Las ventajas o desventajas de adelantar las elecciones en la PBA dependen de quién lo mire, ya que no hay perspectivas favorables o en contra universales y objetivas. Por lo tanto, vamos a enfocarlo desde la conveniencia de cada actor.
Desdoblar es una clara ventaja para todo aquel que maneje territorio, sea del partido que sea, porque eso le permitirá no depender de un contexto nacional, y así podrá imponer la agenda local en el debate electoral. En esa condición están los intendentes y algunos referentes seccionales. De esa manera, no quedarán dudas quién tiene cuánto, sin que interfieran lecturas políticas nacionales.
En la particular situación del peronismo provincial, le daría ventaja a las bases que alientan una diferenciación de Kicillof respecto a Cristina. A ella, claramente no le conviene porque necesita que los territoriales locales hagan su trabajo de recolección de votos que redunde en beneficio de toda la cadena política, aunque siempre exista el fenómeno del corte de boleta. Si, además, ella ganase la elección, dirá que todos los votos son de ella, lo cual siempre es relativo. El tema es que, si se adelanta, los locales no invertirán su dinero en una disputa ajena, mucho menos si ya lo gastaron en su propio interés.
Adelantar, entonces sería favorable a los aliados del gobernador, pero eso tiene dos problemas claves. Uno es el costo, en una situación de complejidad financiera provincial, mucho más para un gobierno nacional que no lo ayudará en la partida. El segundo punto es la cuestión operativa, dado que el juez a cargo de la materia ya dio señales de que la PBA no tiene empleados, ni logística para hacerla de forma separada. De modo que toda teoría puede terminarse a la hora de implementarlo.
Si se considera que el peronismo, y en parte el radicalismo, llevan ventaja por su presencia territorial, a quienes no le conviene la separación a los “sin tierra”, ya que se verán impedidos de aprovechar el envión de un contexto nacional. En esta situación están particularmente los locales de LLA, ya que dependen de que se nacionalice el debate. Ahí coincidirían en conveniencia con CFK. Pero, al mismo tiempo, desde la Casa Rosada no ven con malos ojos el desdoblamiento porque eso le impediría a Cristina contar con el trabajo de sus territoriales.
Luego, cómo le afectaría esto al radicalismo y al PRO, dependerá de si se arma o no alianza. Hoy, el partido de Macri, si va solo y si no tiene un candidato competitivo propio, le va a costar mucho lucirse, sobre todo si desde el gobierno nacional le siguen comiendo fichas como Valenzuela. Es decir, estaría en el peor de los mundos: sin fuerza arriba, ni abajo.
El radicalismo, que tuvo una reñida interna partidaria, está en otra situación porque 1) tiene más fuerza abajo, 2) están acostumbrados a desarmarse una elección, para rearmarse a la siguiente, y sobrevivir bajo la consigna de la “libertad de acción”, y 3) su supervivencia no depende de cómo les vaya en esta elección legislativa. El PRO, en cambio, podría verse reducido a una mínima expresión.
Por lo tanto, los intereses están cruzados entre los distintos niveles de las fuerzas. Hasta acá solo habría certidumbre de dos grandes ofertas: el peronismo y el oficialismo nacional. El resto estará en veremos durante largo rato, que dependerá de si se suspenden o eliminan las PASO nacionales, con todo lo que eso implica para el cronograma electoral.
* Carlos Fara: Consultor Político. Presidente de Fara Veggetti.