30 de agosto de 2024
PERONISMOS
Máximo, Insaurralde, una cena con amigos y pedido de tregua por parte de los alcaldes
Fue durante una reunión informal en ocasión del cumpleaños de un intendente donde un grupo de jefes comunales que le responde, le pidió al líder de La Cámpora que suavice el enfrentamiento con Kicillof. El dato de color de la cena fue que en la mesa también estuvo el exmandamás de Lomas.
En la Ciudad de Buenos Aires, esa metrópoli que hipnotiza y subyuga a la política bonaerense a veces más de la cuenta, se dio el martes de esta semana un encuentro un tanto casual pero cargado de interés político. El intendente de Pilar, Federico Achaval, festejó su cumpleaños en un restaurante que le pertenece a su familia en Avenida del Libertador, una arteria en cuyos alrededores se han producido y se producen hechos políticos trascendentes, que por lo general no suelen ser públicos, pero sí tienen un enorme efecto sobre lo público.
Achaval, que en el horizonte no tan lejano sueña con una carrera por la gobernación bonaerense y que, en ese sentido, teje conversaciones con todos, prefirió en esta oportunidad compartir el momento con sus colegas más cercanos afectivamente. Entre otros, participaron del convite los alcaldes de la Primera sección Gustavo Menéndez (Merlo) y Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas); y los de la Tercera Mariano Cascallares (Almirante Brown), Federico Otermín (Lomas de Zamora), Gastón Granados (Ezeiza) y Andrés Watson (Forencio Varela), Nicolás Mantegazza (San Vicente).
También estuvieron invitados Máximo Kirchner y Eduardo De Pedro. Para muchos fue sorpresa la presencia de Martín Insaurralde, quien sigue activo en la rosca política pero hasta ahora evitaba encuentros que excedieran la intimidad de las reuniones de despacho acotadas de participantes.
No era el ámbito para ahondar en profundidad temas duros de la política, pero, se sabe, los muchachos no pueden con su genio y la rosca no estuvo exenta entre mollejas y costillas y entre copa y copa. Receptivo de la opinión de intendentes con los que se siente a gusto, aunque no sean de La Cámpora, Máximo se interesó por conocer sus opiniones sobre el momento del país y la percepción del gobierno de Javier Milei.
También hubo espacio para otras consideraciones más puntuales y, aunque nadie confirma que se haya hablado del tema, también se habría tocado el tema del PJ bonaerense, pero el titular del partido y líder de La Cámpora evitó dar precisiones acerca de si convocará o no a elecciones en breve. Y si lo hizo, los testigos se encargan de guardar bien el secreto.
De lo que sí se habló, y más de uno le deslizó a Máximo la inquietud, es de la incomodidad en la cual se encuentran los intendentes que tratan de mantenerse equidistantes (y todos los que estaban allí lo son) respecto a la interna entre Axel Kicillof y el propio Máximo, que se traslada a una interna entre el Gobierno provincial y sus espacios aliados con La Cámpora y los sectores que sólo reconocen como jefa a Cristina Fernández.
En ese sentido, los intendentes volvieron a hacer saber que no les conviene a ellos ni a nadie una pelea interna. La situación para los conductores de los distritos se torna cada vez más difícil en un contexto en el cual el gobierno nacional no asiste ni a la Provincia ni a los municipios, y por consiguiente tampoco pueden resquebrajar su relación con el gobierno provincial.
El pedido concreto con el que se fue Máximo es que trate de acercar posiciones con Kicillof, y eso permita bajar la intensidad de la interna. Tácitamente también le solicitan al diputado nacional que encuadre a su tropa, muy intensa en las redes y en las declamaciones públicas cuando algo no les gusta. Sin ir más lejos, las declaraciones de este viernes de Wado De Pedro, sembrando dudas sobre el Frente Renovador y su relación con el gobierno de Milei, fue leída como otra declaración de guerra en un escenario donde los que deben administrar comunas claman paz.
Los próximos días serán clave para ver si el pedido de los intendentes amigos logra hacer bajar las tensiones, que desde hace varios meses tienen una lógica de electrocardiograma en cuanto a su intensidad. Por lo pronto, la mayoría de los líderes comunales del peronismo hace malabares para tratar de mantenerse en una postura equidistante, que no enoje a nadie y que les permita llevar el distrito con la menor dificultad política posible dentro de los enormes obstáculos a la gestión que impone la política nacional. Mientras negocian el traspaso de obras que deberán seguir por la decisión el gobierno nacional de no continuarlas, y buscan que la Provincia haga más esfuerzos por asistirlos, los jefes comunales piden bajar decibeles en la interna.
Cuentan que en la cena Insaurralde tuvo poca intervención en la charla, se limitó a escuchar y se mostró dispuesto a acompañar las decisiones del grupo, que por ahora se mantiene en buena sintonía con su amigo Máximo, pero tampoco quiere mostrarse proclive a inclinar la balanza en favor de La Cámpora en un eventual quiebre definitivo con el Gobernador y su troupe.