmín Carrizo (BA Libre), quienes ingresaron por boletas libertarias pero luego armaron bloques unipersonales. Castello buscará renovar su escaño el año que viene y exige tener protagonismo. Fuentes del espacio aseguran que las negociaciones con el legislador marplatense están avanzadas, a tal punto que su incorporación ya estaría prácticamente cerrada. Si no se ha concretado todavía es porque Castello tiene algunas dudas sobre la conducción del bloque por parte de Romo.
Por su parte, también se avanzó en las conversaciones con Carolina Píparo, a quien responde Jazmín Carrizo. La relación de la diputada nacional con Milei quedó malherida cuando el Presidente la desplazó, antes de asumir, de la presidencia de la Anses, cargo que la había prometido ni bien se produjo el triunfo del economista en el balotaje. Las negociaciones con Píparo y Carrizo siguen y en el espacio libertario están confiados que llegarán a buen puerto.
Con uno de los dos, el bloque unificado quedaría uno por debajo del PRO en cantidad de legisladores y con los dos tendrá la misma cantidad. Por eso un objetivo es es convencer a un par de diputados amarillos para que den el salto y llegar a 15 escaños. Desde el PRO niegan que se puedan producir fugas en lo inmediato.
De todos modos, si la nueva unión llega a los 13 escaños o los supera se plantarán de otra manera no sólo frente a los proyectos que se traten, sino que reclamarán espacios de poder y otro “trato” interno. El primer asunto que se pondrá en discusión es la controvertida silla en el Consejo de la Magistratura, que le corresponde al bloque opositor con más número.
Como se recordará, cuando los bullrichistas se fueron de la bancada amarilla para formar PRO-Libertad, el bloque orgánico que conduce Agustín Forchieri exigió que el emigrado Fernando Compagnoni deje su lugar en el órgano que promueve a los jueces. El citado legislador renunció al cargo en la sesión de la semana pasada, y el PRO tiene previsto que en el Consejo asuma el 1 de septiembre Martín Endere. Pero resulta que si La Libertad Avanza le arrebata la segunda minoría al macrismo tendrá el derecho de reclamar ese lugar. En los pasillos legislativos se asegura que Compagnoni saborea, todavía caliente, el plato de la venganza.
Con un futuro inmediato en los que se negociarán los cargos para distintos organismos que el oficialismo debe consensuar con la oposición, tanto para Kicillof como para el PRO y la Unión Cívica Radical no es una buena noticia que los libertarios sumen musculatura legislativa. El número los pone de prepo en esa mesa de negociaciones de la que por ahora quedaban prácticamente excluidos.
Y no termina ahí el complejo panorama que se le abre a la dinámica parlamentaria. Cuando se votaron las actuales autoridades, Juntos por el Cambio todavía era la fuerza con la cual el oficialismo podía cerrar el reparto de sillas sin tener que abrir demasiado el juego. Así, Unión por la Patria se quedó con la presidencia y dos vicepresidencias, mientras que el PRO y el radicalismo obtuvieron una vice cada uno, a la vez que se creó una quinta para el bloque de los libertarios díscolos de Unión, Renovación y Fe, que ya por entonces en el peronismo tildaban de “aliados”. Así fue que los mileístas se quedaron sin lugar en el reparto de sillas de la Cámara.
La elección de autoridades se hace cada dos años, por lo cual no debieran cambiar al fin del presente ejercicio. Pero nunca es todo cien por ciento en la política argentina. Unión por la Patria habría acordado rotar la presidencia cada un año, primero el insaurraldista Alejandro Dichiara, y desde el próximo 10 de diciembre hasta el mismo día de 2025 el massista Alexis Guerrera. Y si bien desde el propio bloque oficialista se han encargado de generar dudas acerca del cumplimiento de ese supuesto pacto, lo cierto es que si pone sobre la mesa un cambio en la presidencia de la Cámara “se abre una ventana para discutir todo de nuevo”. Así se lo dijo a La Tecla una de las voces interesadas. En la Libertad Avanza, si consiguen ser la segunda minoría irán con todo por una de las vicepresidencias.
El bloque de PRO-Libertad que conduce Retamoso
El sismo legislativo no se detiene en los movimientos del acuerdo Milei-Bullrich, sino que también hay una mirada puesta en lo que pueda pasar con el radicalismo. Como se sabe, la bancada está dividida en dos, por un lado los abadistas que confluyen en el bloque UCR+Cambio Federal y por el otro los legisladores que responden a Facundo Manes y se enrolan en Acuerdo Cívico-UCR + GEN.
En el marco de la interna del radicalismo bonaerense, que debe renovar autoridades este año, una posible unidad es algo posible. Si bien por ahora la posibilidad de competir electoralmente entre los dos sectores se mantiene, no pocos piensan que no es tiempo de llevar a la gente a una comicio interno, además de constituir un enorme gasto para el partido. Pero si lelgara a darse la unidad lo lógico sería que los bloques volvieran a juntarse, y en ese caso los boina blanca pasarían a ser la segunda minoría, con 15 bancas ocupadas.
Todo lo que viene en la Cámara baja, acerca de la estructura política que tendrá el recinto de cara al año electoral, está bajo una gran incógnita, con todos los bloques involucrados. incluso el oficialismo también vive en un estado de tensión permanente debido a su variopinta composición, con cruces que a veces hacen pensar que la unidad pende de un hilo cada vez más delgado.