11 de septiembre de 2024
COBERTURA
Proponen crear la figura del Defensor del Docente bonaerense
El proyecto de los legisladores radicales Nerina Neumann y Emiliano Balbín contempla la incorporación de un abogado que pueda asistirlos de manera gratuita frente a cualquier reclamo o demanda que deban iniciar.
Un proyecto ingresado a la Legislatura bonaerense propone crear, en el ámbito de la provincia de Buenos Aires, la figura del Defensor del Docente, con la idea de asistirlos de manera gratuita frente a cualquier reclamo o demanda que deban iniciar.
La senadora del bloque UCR-Cambio Federal, Nerina Neumann, autora del proyecto junto con el diputado Emiliano Balbín, explicó que la iniciativa “tiene como eje poder brindar herramientas jurídicas gratuitas a los docentes que muchas veces necesitan emprender una denuncia penal producto de agresiones o violencia que reciben dentro del ámbito educativo”.
Por su parte, Balbín sostuvo que “las consecuencias de estas actitudes pueden dañar seriamente su autoestima, identidad profesional y provocar que se cuestione si vale la pena o no continuar con su labor profesional”.
Los legisladores radicales remarcaron que “muchos docentes optan por pedidos de licencias o renuncian a sus cargos por no saber cómo resolver una situación injusta y violenta”, y concluyeron: “la figura del Defensor del Docente brindará asistencia de manera rápida y gratuita para que los docentes puedan contar con herramientas y una orientación necesaria para poder resolver cualquier situación de conflicto y garantizar el buen clima en el aula”.
En sus fundamentos, los legisladores sostienen que “sabido es que en la actualidad los docentes sufren de violencia como la manifestación en forma de presiones, maltratos, insultos, agresiones verbales como físicas (empujones, golpes y tocamiento) por parte de los alumnos e incluso de sus familiares, también son actos que van desde intimidaciones, amenazas físicas, robos y coacciones.
“Se consideran también como violencia hacia los maestros el uso de apodos e insultos a espaldas del profesor, ridiculizarlos, la desobediencia, actitud indiferente en clases, acusaciones arbitrarias o infundadas (descalificación, difamación, rumores), contestación con tono de voz despectivo, la burla y señalamientos obscenos”, fundamentan.
En tal sentido, añaden que “en muchas ocasiones estas circunstancias de acoso y violencia pueden dañar seriamente la autoestima, identidad profesional y provocar que se cuestione si vale la pena continuar ejerciendo la docencia”.