La inundación de 2013 en La Plata y la de hace pocos días en Bahía Blanca obligan a pensar en cómo evitar o prever estos eventos. ¿Qué se hizo en estos años y qué queda por hacer?
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Por Sebastián Lalaurette
Ocurrió en 2013, cuando se produjo la terrible inundación de La Plata, y volvió a ocurrir ahora que le tocó en suerte a Bahía Blanca: estos eventos vuelven a poner sobre el tapete la cuestión de las responsabilidades por este tipo de catástrofes, y resurgen las preguntas sobre qué se hizo y qué más se podría haber hecho para evitar las consecuencias, sobre todo la pérdida de vidas humanas.
Si bien los especialistas advierten que en los temporales de la magnitud que tuvo el de Bahía Blanca no hay obra que pueda evitar la inundación, los trabajos para mejorar la capacidad de drenaje y contener los desbordes pueden disminuir la duración y el nivel de los anegamientos.
La provincia de Buenos Aires cuenta con un Plan de Prevención del Riesgo Hídrico en Ciudades, que consiste en 130 obras y proyectos orientados a la defensa de las costas y a los drenajes urbanos, y de las cuales hay 48 en ejecución y otras 14 ya finalizadas. La inversión total estimada de todo el plan supera el billón y medio de pesos.
Son obras que no se realizan en un solo gobierno, sino que se van concretando a lo largo de los años y son ejecutadas por diferentes administraciones. El actual titular de la Subsecretaría de Recursos Hídricos bonaerense, Néstor Álvarez, le dijo a La Tecla que hubo un parate durante la gestión de María Eugenia Vidal y que la administración de Axel Kicillof retomó algunas de las obras que estaban paradas.
Entre las principales obras que se realizaron en la Provincia están los desagües pluviales en la cuenca del Parque Industrial Paso del Rey, en Moreno; el mantenimiento del sistema de bombeo de los arroyos Unamuno y El Rey, en Lomas de Zamora; y la construcción de rompeolas y defensas costeras en Mar Chiquita y Mar del Plata. Y entre las obras en ejecución se destacan la construcción de desagües pluviales en La Matanza, la ampliación del cauce del río Luján (que afecta a varios municipios) y el sistema de desagües del arroyo El Regimiento, en La Plata.
Además, la Provincia prevé entubar el canal San Juan, que atraviesa Florencio Varela y Berazategui; refuncionalizar el Sistema Presa Roggero y las compuertas del Camino del Buen Ayre, y realizar trabajos en la cuenca del Zanjón Madero, en San Martín.
Además de los 50.475 millones de pesos ya invertidos en obras finalizadas, se prevé invertir más de 500.000 millones en las que ya están en ejecución, y hay proyectos ya aprobados y por licitar por más de 400.000 millones.
De todas maneras, este tipo de obras no pueden impedir que se inunde una ciudad en eventos extremos como el que se desató sobre Bahía Blanca, donde cayó en poco tiempo una cantidad de agua que la ciudad recibe usualmente a lo largo de varios meses. Pablo Romanazzi, titular del área de Hidrología de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), viene insistiendo en la importancia de implementar un sistema que permita dar aviso sobre la inminencia de tormentas inusuales con tiempo para minimizar los daños.
“Las obras hidráulicas son parte de la solución. Con las obras podés hacer que el agua se vaya lo más rápido posible. O que suba un poco menos. Medio metro menos de agua puede hacer la diferencia para que puedan entrar las ambulancias y la ayuda. Pero lo importante es poder prevenir. La gente tiene que saber qué hacer”, dijo Romanazzi a La Tecla. Por eso, el investigador y su equipo diseñaron 522 protocolos barriales para que la gente sepa cómo actuar en caso de eventos climáticos extremos.
DESAFÍO El papel del cambio climático: “Hay que diseñar de otra manera”
“Esto no es un castigo bíblico ni una película de terror, sino que es producto del cambio climático”, dijo el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, cuando anunció las medidas de ayuda para Bahía Blanca. ¿Es así?
“Desde el punto de vista científico, no se puede afirmar todavía que haya evidencia para correlacionar una cosa con la otra. El cambio climático se puede ver a largo plazo, a dos o tres décadas”, dice Pablo Romanazzi. “Pero sí es cierto que estos eventos han aumentado en frecuencia e intensidad. Las entidades que llevan el registro de los desastres muestran que en los últimos veinte años estas cosas han venido pasando todo el tiempo”.
En cambio, Néstor Álvarez suscribe la idea de que “debemos reconocer que el cambio climático nos exige empezar a diseñar de otra manera” las ciudades y su infraestructura. El funcionario señaló que esto implica un desafío en términos de costos y, además, es difícil hacerlo en ciudades que ya están construidas y habitadas por una gran cantidad de personas.
LENTA IMPLEMENTACIÓN La importancia de las alertas tempranas para salvar vidas
La provincia de Buenos Aires cuenta desde 2013 con una ley que establece la creación de una red hidrométrica integrada por diferentes tipos de sensores para determinar los caudales de ríos y arroyos, la intensidad de las lluvias, la humedad ambiental, la dirección e intensidad de los vientos, la cantidad de radiación solar y otras variables que influyen en el comportamiento de las masas de agua y por lo tanto, en la posibilidad de inundaciones.
El autor del proyecto es el exdiputado Marcelo Díaz, que por entonces integraba el Frente Amplio Progresista (FAP) y hoy retornó a sus raíces radicales. En diálogo con La Tecla, Díaz deploró la falta de concreción de algunas de las disposiciones de esa ley, que cuando tuvo lugar la histórica inundación de La Plata, en abril de 2013, tenía media sanción en Diputados pero, tras largos meses, no se había tratado en el Senado. “Con esta red se ganan las horas necesarias para salvar vidas”, explica.
Desde la Provincia hicieron notar, ante la consulta de La Tecla, que la Autoridad del Agua ya cuenta con el banco de datos hidrológicos, pero la red hidrométrica sólo existe en parte y abarca el centro este del territorio bonaerense. Esta red es mantenida por el Instituto de Hidrología de Llanuras; otros desarrollos están en ejecución o en diferentes etapas del trámite administrativo.
La Universidad de Mar del Plata está desarrollando, además, un sistema para la prevención de riesgos hidroclimáticos en el sudeste de la provincia, es decir, en la zona que comprende a Bahía Blanca.
EN EL 2012 El informe del CONICET que debió encender las alarmas
“Nunca hubo antecedentes de una situación similar en Bahía Blanca. Recién ahora se conocieron informes de 2012 del CONICET que advertían que la ciudad es inundable”. Las palabras del concejal bahiense Martín Barrionuevo, entrevistado luego de la catástrofe sufrida por esa ciudad del sur bonaerense, se refieren a un estudio elaborado por la, hoy, doctora en Geografía Paula Zapperi, que efectivamente se publicó en 2012 (es decir, hace trece años) y que advertía que Bahía Blanca estaba instalada en un punto donde era previsible que se produjera allí una inundación importante.
La investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) analizó las características del terreno donde está emplazada la urbe, en el cruce del arroyo Napostá y el canal Maldonado, y concluyó que la zona presentaba riesgos de sufrir un evento de este tipo. Sin embargo, como lo señalaba el concejal, ese estudio se conoce recién ahora.
En su trabajo, Zapperi (que también es docente en la Universidad Nacional del Sur) advirtió que el emplazamiento del casco urbano bahiense era problemático por los riesgos de anegamiento y, aunque señalaba el beneficio de algunas obras hidráulicas que se habían realizado para reducir ese peligro, proponía otras modificaciones “para que desde la planificación urbana se logre una gestión del drenaje que minimice el impacto hidrológico del crecimiento de la ciudad”.
RECUERDO NEGRO La tragedia que enlutó a La Plata: ¿puede suceder otra vez?
En la tarde y noche del 2 de abril de 2013, la furia de la naturaleza se abatió sobre la capital de la provincia de Buenos Aires. Una intensa lluvia empezó a caer y siguió cayendo y cayendo y no paró hasta tres horas después. Cayó tanta agua que todos los sistemas de drenaje colapsaron y La Plata se inundó. La jornada fue trágica: la Justicia determinó que habían muerto 89 personas, y es posible que haya habido más víctimas que nunca entraron en la cuenta.
Por entonces arreciaron las críticas al gobernador Daniel Scioli y al intendente Pablo Bruera. Un informe de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) puso la lupa sobre la falta de alertas y criticó las “tardías, caóticas e insuficientes” acciones tomadas para atender la emergencia.
El informe repartió cuestionamientos hacia el municipio y la Provincia. A Bruera le endilgó no haber dado continuidad al plan maestro de obras que había estado en ejecución hasta que él asumió. A Scioli, la falta de una planificación para advertir sobre los riesgos y para garantizar el desagüe.
En los años que siguieron, tanto la Provincia como el municipio (que gobernó durante ocho años Julio Garro) concretaron obras hidráulicas destinadas a que la próxima vez el desagote sea más rápido y el agua no se eleve tanto. “Pero eso no significa que la ciudad no vaya a volver a inundarse”, afirma Romanazzi. Por eso, el especialista dijo a La Tecla que lo principal es contar con un sistema de alerta que permita poner a la gente sobre aviso con el tiempo suficiente.