En las últimas horas retomó envión el diálogo entre oficialismo y oposición. Se negocia un paquete con varios elementos en juego. Los coroneles, la confianza y el poder de fuego de cada sector. Intendentes peronistas, a la cabeza del reclamo por fondos para los municipios. Sesiones en carpeta con pronóstico reservado.

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“Al final vamos a tener que darle la razón a quienes decían que Kicillof no quiere aprobar el Presupuesto para manejarse con el de este año prorrogado”, bramaba el fin de semana uno de los negociadores de la oposición ante el escaso -casi nulo- avance de las negociaciones por el Presupuesto.

Es que hasta hace unas horas el diálogo para avanzar con el paquete que negocian oficialismo y oposición estaba empantanado, y puso en jaque la posibilidad de cerrar el año con la ley de leyes, la Fiscal Impositiva y el Endeudamiento que reclama el Ejecutivo.

Sin embargo, el Gobernador tomó cartas en el asunto y le dio la llave de la negociación a la Secretaria General de la gestión provincial, Agustina Vila, para que se ponga al frente de la rosca. “No es la persona con la que nos hubiese gustado cerrar acuerdos, porque no tiene mucho peso político, pero es la que el Ejecutivo designó y vamos a avanzar en estas horas para destrabar todo”, señalaron desde la UCR.

Según pudo saber La Tecla.info, la funcionaria habría mantenido varios contactos en la tarde de ayer, uno de ellos con Miguel Fernández, presidente del radicalismo provincial. Lo mismo ocurrió con representantes del PRO y los libertarios “blue”, habituales aliados de Unión por la Patria.

Esta mañana reinaba un clima de mayor optimismo, mientras las principales espadas de todos los sectores se preparan para una jornada que será pródiga en reuniones y llamados. Los contactos no fueron demasiado fluidos con el PRO, señalaban desde esa trinchera, reconociendo que hubo algún encuentro con Vila pero que, en definitiva, marcaron la idea del oficialismo de ir por todo.

La UCR y el PRO invocan su poder de fuego para los votos que necesita el oficialismo.

Este concepto fue ratificado por voceros boina blanca, quienes confiaron que la negociación en estos momentos incluye no sólo el Presupuesto y la Ley Fiscal, sobre cuyas críticas y pedidos de modificación no hubo devolución, sino también iniciativas enviadas por Kicillof (Ley Bapro, por ejemplo), el reparto de sillones en el directorio del Banco Provincia y en empresas estatales o las autoridades de Diputados. Algunos, más osados, quieren incluir en el menú temas más complejos como los sillones vacíos de la Suprema Corte o la reforma política.

“Todo muy lindo con los acuerdos, podemos avanzar y llegar a consensos, pero se necesitan los dos tercios para algo que es fundamental para el Gobierno como el Endeudamiento y la emisión de Letras, y para eso nos necesita a nosotros”, reveló un diputado opositor, en referencia al interbloque virtual que conforman la UCR, el PRO y la Coalición Cívica.

De esta manera, el tridente ex Juntos por el Cambio hace valer su peso, sabedores de que no le alcanza al oficialismo con los nueve votos de los libertarios “blue”, que conduce Gustavo Cuervo o las siete manos de los radicales de Facundo Manes y Martín Lousteau, presididos por el platense Claudio Frangul.

Desembarco

Como en el TEG, el archiconocido juego bélico, cada una de las patas que conforma la mesa de las negociaciones tiene su propia estrategia. Por caso, un grupo de alcaldes peronistas desembarcó ayer a última hora en la Legislatura, donde el Senado cumplió una sesión formal sin tratar proyecto alguno.

Fueron dos los temas que generan desvelo en los jefes comunales: solicitar que se incluya un fondo para los municipios (el pedido sería de unos 500.000 millones de pesos e incluiría un Fondo de Seguridad y la condonación de préstamos del Bapro en tiempos de la pandemia, contra los $125.674 millones, ajustados por inflación, de este año) y la re re reelección, vía derogación de la ley sancionada en tiempos de María Eugenia Vidal o a través de su inclusión en el Presupuesto, una salida con escaso respaldo de sus pares opositores.

Los intendentes de UxP, punta de lanza del reclamos por fondos para los municipios.

Jugando su propio juego, como en el Antón Pirulero, la trinchera de los legisladores se encuentra atravesada no solo por los tironeos entre oficialistas y opositores, si no también por las internas en el peronismo (conviven kicillofistas, massistas y camporistas, además de los alfiles de los intendentes) y los vaivenes de los cambios en la UCR (hay dos bloques en la Cámara baja) y el PRO, que tiene ahora al ritondista Matías Ranzini y al angelicista Christian Gribaudo al frente de las bancadas en Diputados y Senadores, reemplazando a Agustín Forchieri (Santilli) y Alejandro Rabinovich (Montenegro), respectivamente.

Por estas horas se define si Diputados sesionará este jueves y con qué partitura. La intención del oficialismo es incluir los ítems señalados, aunque se guarda la fecha del 26 de diciembre como reaseguro, en caso de que los acuerdos no terminen de cerrarse. “Veremos, si no llegamos pasará todo para enero, febrero o cuando volvamos a sesionar”, especulan desde el sector opositor.

En la Cámara baja quedó estipulado que en el encuentro del 19 se produciría la renovación de autoridades, que marcará la salida de la presidencia de Alejandro Dichiara, referenciado en el sector de los intendentes y designado tras un acuerdo entre Martín Insaurralde y Máximo Kirchner, y su reemplazo por el massista Alexis Guerrera, hasta ahora vice del cuerpo.

A pesar de las dudas iniciales, las diferentes tribus ratifican que lo acordado se cumplirá. “El pacto se hizo por dos años, así que únicamente habrá cambio de Presidente y Vice, el resto queda todo igual”, señalaron a este medio desde el pelotón oficialista, descartando pedidos de modificaciones. Uno de ellos provino del bloque libertario mileista, conducido por Agustín Romo, convertido en segunda minoría (13 legisladores, igual número que el PRO) tras la incorporación de los bullrichistas y de los titulares de dos unibloques: Guillermo Castello y Jazmín Carrizo, alfil de Carolina Píparo.

El Senado fue ayer un botón de muestra de que las crisis deben zanjarse con conducción y confianza, luego de que un diálogo político evitó que fracase la sesión. Distintos actores coinciden en señalar que la vicegobernadora Verónica Magario, titular del cuerpo, tomó las riendas y sentó en una mesa a los titulares de los bloques llegar a un acuerdo que tranquilice las aguas.

El resultado habría sido un regreso al compromiso original de no avanzar en temas que no tengan unanimidad, en un periodo tradicionalmente caliente como el de fin de año, comprometiéndose a anular la convocatoria a reunión de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Acuerdos. Allí se iba a avanzar en pliegos de jueces que no tenían el OK de la oposición, un rato antes de la sesión convocada para este jueves 19, tras el cuarto intermedio acordado ayer.

De acuerdo con lo que trascendió, los nombres pedidos por la oposición quedaron pendientes para marzo, a falta de tiempo para que lleguen al recinto de la Cámara alta.

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