La reunificación de las dos Centrales de los Trabajadores Argentinos es un hecho, y las bases del acuerdo se sentaron con el trabajo en conjunto de la dirigencia sindical bonaerense. Milei un enemigo en común que aglutina voces críticas.

Mucho se ha hablado en estos días sobre un retorno a los años noventa, no sólo por las políticas aplicadas por el gobierno de Milei, sino por cómo se estaban juntando distintos sectores del entramado político y sindical. Sin dudas la anunciada unidad de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) durante esta última semana, hizo pensar en la resistencia al menemismo y en cómo puede repetirse durante este período.

Que los máximos responsables a nivel nacional de la CTA de los Trabajadores y de la CTA Autónoma, Hugo Yasky y Hugo Godoy, respectivamente, hayan coincidido en distintas entrevistas y este martes se reúnan buscando puntos de encuentro, no es un dato menor en el sindicalismo argentino, sobre todo teniendo en cuenta el alto grado de dispersión en la que se encuentran las organizaciones sociales, políticas y sindicales.

Pero como en la política el camino de las coincidencias no es de rosas, se debió trabajar mucho para que se haga realidad esta comunión entre las partes. Y aquí hay que detenerse, porque parece que no fue fácil limar las asperezas que existen entre los dos espacios en cuestión, y que datan del año 2010, cuando fueron enfrentados en elecciones internas, donde se desconocieron los resultados, se acusaron mutuamente y terminaron con la fractura de una experiencia sindical hasta ese momento novedosa.

Para que este esbozo de unidad sea una realidad hoy, mucho han tenido que ver los secretarios generales de ambas centrales sindicales de la provincia de Buenos Aires: el docente de SUTEBA, Roberto Baradel y el estatal de ATE, Oscar de Isasi.

Ellos han sabido saldar diferencias desde mucho antes, a fuerza de marchas, gastando suelas en las calles contra la gobernadora María Eugenia Vidal, con quien han tenido una disputa feroz en torno a los despidos, la reforma del Estado y los salarios, que tuvo su punto más álgido en mayo del 2016 en una masiva marcha con todos los gremios contra la aprobación de la Reforma Administrativa y Tecnológica.

Esa unidad de los gremios estatales de la provincia de Buenos Aires, durante los cuatro años de Vidal, sin dudas ayudó, según plantean desde las centrales sindicales, a que se fortaleciera una relación que parecía desgastada. “Volvimos a generar confianza entre los compañeros”, dicen por allí.

Con la llegada de Axel Kicillof a la gobernación, el 10 de diciembre de 2019, la confluencia de estos dos dirigentes se profundizó, ya que comparten varios de los lineamientos de la gestión de gobierno y de las políticas públicas implementadas por el ex ministro de economía nacional. De hecho, la CTA de los Trabajadores es parte del gobierno, con ministros y ocupando cargos de segundo rango.

Durante la pandemia del Covid, tanto Baradel como De Isasi, fueron parte del plan de contingencia y facilitaron las cosas con las organizaciones sociales en los barrios, en las escuelas que entregaban alimentos y en los hospitales. En estos encuentros, muchos sostienen que la unidad de las CTA ya se estaba dando en los hechos.

Con la llegada de Milei todo se precipitó, y lo que parecía que se saldaba con debate interno lo saldó la política agresiva anti sindical del primer mandatario argentino.

En la provincia de Buenos Aires, el dato distintivo es que, para la construcción del primer paro nacional del 24 de enero, se formaron espacios multisectoriales en todo el territorio, que alentaban la medida de fuerza. Allí el trabajo de estos dos dirigentes y de sus organizaciones fue clave para la masividad de la movilización al Congreso.

El último 16 de septiembre, las dos centrales bonaerenses dieron un paso firme en torno a la unidad programática cuando realizaron una reunión plenaria con todos los secretarios generales del distrito. Allí, en lo que fue la antesala a las reuniones a nivel nacional, se definió una agenda común de trabajo que levanta la expectativa y entusiasma hacia el interior de las centrales, en la idea dee hace pensar que la resistencia de los 90’ vuelve con fuerza.

Por otra parte, estos dos dirigentes, en esa reunión plenaria en la sede de la CTA de los Trabajadoores, insistieron en la necesidad de ampliar el marco de convocatoria y unidad. Seguramente a esto se debió la presencia del actual ministro de trabajo Bonaerense, Walter Correa y referente de una de las ramas internas de la CGT, la Corriente Federal. En ese camino se encuentra el movimiento obrero, esperando un fin de año caliente, viendo cómo enfrentan a Milei con el menor costo posible y cómo se rearman en torno a lo que viene.

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