Con el Congreso de la Nación y la Plaza del Congreso dentro de un vallado de varias cuadras a la redonda, advertencias de represión en los trenes y estaciones y toda la zona fuertemente custodiada por policías y militares, se viven los momentos previos a una nueva marcha por los jubilados, a una semana de la movilización que acabó en una represión sin precedentes y con el fotógrafo Pablo Grillo gravemente herido.



Toda la zona del Congreso fue vallada desde temprano y ya por la mañana el sistema de avisos de los ferrocarriles hacia la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) mostraba un mensaje en pantalla que se repetía como anuncio sonoro: “Protesta no es violencia. La Policía va a reprimir todo atentado contra la República”. 



En la terminal ferroviaria de Constitución, efectivos policiales revisaban las pertenencias de los pasajeros que arribaban a la estación, mientras grupos de policías apostados en las inmediaciones vigilaban el movimiento de la gente.

En estos momentos llegan a la zona del Congreso jubilados y también columnas de agrupaciones políticas que se suman a la movilización en apoyo de su reclamo. 



La Casa Rosada también fue vallada para impedir desbordes de los manifestantes. 



Mientras tanto, el Ministerio de Seguridad Nacional, a cargo de Patricia Bullrich, fijó una recompensa de 10 millones de pesos para quienes aporten “información que ayude a identificar a los responsables de los disturbios violentos” de la semana pasada. 

En la Ciudad aparecieron carteles deseándole “fuerza” a Pablo Grillo, el joven fotógrafo que resultó gravemente herido en aquella marcha, alcanzado por una granada de gas lacrimógeno que le abrió la cabeza, y que permanece hospitalizado. Los carteles piden “justicia” por él y piden terminar con la “represión”.