Cuando parecía que el Congreso sería un terreno hostil para el gobierno, las negociaciones lo llevaron a aprobar leyes resonantes y sostener los vetos a normativas que afectaban su programa de gobierno.

Milei gana la batalla legislativa tras once meses de asumir a la presidencia

El 2024 fue un año movido en materia legislativa a nivel nacional. Desde los primeros meses que en el Congreso se debaten leyes que marcan agenda y el gobierno tuvo complicaciones en las primeras discusiones, pero con el transcurso del tiempo le agarró la mano a la rosca para conseguir sus objetivos.

Es por esto que la consultora La Sastrería lanzó un estudio sobre el rendimiento parlamentario de La Libertad avanza y cómo fue mutando el apoyo de los legisladores aliados. De acuerdo al estudio, hace menos de un año Javier Milei contaba con 37 diputados/as (el 15% de la cámara) y 7 senadores/as (el 10% de la cámara) en el Congreso Nacional. “Estos números reflejaban, en principio, una gran debilidad del oficialismo para impulsar leyes clave y resistir embates legislativos”, aseguran.

Hasta el momento, tanto la oposición como el oficialismo han logrado algunos objetivos importantes. La oposición consiguió tanto aprobar una Ley de Movilidad Jubilatoria, como otra de Financiamiento Universitario. Además, logró un histórico primer rechazo legislativo completo de un DNU, sobre los fondos reservados SIDE. Esto jamás ocurrió desde 1994, año de creación de ese instrumento presidencial.

Sin embargo, el oficialismo no sólo consiguió la sanción de una mega-legislación como la Ley Bases, sino que también vetó las 2 leyes antes mencionadas. A pesar de contar con pocos diputados propios, en ambos intentos del Congreso por frenar el veto, Milei supo negociar y duplicar su base en Diputados para bloquear ambas insistencias.

De acuerdo al informe, el oficialismo cuenta con un neto de 31 legisladores en la Cámara de Diputados que votan siempre en sentido similar a las ideas de Milei. Otros 85 que votan siempre en contra y los 141 restantes varían su voto de acuerdo a la normativa en cuestión.

En la Cámara Alta la realidad es más complicada, porque cuenta con un total de 36 senadores (la mitad del total), que siempre votaron contra el oficialismo. Solamente 10 apoyaron todas las iniciativas y hay 26 que cambiaron de opinión según la ley.

Para sostener el veto a la Ley de Financiamiento Universitario, los “patriotas” no fueron 87, como hace un mes, sino 85. Pero, a decir verdad, a estos guardianes del tercio también deberían sumarse las 5 abstenciones de diputados que habían votado a favor de la ley en agosto y, sobretodo, las 8 ausencias que contribuyeron a bajar el total permitiéndole al oficialismo llegar al tercio de los presentes con los 85 votos que validaron el veto.

La oposición necesitaba contar con un 66% (⅔) de los votos para rechazar el veto, pero alcanzó el 64%.

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