La crisis política que atraviesa el
peronismo provoca tensiones internas entre las diferentes tribus, que discuten los pasos a seguir en busca de una resolución a un conflicto que no encuentra salida. El kirchnerismo no quedó exento del proceso de fragmentación y la derrota del 2023 profundizó diferencias que muchas de ellas terminaron en rupturas. El desgaste de la figura de
Cristina Fernández y el clamor por una renovación con
Axel Kicillof como bandera, son elementos que pesan en un debate que también hace mella en
La Cámpora.
El dilema sobre cuándo votar, cómo hacerlo y a quiénes tirar a la cancha en las boletas provoca un sinfín de especulaciones por lo que todos opinan y sugieren soluciones de las más variadas con la intención de que
Unión por la Patria se sostenga. Uno de los puntos máximos de polémica tiene que ver con
el proceso de independencia política que encarna el Gobernador y que lo distancia de su mentora. Los cristinistas más acérrimos no le perdonan al mandatario el camino emprendido y todos los días le recuerdan de dónde proviene. Por el contrario, los enemistados con el camporismo parece que encontraron una luz al final del túnel.
Fuentes del peronismo que conocen el paño camporista y que hoy están enfrentados
dejaron trascender que una de las dificultades de llegar a consensos se debe a la falta de un criterio unificado en el camporismo. La versión -para nada nueva- comenzó a correr con más fuerza en momentos en los que urge que Kicillof defina si desdoblará o no las elecciones. Mientras tanto, se esperan novedades sobre la suspensión de las PASO a nivel nacional.
La especie detalla que
hay quienes son más pragmáticos y buscan bajar los niveles de tensión para llegar a un acuerdo y cortar con la guerra entre las tres principales patas (cristinismo, massismo y kicillofismo).
Otros -según cuentan- preferirían ir a fondo con la discusión para hacer valer el peso que consideran que tienen y que la disputa interna lleve a que el axelismo pierda terreno en la toma de decisiones. La primera postura sería impulsada por Cristina y la segunda por Máximo.
El contrapunto marcado se trasladaría linealmente hacia La Cámpora y encontraría voces dispares entre sus principales dirigentes. Tras varias consultas realizadas por
La Tecla al respecto,
desde el kirchnerismo fueron tajantes y no se hicieron eco lo que es un secreto a voces en el peronismo. Entonces, sentenciaron:
“La interna esa que se plantea no existe”.
“Lo que se le pide a Axel es que debe entrar en razón”, manifestaron sobre la discusión general en el peronismo. Asimismo, cuestionaron la postura del Gobernador y consideraron que
“con sus decisiones, la de querer desdoblar, lo único que está haciendo es regalar la provincia de Buenos Aires a Milei”.
En tanto, otros comentan que
“desde que se fue el Cuervo (Andrés Larroque) ya casi no existen grandes diferencias” en la organización. Sin embargo, traza un panorama particular del estado de situación en la dirigencia actual y en las bases. Los primeros poseen divergencias por lo que
se reconoce la existencia de “diferencia de criterios” sobre cómo resolver el entuerto que envuelve a Unión por la Patria. En cuanto a los segundos, no les sorprende que pidan hacer a un lado las discrepancias con Kicillof y encontrar los caminos rápidos de la unidad ante un escenario coyuntural más que complejo producto de la presidencia de Milei. Nada fuera de lo común en las dinámicas y lógicas de las organizaciones políticas.
Del mismo modo,
en este contexto existen afinidades y perfiles que resaltan en La Cámpora. Por un lado, Máximo Kirchner empalma -entre otros- con Facundo Tignanelli, Emmanuel González Santalla, Martín Rodríguez, César Valicenti, Mayra Mendoza, Damián Selci, Maximiliano Wesner, Nelson Sombra, Florencia Saintout, Daniela Vilar. Por otro, están Eduardo “Wado” de Pedro, Mariano Recalde, Juan Ustarroz, Leonardo Boto y José Lepere, entre algunos más.
Tales afinidades también se basan -según cuentan en el kirchnerismo- en función de las perspectivas políticas y sobre el modo de accionar ante la coyuntura. Es sabida la
mirada crítica que existe en el camporismo sobre la orientación que adoptó Kicillof y que Máximo es uno de los principales dirigentes que lleva la voz cantante al respecto. Por su parte,
en el “wadismo” -tal como denominan en el mundo K- la mirada es más “acuerdista”, de consenso con amplios sectores y se ha encargado de evitar los cuestionamientos a la gestión del Gobernador bonaerense.
De todos modos, en las últimas semanas el ala dura del kirchnerismo ensayó un escueto apoyo a Kicillof ante los cuestionamientos internos sobre la falta de apoyo a la gestión. Así, replicó un mensaje a través de las redes sociales del
PJ bonaerense que hizo el mandatario y que apuntaba contra
Javier Milei en medio de los hechos de inseguridad que se dieron en territorio provincial. Por su parte, Wado fue más elocuente y desmintió categóricamente que existieran diferencias con la Provincia a raíz de un proyecto presentado en el Congreso para la restitución del
Fondo de Seguridad.
Las grietas en La Cámpora se filtraron en un debate trascendental para el peronismo que tiene como máximos protagonistas a Cristina y Kicillof. Mientras hay dirigentes que advierten sobre una “interna”, hay otros que buscan evitar que se amplifiquen las discusiones que poseen hacia el interior.
Es que las críticas que pesan sobre conducción de La Cámpora ya son compartidas de manera amplia por varios sectores de Unión por la Patria.
Dirigentes experimentados todavía cuestionan que Máximo Kirchner no se “meta en el barro” de la contienda política y muestran su desacuerdo con su forma de conducción en el Partido Justicialista bonaerense.
También comenzó a circular la versión de que el líder camporista
no tendría acuerdo con la propuesta de un armado de listas equitativo entre las tres principales patas: Cristina, Massa y Kicillof. La propuesta de un tercio para cada accionista de la coalición no convencería al kirchnerismo de paladar negro y la postura genera mayores broncas por lo que la resolución de la discusión se dilata y no encuentra una salida.
“Cristina tendrá que decidir si es pragmática o actúa como madre”, expresó un experimentado dirigente del peronismo ante la disyuntiva que se encuentra en torno a las discusiones que existen entre Máximo y Axel. No obstante, dejó entrever que la expresidenta ya eligió y que no precisamente se inclinará por el gobernador Axel Kicillof.
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LAS COSAS CLARAS
La organización y su lealtad a la conducción de Cristina Kirchner La Cámpora es el espacio político emblema por excelencia del kirchnerismo y ha logrado mantener una estructura compacta a lo largo del tiempo.
Su metodología de construcción le valió una base sólida con dirigentes encumbrados, pero en el camino ha sufrido algunas rupturas.
Tras la derrota electoral del peronismo en el 2023 a manos de Javier Milei,
el espacio liderado por Máximo Kirchner quedó en el ojo de la tormenta y no son pocos los sectores que apuntan contra el presidente del Partido Justicialista (PJ) bonaerense. No obstante, su hoja de ruta permanece inmutable y reafirman posturas al tiempo que crecen las diferencias con Axel Kicillof y su armado.
Al calor de las discusiones internas con el Gobernador de la provincia de Buenos Aires el camporismo reafirmó su orientación política detrás de la figura de Cristina Fernández de Kirchner.
“Nuestra conducción es Cristina”, repiten hasta el cansancio y como indicación ordenadora hacia abajo.
De hecho,
es habitual que le recuerden a Kicillof que comanda la provincia de Buenos Aires gracias al aporte político de la expresidenta. En esa sintonía, en los últimos días profundizaron su rechazo al proyecto de Ley de Ficha que se aprobó en la Cámara de Diputados de la Nación. Incluso, priorizaron ese debate públicamente antes que el de desdoblamiento y la suspensión de las PASO.
En ese aspecto, lanzaron una campaña en todo el país, con especial énfasis en la provincia de Buenos Aires, llamada: “
Milei cagón. No a la proscripción”. Con pintadas en paredes de distintos municipios, dejaron en claro que la iniciativa tratada en el Congreso apunta contra Cristina Fernández de Kirchner. “No quieren Ficha Limpia, quieren limpiar a Cristina”, dijo la diputada nacional Constanza Alonso.
SOLDADOS DEL PINGÜINO
La tropa camporista que juega en el territorio bonaerenseLa organización que lidera Máximo Kirchner y que tiene como secretaria general a Lucía Cámpora c
reció en su poder territorial tras la elección del 2023. Además de la representación legislativa que provoca rencores en varios sectores del peronismo, poseen más de una decena de intendencias en la provincia de Buenos Aires.
Dentro de los municipios que comandan se encuentran un total de 11 en el Conurbano y en el interior. Supieron tener 12, pero Rodrigo Aristimuño (Coronel Rosales) comunal resolvió alejarse del espacio.
De todos modos, la
tropa intendentista se compone por Juan Mancini (Suipacha), Juan Ustarroz (Mercedes), Damián Selci (Hurlingham), Waldemar Giordano (Colón), Iván Villagrán (Carmen de Areco), Fernando Raitelli (Brandsen), Julián Álvarez (Lanús), Mayra Mendoza (Quilmes), Maximiliano Wesner (Olavarría), Nelson Sombra (Azul) y Federico Susbielles (Bahía Blanca).
En el ámbito legislativo tras algunas pérdidas, quedaron con ocho diputados y cinco senadores. Además, tienen línea directa con otros legisladores “no orgánicos” al espacio. En la Cámara de Diputados, Facundo Tignanelli es el presidente del bloque de Unión por la Patria. En el Senado, no poseen la presidencia, pero está en manos de Teresa García, una cristinista de pura cepa. Allí Emmanuel González Santalla es la figura fuerte del camporismo.
Además, cuentan con decenas de concejales desparramados en los 135 distritos y algunos con proyección de poder acceder a la intendencia
. Uno de los principales objetivos que tiene es La Matanza, donde mantiene una disputa a fondo con el intendente, Fernando Espinoza.
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LES HICIERON LA CRUZ
Los cuatro más odiados y el rechazo a los “albertistas” recicladosLa profundización de las discusiones en el kirchnerismo se dieron en varios planos, tanto hacia el interior de cada organización como entre las agrupaciones que en su momento conformaban Unidad Ciudadana.
Tras la extinción de la Mesa de Ensenada, se reacomodaron los espacios entre los encuadrados con Cristina Fernández y los que responden a Axel Kicillof.
Tanto La Cámpora como Nuevo Encuentro sostienen que la conducción es CFK y cuestionan seriamente a quiénes se alejaron de su órbita para acercarse al Gobernador. Tal es la bronca es que hasta algunos
tildan de “vengadores” a varios dirigentes políticos kicillofistas.
En la lista de los más odiados hay dos ministros:
Carlos Bianco (Gobierno), que es del riñón de Kicillof pero sostienen que todavía le dura el enojo por haber sido desplazado por Martín Insaurralde en 2021, y
Andrés Larroque (Desarrollo de la Comunidad), que se fue de La Cámpora con críticas hacia las formas de conducción de Máximo Kirchner.
“Se fue porque Cristina no hizo lo que él quería”, sostienen voces del Instituto Patria.
Por el lado de los intendentes, hay dos que forman parte del selecto grupo. Uno es
Jorge Ferraresi, el cacique de Avellaneda pegó el portazo del Patria y le declaró la guerra a MK. Cristina fue a su distrito a realizar actividades sin la presencia del jefe comunal, una muestra del alejamiento. El otro es
Mario Secco, el mandamás de Ensenada, que con el Frente Grande supo defender a capa y espada las decisiones de la expresidenta. Ahora ya no está en la misma sintonía y lo hace saber.
Luego
en el camporismo posan el ojo en los “albertistas” que ahora se muestran cerca del Gobernador. Hacen especial énfasis en Victoria Tolosa Paz, una acérrima adversaria con la que en La Plata la guerra es total.
SIN DEFINICIONES
Cuándo, cómo y con quiénes: los dilemas que enfrentan al peronismoEl cambio de reglas para las elecciones que impulsó el presidente, Javier Milei, impactó de lleno la política bonaerense al punto que profundizó diferencias internas en todos los espacios en torno a qué plan optar para la táctica electoral.
En el peronismo todavía no hay un consenso sobre qué camino adoptar y las definiciones que se hacen esperar impacientan a muchos.
La Cámpora sostiene a rajatabla lo expresado por Cristina Fernández en la cumbre realizada en Moreno. Apuestan por la
elección concurrente con la intención de nacionalizar la discusión y evitar que se hable de las falencias de la gestión de Axel Kicillof, sobre todo las seguridad y salud. En el kicillofismo, a la espera de una decisión del Gobernador, presionan para desdoblar y algunos quieren que los comicios provinciales se llevan a cabo en septiembre.
Una propuesta que intenta ir por el medio es la del massismo. Creen que lo mejor sería primero tener la elección nacional y en noviembre para los cargos provinciales. De todos modos, hasta el momento no hay respuesta a la iniciativa.
En cuanto a las PASO, la mayoría plantea suspenderlas, pero nadie asegura lo que pueda pasar en territorio bonaerense. En caso que se quiten, el otro problema para el peronismo es cómo dirimir las candidaturas y quiénes poner en la boleta.
Algunas voces del Patria dicen que podría ser en una elección interna a la vieja usanza, pero hay quienes en el kicillofismo que adelantan que “eso es una locura casi impracticable”. Dicen que habría que unificar padrones del PJ, Frente Renovador, Frente Grande y demás partidos que integren la alianza, en caso -claro está- que decidan ir en unidad.
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RENCORES SOBRE LA MESA
La peligrosa alternativa del veto como forma de cerrar acuerdosEs habitual escuchar en diferentes charlas con protagonistas del universo kirchnerista que las críticas sean dirigidas hacia el entorno de Axel Kicillof y no directamente a la figura del Gobernador. Quizás a modo de no entrar en un terreno mucho más escabroso,
la exigencia era básicamente que “los ordene” para evitar mayores tensiones.
Sin embargo,
quienes rodean al mandatario provincial gozan de autonomía propia para salir a plantear criticas al camporismo y a la conducción de Cristina Fernández. Algunas más subidas de tono que otras llevaron a un lugar casi sin punto de retorno.
Las broncas acumuladas sobrepasaron los límites y se encuentran planteos que responsabilizan a Kicillof y los niveles de desconfianza crecieron sin atenuantes. En medio de las discusiones por la estrategia electoral y la pelea por el armado de las listas,
en las filas del kirchnerismo de paladar negro hay una postura en la que se hace sentir una demanda ya conocida en el mundo de la política y es la del veto de dirigentes. Una peligrosa modalidad que puede llevar a eternos idas y vueltas entre sectores.
“Hay una postura intermedia que es la de arreglar con Axel y pedir cabezas de traidores”, manifestaron a La Tecla. Además de Andrés Larroque y Carlos Bianco, en la lista están Jorge Ferraresi, Victoria Tolosa Paz y Gabriel Katopodis.
“Si entramos en esa no salimos más”, dijo un voz del peronismo ya acostumbrada a la rosca interminable de armados listas. También admitió que no lo sorprende y lanzó: “Que se queden tranquilos porque de esos nombres hay algunos que no serán candidatos ahora”.